PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

viernes, 10 de septiembre de 2021

MI BARRIO / 1967- 1




Lo más reseñable que recuerdo en este año que referencio,  es la consecución del Certificado de estudios primarios.

Tratare de recordar cuestiones relacionadas con mi incorporación a las tareas de la agricultura, tan variada como se pueda imaginar. 
Recuerdo tiempos de miedo y necesidad, mitigado por otras emociones, no tan negativas, como el de una numerosa familia creciendo apretados, en una pequeña casa, donde su parte de arriba o cámaras, se dedicaban a despensa, de todo lo que se recogía, tanto en las tierras arrendadas, como lo que se criaba en los corrales.

No debió ser fácil para mí adaptarme, y creo que no llegue a hacerlo , entre otras cosas porque si nombro a los que eran mis amigos próximos,  Urbano, Rogelio,  Pepe, Antonio, Jose Quesada, Adolfo, Damian et.
 Y otros que eran hijos de esparteros, los unos por estudios y los otros, que hasta que sus padres no les incorporaban a la faena, estaban más ociosos, hacia que me sintiese poco favorecido con lo que me tocaba vivir.

Según las notas que figuran en mi cartilla de escolaridad, en mi último curso 1962-1963; En el último trimestre tengo 82 faltas no justificadas, eso demuestra que a los 12 años estaba ya integrado en las faenas agrícolas.

Llega a mi memoria, el día a día de la familia del tendero principal, este era tan enérgico como menudo, digo era, si bien en estos momentos que escribo, 9-2009  vive y por lo que me cuentan no ha cambiado mucho.


  Al principio, la herramienta de reparto se componía de un carro tirado por  un burro, que por cierto lo nombraban sevillano, aquel medio de transporte lo utilizaba tanto, para abastecer la tienda en el barrio Caravaca,  como para salir en interminables periplos por todas las barriadas de Isso,  ofreciendo su mercancía.
Más tarde el carro lo sustituyó por un furgón de color verde, con poco motor, y gran capacidad.


 En el barrio estábamos al tanto, cuando le tocaba cargar o descargar mercancía, su manera de requerir la colaboración de los hijos, solía ser con algun que otro grito y en algunos casos,  para conseguir  resultados, había de repartir algún que otro toque. 

 Eran unas relaciones, entre nuestros padres que habían sufrido el impacto de la guerra, y los jóvenes con deseos de mejorar.

 Los cambio en cuanto a modernización del campo nos obligaban especialmente a los jóvenes, a emigrar a las ciudades, y a los litorales, donde el turismo y la industria eran los receptores principales de mi generación, sin olvidar la fuga a paises europeos como Francia, Alemania et. 
Esta circunstancia  dio lugar, a que los hijos fueran emigrando poco a poco a Barcelona, donde iban fijando su residencia.

En el pueblo, cuando pasado un tiempo volvían a visitar a los padres, nos quedamos
 alucinados del cambio de imagen,  especialmente en la maneras de vestir, en gustos
 musicales y en comportamiento,  era,
Merienda en la fuente / 3 de mayo día de la cruz
como si hubiesen encontrado una mejor versión para vivir, en todos los sentidos, hablaban maravillas sobre cómo les iba.

Sin duda;  Barcelona fue el lugar soñado y encontrado por jóvenes de mi generación, ya que suponía una nueva manera de vida, muy distinta a la del pueblo.

COMO EJEMPLO:

Pasar del baile de Juanete…a  los Guateques.
De la orquesta… al tocadiscos.
Del peinado con raya… a las melenas.
De la moto… al coche.
Del pantalón recto…al de campana
De manolo Escobar… a los Beatles.
Y lo más importante, de tener los bolsillos vacíos…a manejar cierto capital. 

Con el paso de los años, también los padres emigraron a Barcelona y  montaron un comercio, sin el concurso de los hijos, estos  ya tenían sus respectivos trabajos, y así han llegado a la jubilación, tanto padres como hijos.
 Algunos de ellos son muy amigos míos y continúan añorando sus raíces,  poseen viviendas en el barrio y suelen pasar temporadas en el pueblo, sobre todo en verano.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

EL COÑO LA BERNARDA

 

  • Si has nacido en territorio español, llevas escuchando toda la vida cómo se nombran a una serie de personas, que jamás te preguntaste quienes eran. 

