PASADO

PASADO
LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 2 de febrero de 2023

DEL LIBRO DE LA VIDA


Emprendimos nuestra marcha por el dilatado campo de las épocas, y vinimos desde las antiguas a las modernas edades.

Salimos del Paraíso y nos encontramos a los dos minutos en la mansión que nos ofrece el siglo xix. Nuestro viaje ha sido tan ligero como la electricidad. La rapidez con que hemos pasado al través de los tiempos nos ha permitido ver más que las cosas muy notables.

Ahora tendremos que caminar más despacio por el inmensurable valle del porvenir. ¿¥ quién de vosotros no ha sentido en su corazón un deseo de mejorar, de fortuna, de brillar en la sociedad, de alcanzar los aplausos que tributan los pueblos al sabio, al filósofo y al artista, que trabajan y sacrifican su existencia por conseguir el bienestar de aquellos, y por alcanzar para su patria una corona de gloria? ¿Quién de vosotros no tiene esas legítimas y justas aspiraciones? ¿Hay alguno que mire con desprecio los entusiastas y satisfactorios triunfos del genio y de la virtud? No: hasta el perverso los envidia; hasta el malvado desearía lograr su redención para obtenerlos, si encontrara una mano piadosa y bien hechora que supiera conducirle por el sendero del bien. Pero vosotros no estáis en ese caso. Vosotros dais vuelta por la falda de la montaña, en cuya cima se 28 eleva el templo de la felicidad y de la gloria, y aun cuando ardáis en deseos, no os atrevéis a subir a la cumbre. ¿Y por qué? Porque unos os creéis débiles. Porque otros os consideráis faltos de recursos y juzgáis pobre de espíritu vuestro corazón. Y porque otros, en fin, más impacientes que perversos primero, y más malvados que impacientes después, confundís los caminos y elegís el que conduce a la elevada cima del mal. Por eso os engañais. Es que vuestras preocupaciones ahogan el germen de esa pasión noble, y no dejan que se desarrolle en robustos y frondosos tallos. Para trepar por la montaña del bien hasta tocar a la cúspide, bastan la fe, la constancia y el talento. Venid un instante. ¿Veis ese bosque de pequeños arbolillos? Pues bien;observad cómo la mayor parte de ellos se esfuerzan por elevar sus ramas entre el medio de los demás, para lucir su follaje al sol de mediodía y recibir los besos halagüeños de la juguetona brisa. Los que solo brotan y extienden sus brazos al abrigo de los troncos de sus hermanos, vegetan oscurecidos. No gozan de los rayos de la luz. Sus hojas apenas se coloran. Sus- ramas languidecen y mueren al fin, sin haber gozado de la vida. Imitad a los primeros, y que os sirva de estímulo la miserable existencia que arrastran los segundos.









 

DOLOR / SOLEDAD / TRISTEZA..

 

miércoles, 1 de febrero de 2023

¿ PORQUE SOY COMO SOY ?..Capitulo-2



Agosto:
 Amanece y la calle principal del barrio "Cerrico de la Cruz", despierta con el rebuzno de un burro, quejumbroso por el   madrugón.


Los esparteros preparan el ato.
  Mi mula se muestra y sus herraduras golpean las losas de la cuadra, reclamando avena o cebada, mezclada con paja, 
Mientras tanto, mi madre ya esteba en el corral con un cazo en la mano, después de tantear la ubre de la cabra, hace sonar el chorro en el fondo de la vasija.
 Al regreso a la cocina, vierte parte de la leche extraída en un vaso, le pone un poco de azúcar y oigo el tililar de la cuchara semi dormido y se abre la puerta de la habitación.

 Lo recuerdo como música celestial y como él mejor manjar del día, caliente y con un poco de espuma. 




La habitación, tiene una pequeña ventana próxima al techo.

El barrió nació en un pequeño montículo natural, eso obligo en algunas casas, como la que yo vivía, a excavar, y aprovechar el desnivel, para situar las habitaciones, semi hundidas en el terreno, ese era el motivo por el que las ventanas había que subirlas casi al techo. 
La fachada, o parte opuesta, formaba junto con otra decena de casas, una parte de la calle principal, a la que llamábamos “Callealante”, aun hoy en 2019, las calles continúan sin nombre que las identifique, esta situación es extensible, a más de una veintena de barriadas en Isso. 

 Dos antiguas camas, y una pequeña mesilla entre las cabeceras, un cordón eléctrico que finalizaba en un interruptor caía del techo a la altura de la mesita, para compartir el servicio, un par de perchas de madera, con brazos en doble curva en la pared frontal donde colgaba la ropa de diario, a la derecha de los pies de las camas un mueble o aparador, con cajones para ropa, salvo el de arriba, que era donde podías encontrar cualquier cosa, desde una foto, hasta un mechero de chispa et.

Otra parte de la ropa colgaba del interior de un habitáculo formado con un pequeño tabique formando una u aprovechando la esquina de la derecha según entrada al dormitorio, con una cortina o sabana colgada, en su parte abierta, para evitar el polvo.

   Era el sitio donde se colgaba la ropa de las fiestas o eventos más significativos, y en su parte más baja, unas tablas que servían para guardar el calzado.

  Mi madre abre la habitación y exclama, ¡Antonio!, el padre está sacando el carro. 
Con sueño y pereza, me bebo el delicioso desayuno en la cama, y aun me echo sobre la almohada, al momento mi madre entra a recoger el vaso y de nuevo se repite el aviso.  ¡Antonio!, el padre está sacando la mula.

 Ya no balen escusas, es de día, y hay que ponerse en marcha.