PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 30 de abril de 2023

OCURRIO EN BARRIO GRAOS / AÑOS 50



Inocente y solidario:    (Historias de mi Pueblo)






Sucedió en el barrio Graos, y trata del acto espontáneo de un chico de unos 10 a 12  años, que corrige nada más y nada menos, que a todo un cura párroco llamado Conrado.

  La  historia la he oído unas cuantas veces por boca del protagonista, sin embargo,  como mi memoria deja mucho que desear, me faltarán nombres, sobre todo el del fallecido.

El protagonista fue alguien, que después formó parte de mi familia, al casarse con mi hermana mayor, por cierto ambos fallecidos.

LOS PINOS DE JULIO
En aquellos tiempos, un velatorio en un barrio y posterior entierro, era un acontecimiento de duelo y de liturgia católica, que reunía a gran parte de vecinos y por tanto los chicos también aparecían para curiosear, si bien, también guardando silencio, y escuchando los comentarios de los mayores, a lo sumo..
Aquella noche, tubo cierta notoriedad, las lamentaciones de la viuda, y no solo, por la pérdida de su esposo, sino también, porque ella deseaba, que la caja fuese llevado a hombros por familiares y amigos, desde el barrio hasta la iglesia (Unos 3 km), pero la última palabra la tenía el cura que había de oficiar la misa,  y en este caso había dicho, que preparasen un carro para él y el difunto.

 Este mi cuñado y algunos de sus amigos, escucharon lamentarse a la viuda por la decisión del cura.
 
 Como es natural, familia y amigos, se afanaron en buscar el carro para asearlo y componerlo, y tambien una caballería noble, con los mejores aparejos.
Sobre la media noche y acabada la faena, el carro quedo guardado en uno de los porchados sin portón, de los que solían tener las casas de los agricultores.
Mientras todo esto sucedía.  Enriquito Medina(Después cuñado mío), y sus amigos, ponían en marcha el plan para hacer desaparecer el carro.

En la siesta del día del entierro, prepararon junto al calderón del barrio Bartolos ( A unos 400 m. del sepelio), entre matorral y cañas, un espacio para ocultarlo, con la suerte de que nadie vio la maniobra ni el ocultamiento.

Un par de horas después, quienes habían de poner el carro en la puerta del difunto, iniciaron la faena y cuándo llegaron con la caballería al lugar donde debían engancharla,  comprobaron con sorpresa, que el carro había desaparecido.
Mientras se reponian de la situacion creada, llegó el cura, y le comunicaron la desaparicion del carro que tenían preparado.
 Con no buen humor, y dejando claro que quería saber quién lo había hecho. 
 La comitiva mortuoria con la caja a hombros de amigos y familiares, inicio la marcha, para regocijo de la viuda.

Un par de días después y a requerimiento del párroco, como decía, ya se  habia descubierto el ideólogo de la ocurrencia, cuestión delicada en aquellos tiempos.


 Mi pariente, como es natural, recibió la bronca y algo más, por parte de su padre y a los pocos dias fue citado por el párroco, para que le ofreciera una explicación.

 Según me contaba, cuando se vio solo dentro de la iglesia con el cura ( Por cierto de una talla considerable), le temblaban las piernas, y como buenamente pudo le explicó el motivo.

 El relato debió ser corto y lo tendría bien memorizado. 
Le dijo con voz temblorosa, que sus amigos y el habían escondido el carro, para como decía la viuda, su difunto esposo  fuese llevado en hombros, por amigos y familiares.
  Según me contaba, el cura se quedó mirándole sin decir nada unos minutos, él estaba  asustado, esperando algún castigo. Por fin me dijo, Medinilla, lo que hiciste está mal, y por esta vez te voy a perdonar, porque el gesto es noble y dios lo entenderá.
Después, metió su mano bajo la sotana, sacó un puñado de caramelos, y los puso en mí mano.

Fantástica historia.
 

  






 

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