Son personajes paremiológicos, es decir personas que han pasado a la historia a través de la tradición oral, en frases propias, chascarrillos y refranes.
Tras arduas investigaciones, aquí os dejamos los resultados que desenmascaran a once de estos ilustres personajes.

Por Sonsoles Lozano 

Quiénes eran la Bernarda, su coño, Juan Palomo... y muchos personajes familiares más

Si has nacido en territorio español, llevas escuchando toda la vida cómo se nombran a una serie de personas, que jamás te preguntaste quienes eran. 

Son personajes paremiológicos, es decir personas que han pasado a la historia a través de la tradición oral, en frases propias, chascarrillos y refranes.
Tras arduas investigaciones, aquí os dejamos los resultados que desenmascaran a once de estos ilustres personajes.

Por Sonsoles Lozano 

1. La Bernarda. “Esto es el coño de la Bernarda”.

El origen de Bernarda ha sido más difícil de situar de lo que imaginaba. Podría ser una prostituta de la Sierra de Sevilla, que dejó el pabellón- su pabellón- bien alto, y asunto terminado. Pero, ¿Qué tenía ese coño que no tuviese otro? ¿Por qué el sentido hoy día es el de una situación o lugar mal organizado y desordenado? ¿Estamos hablando de un coño o de una despensa?.     No, no me cuadra lo de la prostitución del todo. Hay otra versión -todo mucho más cercano a la leyenda y al mito que a la realidad- que nos sitúa a Bernarda en Atarfe ( Granada), allá por el siglo XVI. En esta ocasión, es santera, y la historia es de lo más surrealista que he escuchado en mi vida. Se supone que el “método curativo” de Bernarda pasaba por el poder de su entrepierna. Más concretamente, por introducir la mano de quien deseaba curarse, en el coño de la santera Bernarda.   ¿Qué ese año la cosecha iba mal y el agricultor estaba preocupado? Allí que el buen hombre metía su mano y que empezaban a brotar las coles. ¿Qué una mujer no se quedaba embarazada? Pues nada nada, el mismo método y allí que paría trillizos. Y así con todos y todas. Porque el coño de la Bernarda no discriminaba ni hacía ascos a ninguna petición. De hecho, al parecer, era tan curativo que su fama se extendió, y se armaban grandes peregrinaciones para básicamente, meter la mano donde no se debía...Bueno, en este caso, sí se debía. 
Pero es que Bernarda y su leyenda da aún para más trama increíble. Dicen que a los
años de morir, Bernarda fue desenterrada, y ¿ adivináis qué parte de su cuerpo encontraron intacta? Pues eso. Pero es que , ni cortos ni perezosos, se lo llevaron a la Iglesia del pueblo, lo metieron en una urna dorada, para la adoración de peregrinos que por allí pasaban.¡ Menuda fantasía de historia!.

viernes, 27 de agosto de 2021

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POR RICARDO TROTTI


No tirar la toalla

Publicado el 17/11/2013 - Cuando la inseguridad pública, la inflación y la corrupción son desbordantes, y las crisis se repiten hasta el cansancio carcomiendo las esperanzas, la mayoría de la gente no atina a rebelarse, sino a resignarse y aceptar la realidad tal cual es.
A esa resignación moldeada por la frustración e impotencia por no poder cambiar las cosas, la psicología la denomina teoría de la indefensión aprendida.

 Es cuando la persona, al reconocerse incapaz para alterar el resultado, asume una conducta indiferente, pasiva y peligrosamente conformista.



Sucede en todas las sociedades. En las desarrolladas, como EE.UU., donde 11 millones de indocumentados vieron esta semana escabullir sus sueños por una reforma migratoria incumplida.
 En naciones estables, como Chile, donde los candidatos tratan de despabilar a votantes indiferentes que prometen gran abstención en las elecciones de este domingo.
 Muchas veces esa indefensión aprendida no es producto de la casualidad, sino inducida con intención.
 El caso típico es Venezuela. Es el país donde mejor se observa cómo los repetidos abusos de poder van desgastando las fuerzas de la gente que, abatida, hace suya la frase acostumbrada: “Nos merecemos el gobierno que tenemos”.


