DIA......04/12/2015
DIA DE MI JUBILACIÓN, DESPUÉS DE 44 AÑOS DE SERVICIO EN
LA EMPRESA..."GRUPO TRAGSA"
Escribir un discurso en el brindis de despedida, no ha sido
cosa fácil.
Me resulta complicado conjugar los sentimientos.
De una parte, la alegría de alcanzar una meta añorada
“La jubilación"
De otra, la tristeza de dejar de pertenecer a una empresa en la que he forjado, no solo mi personalidad, sino una familia.
Empezaré por dar las gracias, a quienes
han hecho posible, que este último día como trabajador de tragsa sea
inolvidable.
Cuando a finales de 2.012 fue aprobada mi jubilación parcial,
sentí un alivio inmenso, ya que sufría un fuerte bajón de ánimo, que
se prolongaba varios meses.
Afortunadamente, la familia y algunos compañeros
estuvieron a mi lado, y fueron muy importantes, para remontar, cuestión
que nunca olvidaré.
Esto me hace pensar, en lo imprescindible de contar en todos los capítulos de la vida, con personas con la suficiente proximidad, como para poder recurrir a ellas en momentos difíciles, “Vaya para ellos mi agradecimiento”.
Afortunadamente, en este momento, mi situación anímica
es francamente buena, si bien confieso que me asusta un poco alejarme de
algo que ha durado 45 años.
Resumiré al máximo para no ser pesado, algunos hechos que han
marcado mi devenir en esta empresa, a la que he sentido como
mi segunda madre.
Allá por 1.971, como tantos otros jóvenes de mi generación, tenía la maleta preparada para marcharme a Alemania.
Con veinte años recién cumplidos, recuerdo estar asustado
y mis padres bastante afectados.
Fue en esos días, cuando llamó a mi puerta el I.N.C, en la persona del compañero ya jubilado Pascual Cano… En ese momento fue como una lotería, no solo para mí, por la oportunidad que se me presentaba, sino especialmente para mi madre, que desde que le dije lo de emigrar, de vez en cuando la veía con lágrimas en los ojos.
Recuerdo mi primer día como algo irreal, montado en una motobic llegue al bar "Zompo”, en Hellín, donde tomaban café los compañeros de faena, un señor de estatura baja, moreno, rasgos duros y no muy hablador, resultó ser el oficial de turno Daniel Martínez Corcores, y de ayudante su hijo, algo más joven que yo, Heriberto, y el conductor del camión pluma, Antonio Morales.
El otro turno estaba compuesto por el capataz de maquina Julián Navarro y Manuel Verdú, también de Isso.
El viaje de Hellín al sondeo” la Tedera”, en el Raso Tobarra,
lo hice en la caja del camión, por cierto sin toldo y con temperatura
bajo cero.
En cualquier caso, me sentía alegre y emocionado por mi nueva
situación.
Cuando bajé del camión y vi la Walquer- Neer-33, con aquella
alta torre y la herramienta de perforación, quedé alucinado.
Este capítulo en sondeos duró 11 años, en los cuales
preste servicio en las provincias de Tarragona, Valencia, Albacete, Murcia y
Alicante...(En un total de 32 pueblos), esto hizo de las pensiones y casas alquiladas,
mí hábitat permanente.
Fueron 11 años y me ofrecieron la oportunidad de conocer a un buen número de compañeros procedentes de toda la geografía española También tuve la oportunidad de comprobar, cómo se confirmaron unas sabias palabras que me dijo Francisco Rubio Montalbán, (jefe de equipos de sondeos), y que nunca he olvidado. Conocerás a muchos compañeros de todos se puede aprender, pero recuerda, que según lo que decidas que es bueno para ti, va a depender tu futuro en esta empresa.
Este comentario lo hizo, cuando le acompañe en el Citroën
dos caballos, viajando en mi primer desplazamiento, de Tobarra a Corral Rubio,
para prestar servicios en la "Filing-1.500", y poniéndome a las órdenes
del oficial de 1ª, Manuel García Acien.
A finales del año 82, estando, prestando servicio en Mazarrón,
llegó la orden de incorporarme a las inundaciones.
Aquel desastre en forma de gota fría, me brindó la oportunidad de reducir desplazamientos, y con ello poder disfrutar más de la familia.
Los siguientes años y hasta el 90, se solapan las famosas
“gotas frías”, produciendo nuevos daños continuamente, y obligándonos a
una actividad frenética.
Fueron muchos los compañeros, que, como
yo, también les brindo una nueva oportunidad para dejar atrás un
trabajo como sondeos, que si bien era apasionante, te hacia vivir con la maleta
en la mano.
En el año 90 y a la vez que ascendía a encargado, historias
que no vienen al caso, pusieron a prueba mi honestidad y lealtad.
Esta desagradable cuestión duró unos cuantos años, y ha sido lo más doloroso que me ha tocado vivir laboralmente.
Pasada esa complicada situación quede con la familia en Alicante, y
ha sido la parte más relajante, entre comillas, porque
las obras de regadío que durante mas de una década se han ejecutado, han sido
muy estresantes.
En definitiva. Mi tren laboral ha hecho un largo recorrido y ahora estoy en la ultima parada y en mi última estación.
Como es natural durante este tiempo han sido muchos
compañeros a quienes he visto subir y bajar, hasta el punto, que en el momento
actual casi en todos sus asientos hay caras nuevas.
Me recuerda esas películas del oeste americano, en
las que se ve a lo lejos la silueta de alguien solitario en el
alcen con una maleta , y mientras el tren se aleja vomitando humo
y perdiéndose a lo lejos.
Ese tren se llama Tragsa y yo soy el de la maleta. Es deseable, que los compañeros que os bajéis en un futuro, lo hagáis como yo, cuando os llegue la edad de jubilarse… (Salvo que encontréis algo mejor).
Y para despedirme, quiero evocar un recuerdo entrañable a todos mis compañeros fallecidos y con los cuales he compartido tiempo y amistad, omito nombres porque por desgracia son bastantes.
Y aquellos que jubilados o no, me hayan conocido, tanto como subordinado como de jefe, daros las gracias, y pedir perdón a quienes con mis decisiones se hayan podido sentir agraviados.
HASTA SIEMPRE. Hay una cuestión que deseo comentar:
Mi agradecimiento a mi señora, por haber estado voluntariamente
junto a mí desde el primer momento, viéndose obligada a cambiar de entorno y lo
más complicado, encargarse de convencer a los chicos de que había que cambiar
de colegio continuamente, para estar junto a su padre, cuestión que asumieron
sin quejas ni rebeldías, si bien es cierto que los primeros días de cada nuevo
colegio eran complicados, para ellos y para nosotros,espero no nos juzguen con
demasiada severidad.
En cualquier caso y para finalizar, resaltar por
encima de todo, que más de una vez nos ha tocado navegar con el aire en
contra, y siempre lo hemos afrontado con la mejor actitud.
En definitiva. Mi tren laboral ha hecho un
largo recorrido y ahora estoy en la ultima parada y en mi
última estación.