1.939..DETALLE DE LA VENTA DE CEBOLLAS (MI PADRE) |
Con el ordenador sobre las rodillas y la televisión emitiendo un programa de “Debate Político” ...He de dejar una de las dos pantallas y como viene siendo costumbre, me quedo con el ordenador, e inicio la escritura de aquello que se me ocurra, convencido, que acabare menos confuso con esta elección.Con la mirada distraída y un tanto descolocado, opte por entornar los ojos y el tiempo se mece en mi memoria sin descanso.
Entre otras cosas veo a mi padre a la sombra de una encina.
En ese momento la María (su señora y mi madre), después de coger algunos tomates de los primeros en madurar, recoge los restos del almuerzo, los pone en el canasto, y emprende el regreso por la senda, que trascurre entre las tierras de Rafael el labrador y las parcelas de Alfredo y juan pelea, llegando al almecinero del barrio de abajo, donde están haciendo guita y tomando la sombra Luis Leona y Manuel (marido de la Anita),El pajarero queda escuchando el canto de las cigarras, del soleado y caluroso día.
Recuerdo el lugar. Próximo al barrio Bartolos en el margen izquierdo de la cañada, dirección al río, entre la Piedra del Tesoro y la parcela de Patrocinio.
Le veo recostado y liando uno de aquellos cigarros interminables.
Esto lo hacía después que unos años antes pasara una grave pulmonía, y que el medico D. Joaquín le aconsejara que dejase el tabaco...
Opto por una solución a medio camino, o sea, suavizar todo lo referido al vicio, entre otras cosas, hacerse sus cigarros con una laboriosidad extraordinaria.
Era una especie de liturgia sosegada y de gran disfrute para el, después lo encendía, no sin antes llevarlo otros minutos bien en la oreja o en los labios, por ultimo y después de encendido, procuraba que el humo no pasase por su garganta, pues fumaba llevando el humo hasta la cavidad de la boca, para después expulsarlo.
Girándose bajo la sombra, aprovecha para limpiar la pala de la azada.Son las once pasadas de la mañana, de primeros del mes de Julio, y el calor ya es sofocante, esta mañana ha tocado binar hortalizas, tales como tomates, melones, pimientos, y otras..
También aprovecha para raspar el interior de las regueras, que al ser las encargadas de canalizar el agua hasta los distintos cultivos, suelen tener algunas matas de hierba.
Es curioso cómo, a pesar que ya es verano, solo se quita la chaqueta cuando a de manejar la azada, pues en su descanso se la echa por encima.
También lleva puesta camisa y camiseta de manga larga, habitual durante todo el año, otra secuela de la grave enfermedad que padeció, el decía con respecto a la salud, que el mejor medico de uno, es uno mismo.
A primera hora y hasta pasadas las ocho de la mañana, la niebla no ha dejado ver el sol, ahora las nubes están evolucionando en el horizonte sobre la peña y el estrecho.
El pajarero las mira con cierta preocupación, sabe del peligro del granizo, y lo que podría suponer si dañara las hortalizas y demás cultivos.
Por fin Manuel sale de la sombra de la encina y tras ojear la mula, que la tiene atada en una pequeña terraza, próxima al bancal de el Yerne, retorna a su trabajo... no sin antes volver a echar un vistazo a la tormenta que se esta formando.