Ante esa desesperanza, el gobierno aprovecha para alimentar ese círculo vicioso de abusos y resignación.
 Como esta semana que, a imagen y semejanza de una Cuba económicamente discapacitada, Nicolás Maduro consiguió la ley que lo habilita a gobernar sin Congreso y decretar su “guerra económica”. Ya mandó detener la inflación por decreto e incentivó a las hordas para que desvalijen comercios de electrodomésticos, castigando así a comerciantes “imperialistas y especuladores”.
En el ánimo por controlar la economía y las voluntades, Maduro prohibió a los medios que hablen de “saqueos” so pena de cerrarlos o
incautarlos, así como antes había prohibido informar sobre motines carcelarios y hechos de violencia. Un control que para los críticos se ejerce mediante amenazas e intimidación, mientras que a sus simpatizantes embarduna con clientelismo, a sabiendas de que los subsidios generan sumisión, mientras que el trabajo crea peligrosa libertad.
Pero el control puede ser sólo un espejismo de bienestar, más aún cuando Cuba es el espejo. Es que la indefensión aprendida no siempre actúa como anestesia. En sus primeras etapas, esta genera resignación, indiferencia y conformismo, pero luego puede degenerar en estadios más peligrosos, como se vio con la “Primavera Árabe”, cuando las muchedumbres se desbordaron cansadas por la continua opresión.


Generalmente cuando se superan varias etapas y el sentimiento de derrota se transforma en fatalidad, trauma y enfermedad, las masas explotan apoyando cambios radicales y rupturas abruptas de sistema. De ahí que los golpes de Estado todavía no se hayan borrado del panorama mundial, como en Egipto, Paraguay y

Honduras.
También ocurre que en procesos menos traumáticos, se termina por apoyar a líderes mesiánicos, “outsiders” e inexpertos de la política, desconocidos que se hacen populares con eslóganes anticorrupción y de “poner la casa en orden”, pero que al poco tiempo se desenmascaran más corruptos y abusadores que sus antecesores. La historia está llena de ellos y no distingue en ideologías de izquierda o derecha, pasando desde los hermanos Castro hasta Augusto Pinochet o desde Alberto Fujimori hasta Hugo Chávez.
Esa misma historia muestra que el sentimiento de indefensión, suele llevar a sociedades enteras a un estado de depresión y fracaso, en las que la gente no

entiende por qué habiendo tantos recursos, las crisis son intermitentes y replicables de generación en generación.
Evitar esa indefensión aprendida no es una cuestión social, sino, ante todo, una responsabilidad individual. En democracia cada uno debe asumir una actitud proactiva, pese a los contratiempos. Participar de las elecciones, centros comunitarios; denunciar los malos servicios y las injusticas; alzar la voz, son formas de participar y hacer sociedad. No tirar la toalla, no rendirse, es el mejor antídoto contra la indefensión.

 

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En esta lucida opinión de Ricardo Trotti, creo que se pone el dedo en la llaga.

 

Sobre nuestro comportamiento generalizado, de que nada se puede hacer, quizá, hay radica lo peor de nuestra sociedad actual, pues nos deja indefensos para mejorar las cosas.

Hay herramientas en las democracias actuales, sean más o menos consolidadas, que pueden detener un proceso, que nos avoca, a la creación de dos clases de ciudadanos muy separadas, por el poder adquisitivo, y una tercera, cada vez más numerosa, que apenas pueden sobrevivir.

 Estos últimos años, hemos protestado buen parte de la sociedad, sin embargo, muy poco se ha conseguido, esto me hace pensar, que los movimientos de masas no son lo efectivos, entre comillas, porque cuando una multitud protesta, y no es capaz de canalizar ese movimiento, en un diseño claro y unánime, de que es lo que se quiere, por si solo se desvanece.


 En mi opinión.  Estos días hemos visto, como un número pequeño de trabajadores, en comparación con esas manifestaciones multitudinarias, han cambiado la vida de 1.300 compañeros.

 Esto ha sido posible porque se han presentado como un grupo compacto, solidario, y paciente, me refiero a los trabajadores de la limpieza de Madrid.

 Tal vez deberíamos hacer una reflexión, sobre las formas de cambiar las cosas en los tiempos actuales.

 A. Villena