·
·
·
·
Compar
·
Enviar p
·
Comenta
26.09.2017
MIGUEL JIMENEZ

administración detrás? Sí y no.
El miedo tapa la verdad



En Cataluña hay miedo
entre la gente desde hace años. Miedo a que te señalen como un facha, miedo a
que tu empresa no pueda hacer negocios con la administración autonómica, miedo
a que te hagan el vacío social en el trabajo, el barrio, el pueblo"


El mundo feliz secesionista

¿Cómo iba a estar la
gente preparada ante el envite separatista después de toneladas y toneladas de
adormidera política? ¿Qué músculo iba a exhibir la sociedad no independentista
si los tenía atrofiados, tras décadas de inmovilidad política?

Y los partidos y sindicatos, que habrían podido ser el motor de la protesta, ¿qué iban a decir, después de haberse sentado a la mesa de Pujol y compartir con él las delicias del poder?
Los millones de electores de Hospitalet, Badalona, Cornellà, de todo el
cinturón metropolitano barcelonés en el que se concentra el 80% del PIB catalán
y de su población, se abstenían cuando tocaba ir a votar. “Son cosas de ellos”,
decían los que, en cualquier otro tipo de comicios se apresuraban a emitir su
voto de izquierdas. Y si no, el mismo Pujol se ocupaba de mimar a presidentes
de casas regionales, visitar la Feria de Abril que se celebra en Cataluña,
tanto o más populosa que la andaluza, y de hacerse el simpático como cuando
acudió a un concierto de Los Chichos y dijo, orondo y mendaz: “Yo a estos
señores los escucho en la radio del coche”.
Ahora ha llegado el momento en el que deberíamos, y me incluyo, plantar
cara firme y democráticamente a la sinrazón y el despropósito de Puigdemont y
los suyos. Pero llegamos tarde. Ellos construyeron su mundo feliz y nos dieron
el famoso soma a todos los catalanes, y lo engullimos
ávidamente, unos con placer y convicción, otros por miedo a ser diferentes. No
arrostramos el dulce riesgo de la disidencia, el latido de vida que supone hacerle
frente al gigante.
Que a día de hoy exhibir una bandera española sea motivo para que te llamen
facha o votar al PP o a Ciudadanos te convierta poco menos que en un nazi es la
consecuencia de tanta dejadez moral, de tanta cobardía. Porque esa es la última
razón de todo. Sí, señoras y señores, gloriosas excepciones aparte, si los
catalanes que no estamos por el suicidio de todo un país no hemos salido aún a
la calle se debe a la pura cobardía, al conformismo más bajo y ruín. No es que
los independentistas sean más, que no lo han sido nunca, es que los otros somos
unos timoratos.