martes, 27 de mayo de 2014
GUERRA
La vida juega con nosotros y en ocasiones nos regala momentos especiales, cuando las circunstancias no son lo más adecuadas.
Estando en guerra, mientras las balas silbaban y las granadas explotaban cerca de mí, el destino me envió el proyectil más potente.
Uno que siempre ha existido, que tiene la fuerza de un imán, porque te atrapa y no puedes escapar, va donde tú vas, disparando sin parar , haciendo mella donde ni las balas lo habían hecho antes.
Con una diferencia, que en vez de destruir hace que pierdas la orientación, que te deslumbres ante una persona y que solo quieras unirte a ella para morir por fin.
Lo has adivinado, el arma se llama amor y con él consigues a esa persona que te da la seguridad que necesitas para enfrentarte a las balas, a los retos y a la vida entera.
Por eso tengo que agradecer, que a mí me llegó en medio de una guerra, en la que me costaba levantarme para siquiera mirar al enemigo.
Hizo que me quitara el barro de los ojos, y así poder ver que no era tan grande ni tan poderoso y que yo tenía más posibilidades que el contrario, porque era demasiado pequeño para mí.
Gracias amor
domingo, 11 de mayo de 2014
EL JARDÍN DE LAS LAGRIMAS
Cuenta la leyenda que una bella dama, acudió a este jardín por motivos de huida.
En palacio no la dejaban respirar, tantos siervos intentando satisfacer sus necesidades y ninguno lo conseguía. Y es que la dama estaba sedienta de liberta que ella decidiese.
Pero era tal su agonía que no podía decidir ni siquiera el vestido que ponerse.
Y llevó su pena a aquel jardín desierto, en que no había apenas vegetación. Allí vertió sus lágrimas y allí sedientas de humedad crecieron unas bonitas flores que recuerdan a aquella dama. Por eso si vas a ese jardín te asombrará encontrar flores bajo un banco. Ahora sabes que nadie las puso allí.
pero descuida que nunca te diré el nombre del caballero al que decidió querer. ad.
Deseaba ser libre para pensar, para juzgar y para entregar su amor a quien ella decidiese.
Pero era tal su agonía que no podía decidir ni siquiera el vestido que ponerse.
Y llevó su pena a aquel jardín desierto, en que no había apenas vegetación. Allí vertió sus lágrimas y allí sedientas de humedad crecieron unas bonitas flores que recuerdan a aquella dama. Por eso si vas a ese jardín te asombrará encontrar flores bajo un banco. Ahora sabes que nadie las puso allí.
pero descuida que nunca te diré el nombre del caballero al que decidió querer.