
En innumerables ocasiones quienes más argumentos tienen para hacerlo no disponen de las mínimas condiciones para mostrarlo.
La pérdida de fuerzas y de razones, el desconcierto ante la situación, la incapacidad o la imposibilidad de afrontarla y la infinita tristeza que ello conlleva nos anuncian lo que no requiere demasiadas proclamaciones. Y ya ni siquiera una exposición de motivos o una catalogación de las causas producen alivio alguno.

En determinadas coyunturas, en situaciones extremas, ni siquiera es fácil la compañía, ni la de acompañar, ni la de ser acompañado, ni se hace muy factible ni una comprensión ni una entereza con más contenido que un simple ponerse relativamente cerca. O acertar con la distancia adecuada. A veces, estar mal incluye precisamente estarlo con otros, y para con los otros, dado que, en cierto modo, ya se haya insatisfecho e incómodo para con uno mismo.

-----------------------------------------------------------
OPINIÓN: A. VILLENA

Poco que añadir a esta porción de artículo, que refleja la angustia y el desplome de un ser humano, cuando se ve dañado por cualquier dolencia en donde el entorno no puede evitar esa percepción de soledad y de debilidad extrema.
Son muchas las veces, que en una situación de desplome, no sólo físico, sino mental, podemos desear no ver a nadie, esto sin duda hay que respetarlo, ahora bien, creo que es una opción que siempre ha de ser decidida por el afectado.
Fotos bajadas de Internet.