PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 22 de agosto de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 38

 

La hipótesis de la puerta;


 La planta de la torre pequeña sugiere una perfecta entrada en recodo (Fig. 51). Pero dicho paso carecería de suficiente seguridad a no ser por el flanqueo que añade la gran torre de
esquina.

Aceptada la función de puerta para el conjunto de las dos torres, la siguiente cuestión radicaría en discutir cómo se accedía y con qué recursos defensivos se contaba. 

¿Dónde se hallaría el primer hueco de entrada? 

En principio, no lo podemos saber sin excavaciones arqueológicas que ayuden a descubrir huellas de su construcción. 

El callejón que se forma entre las dos torres podría contar con un diafragma frontal o no, en caso de existir en ese punto la primera puerta.

Una vez en esa especie de desfiladero, fácil de defender desde ambas torres, nos podemos preguntar dónde se hallaría el siguiente hueco. 

Un hueco frontal en la muralla norte no es completamente descartable -hoy existe uno- pero, aunque perfectamente flanqueado y con posibilidad de hostigamiento vertical, supondría desaprovechar el recurso de un primer recodo. 

Parece que la entrada directa a una gran estancia en planta baja de la torre principal hoy existe un vano- tiene poco sentido, pues conllevaría el acceso directo a un enclave muy comprometido y vulnerable al fuego.


El muro occidental de la torre pequeña, a la derecha del ingreso, representa la tercera posibilidad. 

Paradójicamente, es el único paramento que, en la actualidad, no presenta ningún hueco pero, desde el interior de la torre, podemos apreciar cómo la mitad norte de ese muro está prácticamente hueca (Fig. 50). 


Si a esa circunstancia añadimos que la puerta que comunica la planta baja de esa torre con el interior de la fortaleza se halla en la esquina noreste, puede quedar dibujada una entrada perfecta en recodo: el primer paso se hace hacia la derecha, sin protección ante la guardia situada en la mitad sur de la sala; el segundo hacia la izquierda dando la espalda al cuerpo de guardia; tras ese segundo giro, por el momento, no podemos saber si hubo nuevos obstáculos y si el espacio estaría techado o se entraría a un patio descubierto, totalmente controlado desde los adarves (Fig. 51). 

Como hipótesis, ese patio podría no tener toda la anchura que hoy encontramos sino, más bien, ser un espacio confinado por otras construcciones.

El complejo de puerta que acabamos de describir parece deberse a una reforma bajomedieval castellana, la última gran obra llevada a cabo en la fortaleza medieval. Con algunas modificaciones, fue el germen de la actual parcela 1. 

A dicha reforma se deben las torres y el lienzo oeste, no así, posiblemente, el lienzo oriental. 

Hay dos razones, al menos, que refuerzan lo que acabamos de exponer: el lienzo occidental y ambas torres presentan una continuidad casi perfecta en sus hiladas de tapia, además, los tres elementos se organizan con las mismas direcciones. 

Por el contrario, el lienzo oriental presenta otra dirección perpendicular a un tramo más antiguo existente


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