Ellos son la Guía y el Futuro ( A. Gabilondo )
Todo para afirmar que el maestro, el profesor, la maestra, la profesora, son indispensables para aprender, para generar y transmitir conocimiento. Y en cierto modo de ello dependerá y depende la sociedad que seamos, la sociedad que somos, y concreta-mente, quiénes y cómo seamos.
Cuando no hay magisterio, irrumpen otras enseñanzas, en ocasiones de valores que no nos satisfacen en absoluto, que preconizan el itinerario individual, aislado, desvinculado y, si se tercia, insolidario. Y no sólo se ve afectado, por supuesto el conocimiento, también la dignidad, la humanidad y el porvenir.
Cuando no hay magisterio, irrumpen otras enseñanzas, en ocasiones de valores que no nos satisfacen en absoluto, que preconizan el itinerario individual, aislado, desvinculado y, si se tercia, insolidario. Y no sólo se ve afectado, por supuesto el conocimiento, también la dignidad, la humanidad y el porvenir.
Entonces, sabemos menos, se debilitan los procesos civiliza-torios, somos menos humanos.
Cuando un profesor es menos profesor, cuando a un profesor se le hace de menos, todo cuanto tiene se empobrece. Sin duda, la educación y la cultura, pero no sólo. Aprendemos menos, con menos alcance y sentido, pero apreciamos también menos lo que merece la pena. Un buen profesor, un buen maestro es un regalo, un don de la vida, que vincula el conocimiento con la mejora personal y colectiva. Por eso, precisamente, es social y económicamente provechoso para los bienes y para los valores. Su desaliento vendría a ser el nuestro. Y no siempre se dan las mejores situaciones y los mejores hábitos para ejercer y enseñar. Crear las condiciones públicas para lograrlo es la mejor tarea de consideración y de reconocimiento, de generación de confianza y de valoración social. De lo contrario, los necesarios discursos sobre la formación, la selección y la evaluación mostrarán ser más gestos de desconfianza que de estímulo.valor y valía
Cuando un profesor es menos profesor, cuando a un profesor se le hace de menos, todo cuanto tiene se empobrece. Sin duda, la educación y la cultura, pero no sólo. Aprendemos menos, con menos alcance y sentido, pero apreciamos también menos lo que merece la pena. Un buen profesor, un buen maestro es un regalo, un don de la vida, que vincula el conocimiento con la mejora personal y colectiva. Por eso, precisamente, es social y económicamente provechoso para los bienes y para los valores. Su desaliento vendría a ser el nuestro. Y no siempre se dan las mejores situaciones y los mejores hábitos para ejercer y enseñar. Crear las condiciones públicas para lograrlo es la mejor tarea de consideración y de reconocimiento, de generación de confianza y de valoración social. De lo contrario, los necesarios discursos sobre la formación, la selección y la evaluación mostrarán ser más gestos de desconfianza que de estímulo.valor y valía
Llegar a la atención de la singularidad y de la diferencia de cada estudiante, reclamar dedicación y compromiso social serio, riguroso, público, constante y compartido por los maestros, los profesores, las maestras, las profesoras.
paciencia, cuando nosotros mismos no somos capaces ni parecemos dispuestos a propiciarlos, es mucho exigir. No hay educación sin educadores, no hay formación permanente sin un
paciencia, cuando nosotros mismos no somos capaces ni parecemos dispuestos a propiciarlos, es mucho exigir. No hay educación sin educadores, no hay formación permanente sin un
No nos costará dar con profesores a veces demasiado solos, que infrecuentemente oyen palabras que sean un estímulo con contenido, un acicate, un aliciente y que, además, desarrollan su labor en un contexto complejo, inclusodifícil. De ahí que con razón se reclamen más políticas específicas al respecto. Ante la necesidad de sentirnos todos copartícipes, unos más que otros, sin eludir la responsabilidad personal, y de afrontar una situación que conjuntamente hemos de mejorar, parece ser que, en general, encontramos más prudente el silencio, para no vernos contestados, para no vernos afectados por lo que hemos y habríamos de hacer. Pero ni siquiera desde esta comodidad y ese temor hemos de acallar esta palabra necesaria, esta palabra reivindicativa de reconocimiento para con los profesores.
(Imágenes: Pinturas de Vladimir Kush, Escalera; La danza del fuego; y Bogando en la corriente
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Ángel Gabilondo pone de manifiesto en este articulo, una de las situaciones más aberrantes que se dan en nuestro país. ...La nefasta gestión para con uno de los pilares, enque una sociedad que pretenda desarrollarse a de apoyarse, " LA ENSEÑANZA Y LA EDUCACIÓN PARA LA CONVIVENCIA "
Nuestros gobernantes, presionados por grupos intolerantes y clasistas, no son capaces de arbitrar un sistema educativo que sirva al interés general .
Por el contrario, actúan despojando de recursos y menospreciando la base de la educación... Encarnada en la figura del profesor.
A. Villena:
A. Villena: