¿Vivimos en la mentira?( Cesar Antonio de Molina...El País,,,14-4-2015 )
La caída de la prensa en manos irresponsables es
una mordaza para la democracia
Ningún sistema político de protección y respeto hacia sus ciudadanos como la democracia. De esclavos, siervos, súbditos, únicamente con deberes; pasamos a ser ciudadanos, también con derechos. La consolidación del estado democrático no fue fácil, ni continuada, ni igual a lo largo del siglo XX en los Estados occidentales. Todos, de manera directa o indirecta, sufrieron las convulsiones de los totalitarismos. Parecía que tras las contiendas bélicas y las penurias sufridas, la reinstauración de las libertades iban a traer, definitivamente, la paz, la concordia, el progreso, el bienestar y la estabilidad. Durante un tiempo, mientras se mantuvo la Guerra Fría, parece que fue así. Después el mundo ha ido cambiando a tanta velocidad que hoy ya no se sabe quién realmente lo gobierna, ¿los políticos, las multinacionales, los servicios de inteligencia…? ¿Quién gobierna hoy el mundo? La sociedad democrática se encuentra sola: desconfía del Estado, desconfía de los partidos políticos, desconfía de sus representados, desconfía de sus jueces (los mejor parados en la obra de Eco), desconfía de sus Fuerzas Armadas, desconfía de sus empresarios y banqueros, desconfía de sus profesionales, hasta desconfía de instituciones seculares, mucho más antiguas que la propia democracia, como es la Iglesia católica. Todos estos estamentos, y muchos más, están salpicados por la corrupción. Una corrupción no legalizada pero en algunos casos sí “autorizada”. El individuo democrático se siente solo, abandonado, inseguro, desamparado, esquilmado por los impuestos que vuelven a ser su único cordón umbilical con el Estado.
EN 2020 TODO LO ARRIBA DESCRITO HA EMPEORADO