EXILIO

Los niños de la Guerra

¿ CASUALIDAD?

ANTONIO VILLENA:

Casualidad o no, absurda o no la existencia…..Hoy día
29/04/15, he conocido una noticia, sobre alguien al que había buscado infructuosamente varias veces a través de internet, hoy mi señora se cruza casualmente con una chica a la que reconoce, es la hija de este conocido y compañera de mis chicos en el viaje al cole, durante un par de cursos en el Cabo Huertas (Alicante).

 Mi interés por saber de él, era debido a un mal momento que nos tocó vivir a nivel laboral, en  obras de inundaciones y con el que había perdido  contacto hacia más de 20 años, (Me pareció un buen hombre, al que utilizaron de manera humillante).

 
Fue una situación delicada y lo que parecía un ligero problema entre empresas, se convirtió en la tormenta perfecta, viéndose involucrados estamentos públicos y privados, con denuncias hasta en tribunales inter-
internacionales.
Con el padre de esta chica, tuve una relación laboral y personal bastante sincera y respetuosa.
 En mi opinión, unas amistades peligrosas lo utilizaron de pantalla para acciones de apropiación de recursos públicos.

 Su perfil de ingeniero técnico, buen 
comunicador,discreto y responsable les resultó idóneo para 
el puesto.

Como decía, le  recuerdo como alguien con valores éticos y morales, bastante por encima de los personajes que le rodeaban.

 Todo ocurrió en poco tiempo, y en mi opinión, cuando quiso reaccionar, ya estaba atrapado en el conflicto.

Lo paso mal como contratista disfrazado o testaferro.

Volviendo al encuentro de mi señora con su hija y 
despues que esta nos recordase, han tenido una  conversación sobre cómo les ha ido estos últimos treinta años, a la pregunta de mi señora de cómo estaban sus padres, le responde, que hacía cinco años que su padre había fallecido cuando aún no había cumplido sesenta.

  Cuando me lo cuenta mi señora, quedé descolocado y bastante afectado, siempre pense que algun dia volveria a verlo, para alejados del triste episodio, poner luz sobre aquel doloroso culebrón.   
Por cierto, mi señora despues de  darle el pésame, no se atrevió a preguntarle por el tipo de dolencia que le había llevado a la tumba. ¡a saber!  

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