2.
La fortaleza: fuentes escritas
La elección del lugar exacto en el que se construyó la fortaleza no se puede explicar sin el
promontorio rocoso sobre el que se eleva, de manera que un accidente natural facilitó las condiciones defensivas de un edificio que dominaba un territorio en el punto por donde pasa una importante vía de comunicación que une el Levante con Andalucía central, así como una de las acequias principales que riegan la huerta de esta población, la acequia de la Fuente.
Toda esta información, que será analizada en los siguientes epígrafes, apunta a la existencia de un recinto de planta de tendencia rectangular, con una gran torre en cada esquina y, posiblemente, otras de menor tamaño en el centro de los frentes oeste, norte y este de la muralla (Fig. 18).
La descripción de la fortaleza más antigua que conocemos forma parte de las Relaciones Topográficas (1576): “[…] e que en la guerta de Yso, que esta media legua desta villa [de Hellín] ay un castillo de torres fechas con tierra, con costra de argamasa el qual dicho castillo es tan antiguo que asi todo esta caydo e derribado, e que en el dicho castillo no a avido ni ay armas ningunas”. “[…] como media legua de la dicha villa [de Hellín] estan las guertas de Yso e fuente e agua della, con que se riega y que en la dicha parte y eredades ay un castillo y en el quedan algunas torres buenas e paresçe ser muy antiguas e que en la dicha parte se han hallado e hallan de cada dia edificios de casas, las quales estan caydas, e solamente se hallan los cimientos, por los quales paresçe son tan antiguas que no ay memoria mas de que se dize que fue lugar muy antiguo” (Carrilero, et al., 2014, pp. 113-131).
En 1796, el canónigo Lozano describe el mismo
recinto:
La fábrica de argamasa, sus cimientos con 9 palmos de diámetro [1,88 m]; y cuatro torres en los ángulos, llaman demasiado la atención. […]
También con actos subterráneos a distancia de 200 pasos, respecto del Castillo.
La mina es profunda, y pueden caminar por ella dos hombres en línea. Parece dirigirse al Castillo semejante conducto […]” (pp. 34-43).
Los autores de los siglos XIX y XX suelen recoger la información aportada por las Relaciones Topográficas y por el canónigo Lozano, sin aportar datos nuevos (Ceán, 1832, p. 84; Madoz, 1847, p. 165; Blanch, 1866; p. 45; Amador, 1912, pp. 924-928).
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