PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

miércoles, 22 de febrero de 2023

UNA CORTA HISTORIA / 1

 

Al Invierno cerca de Paris:

    

  • Narradora-Lidia .
  • Asistente-Gloria.
  •  Padres- Raquel y Robert.
  •  Hija Nieves.
  •  Pariente, Raúl.

 

Es enero, la nieve impide abrir la ventana de mi habitación.
 La noche la paso entre sueños y realidades.

 Los primeros me confortan, casas humildes en laderas boscosas, y junto a ellas, pequeños arroyos, en cuyas pozas de agua cristalina miraba mi cara y manoseaba mi larga cabellera.

 El sol se asoma entre las ramas, formando un contraluz en los pequeños remansos de agua.

 Se atisba un micro mundo de insectos, pululando en todas direcciones es magia, como los sueños.

Todo se movían bajo una superficie transparente, con movimientos apenas perceptibles.

   Mi corretear entre las verdes ramas, en cuyos tallos posaban pajarillos de todos tamaños y colores, completaba un sueño del que no deseas salir.

 De repente desperté, sin saber dónde me encontraba.

  Un gran tormenta de nieve estaba descargando, el viento sacudía puertas y ventanas, era, como si mis sueños hubiera enfurecido el temporal.  

Estoy en un pueblecito próximo a París, me llamo Lidia, y con 16 años, la vida me parece un sueño, excepto el invierno, que con sus nevadas y viento del oeste, hacían de aquel pueblo un lugar solitario y silencioso, el intenso frío apenas dejaba salir de casa y nos limitamos a esperar los pocos momentos, anqué el sol limpiaba de nubes el cielo, para dar algún corto paseo entre las arboledas nevadas.

 Después de echar una ojeada al reloj de pared, decidí levantarme, marcaba las 11 horas.

Continuará:

ENCONTRADO EN LA RED


Injusticia

 

Hay que cerrar la puerta,


el frío se quedará en la calle,

junto a la lluvia que cae lánguida.

Aquí junto al estertor del silencio

un risco lejano de una montaña

pausa la libertad del sosiego,

apura la luz que solapa las sienes,

no exentas de sudor confundido.

 

¿Quién sabe porqué canta arriba,


en la agreste cima, el gélido aire,

cobijado del latir del otoño rezagado?,

Por más que la reptante onomatopeya

silbe su confidencia a las cumbres,

no habrá vahído de la realidad

diluyendo la mesura del fingimiento,

tan solo un espasmo parco de la queja.


El perdón es solo una silaba suave,

no tiene prestancia, ni vida,


sin un perceptor dispuesto a recibirlo.

Me pierde tanta agonía sin nombre

en el oscuro pavimento de los tópicos,

y el temblor de los labios del agua,

en la indiferencia del pretexto,

cuando el argumento pierde altura.

 

¿Sera cierto que todos nacemos iguales?,

Es el poder el que hace mal el reparto,


me dicen, aquí, la dama quimera,

insignia del utópico sueño del hombre.

Rapaz crudeza arañando las sombras,

en las espesas paredes de los rumores,

como un bipolar inestable cielorraso,

confundiendo las riberas de las masas.  




ALBUM DE FOTOGRAFIAS: