Fue un tiempo de ordenar las
ideas y dar respuesta a lo que representaban mis inquietudes y mis sueños.
Y hube de tomar la decisión mas importante sobre mi futuro, supongo que mi estado de animo y mi autoestima se encontraban en buen momento, debido al final de mis complejos sobre mi talla, y también porque ya me relacionaba sin miedos, con las chicas entre las cuales se encontraba la que era el sueño de mi adolescencia y que pocos años después se convirtió en mi señora.
Fue un tiempo ilusionante, el tema de conversación entre los amigos que aún quedábamos en el pueblo, era decidir a qué lugar emigrar, escuchando a amigos que ya habían dado ese paso y estaban descubriendo nuevos lugares.
En mi caso la decisión de alejarme de las tierras se debió a varios factores, por una parte, la edad de mi padre muy distanciada de la mía, lo que generaba distintos modos de contemplar el futuro, también la dedicación completa que en aquellos tiempos se daban en la agricultura, como muestra el riego de todos los domingos.
Tomada la decisión de salir del pueblo, los lugares que más sonaban en España eran, Barcelona, Valencia, Alicante y Murcia y En el extranjero, Francia y Alemania eran los más solicitados.
Era cuestión de suerte, de modo que a finales de año y con otros dos conocidos del pueblo, uno apodado el "padrusco" y el otro el "chicho", viajamos a Albacete en enero del 71 a rellenar los formularios, para emigrar a Alemania, que en aquel tiempo, necesitaba mano de obra para albañilería.
Apenas unas semanas después y con el
visto bueno en la revisión médica alemán, quedamos citados para viajar a finales de marzo del
71.
En la tercera semana de marzo I.N.C. llamo a mi puerta, y mi emigración al país germánico la suspendí, tampoco los otros se marcharon.
La decisión que había
tomado, sobre emigrar a otro país con apenas 19 años suponía para mi cierta
inquietud, y mucho mas a mis padres,
especialmente mi madre, que desde que se lo dije, deseaba que desistiera de tal aventura, por mi parte me estaba
convirtiendo en adulto, y tenia que
escapar de aquella rutina agrícola, donde apenas te dejaba tiempo libre, y
apenas te generaba alegrías económicas.
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