PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 3 de febrero de 2019

MORIR DIGNAMENTE



Sagüés habla con EL PAÍS antes de morir. / E. DE BENITO / U. MARTÍN / M. PÉRE“Quiero morir porque amo la vida”. 

A sus 63 años, José Luis Sagüés, madrileño de ascendencia vasco-navarra, tuvo que enfrentarse al sistema para conseguir su objetivo: “Decidir cuándo me muero”. Al final lo consiguió con la ayuda de la asociación Derecho a Morir Dignamente(DMD). Esta ONG apreció en el hombre un estado de angustia y deterioro que consideró suficiente para sedarle, aunque ello tuviera como efecto secundario acortar su vida, algo que el servicio de cuidados paliativos que le atendía le negaba. Fue lo más que consiguió este luchador que tenía muy claro que no quería consumirse hasta el final. “Quiero despedirme con los míos, después de tomar un vino”. Según uno de los médicos que le atendieron al final, lo consiguió. “Fue como en la película de Las invasiones bárbaras, con toda la familia alrededor. Nos hicimos fotos y brindamos. Se despidió y luego le sedamos”, cuenta. La indignación ante la negativa del sistema a ofrecerle una salida (con la eutanasia prohibida, la única opción legal en España es una sedación terminal) le llevó a contar su historia a EL PAÍS.











A .Villena,,
  Esta es una manera ejemplar de cerrar el libro de la vida.

  Cuando esta, por causas que nunca sabremos, decide  que sea horrible y humillante.
   Esta cuestión, que genera tanta opinión encontrada,  no deja de ser otra necedad del ser humano, pues ambas deben ser respetadas.
   Lo que nunca me quedara claro es, el porque la parte que dice apostar por la vida, hasta que esta se diluya de la manera que sea,  trata de imponer su tesis sobre la otra, en algo tan personal y propio, como nuestra  vida.  
En mi opinión, el ser humano  ha evolucionado lo suficiente, si no para ser creador de vida,  si para saber cuando esta esta agotada, por tanto si estos últimos momentos, como en el caso que nos ocupa,  es posible hacerlo  más llevadero y a  petición del afectado en su sano juicio,
  ¿  Porque no ? .
  La dignidad es un lujo para algunos humanos, sin embargo es algo que no se puede comprar ni vender, dicho esto y en mi sano juicio, aquello que nunca aceptaré es, que algún semejante,   por tanto con los mismos defectos y virtudes que yo, se permita sentir lastima por mi.
En todo caso, póngase en mi lugar y  ayúdeme si cree que lo necesito.
Este comportamiento de la persona que nos ocupa, es el que yo quisiera ser capaz de llevar a cabo, si un día me toca vivirlo.
 Es verdad que es complicado saber, hasta qué punto podemos o no estar preparados para semejante decisión.
 Finalizo, deseando que nadie pase por esa situación Y admiro la entereza y la dignidad de Jose Luis.

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