Si se
envejece sin crecer interiormente, el bienestar no llegará con el paso de los
años, sino al contrario.
Al envejecer se van instalando en el ser humano los miedos, apegos y paranoias: sentirá más soledad y surgirá un estado de angustia al comprobar el debilitamiento de las energías naturales, aumentará así, el desencanto y la insatisfacción.
Todos
los seres humanos forman una red.
La cooperación es un elemento primordial y será tanto más genuina, cuanto mejor psicológicamente se encuentre la persona.
El
antiguo adagio geriátrico reza: "Hoy es el primer día del resto de mi
existencia". Cada día cuenta para-autoconocerse y auto desarrollarse.
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