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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

martes, 1 de noviembre de 2022

Fernando Argenta /


Adiós a Fernando Argenta, el gran divulgador de la música clásica


  • El creador de Clásicos Populares El Conciertazo ha fallecido en Madrid a los sesenta y ocho años
  • Hijo del gran director de orquesta Ataulfo Argenta, fue el gran divulgador de la música clásica y de su acercamiento a los más pequeños
Actualizada 04/12/2013 a las 14:01  
El presentador y crítico musical Fernando Argenta, en julio de 2008.  EFE
El presentador y crítico musical Fernando Argenta, en julio de 2008. EFE
Este martes, de manera callada –él que tanto amaba la música– se ha ido Fernando Argenta. El hombre de Clásicos Populares, de El Conciertazo, de la pasión por divulgar lo que amaba, lo que había mamado, ha fallecido a los 68 años, en este mismo Madrid que le vio nacer, y donde desarrollo su vida personal y profesional.

Era hijo de Ataulfo Argenta, uno de los más importantes directores de orquesta que ha tenido España, fallecido prematuramente cuando Fernando tenía 13 años. Su madre fue la pianista Juanita Pallarés, lo que redundó en que, al margen del Derecho, cursara estudios de música y piano; incluso, en su primera juventud, formó parte del grupo Miky y los Tonys, pero su sitio lo encontró en la divulgación de la Gran Música que él soñaba para todos los públicos y en que se convirtiera en mayoritaria.

Con 26 años llega a la que sería su casa, Radio Nacional, donde realiza distintos programas, hasta que da con el "suyo": En 1976 nace Clásicos Populares y ahí se vuelca, lucha, persevera, ilusiona a otros compañeros, y saca a los clásicos de las escasas y elitistas salas de concierto para que lleguen a un oyente inexperto, virgen, al que convence con la fe de quien ama lo que hace.

Fernando no tiene prejuicios, ni clichés: rompe con el relato erudito, sosegado y lineal y alborota con adivinanzas, concursos –en uno de ellos regaló su viejo Seat 600– anécdotas... lo que sea con tal de llegar a personas que nunca se habían parado a oír ese tipo de música. Y lo consigue y convierte a su programa en un clásico que permanece en el tiempo. Por el pasan algunas de las mejores voces de la radio pública; se editan discos con selecciones que él mima y que llegan a ventas impensables. Y compagina el programa con la dirección musical, con la asesoría para series infantiles, y con la creación de conciertos para niños –sabía por propia experiencia la importancia de educar musicalmente el oído desde la infancia–, hasta concretar y fundir su amor a la música, con la dedicación a la infancia. En el año 2000 nace El Conciertazo en la 2 de Televisión Española. Por primera vez sus oyentes pueden ver el apasionamiento, la espontaneidad de Fernando Argenta con los niños, el público más difícil, pero también el que más satisfacciones le proporciona.

Llega 2008, y un ciego ERE prejubila a Fernando. Han sido 32 años de Clásicos Populares, casi nueve de El Conciertazo; el quería seguir, pero... Nosotros lo perdimos, él sigue con mil actividades: recibe premios, edita nuevos libros, dirige música, promueve colecciones, todo en favor de la música de su vida. Un cáncer de páncreas ha acabado con ella, pero no con un legado que vive cada día en los oídos de millones de personas que, con él, aprendieron a amar a los clásicos

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A.VILLENA


Una reseña de las mas importantes, de la música clásica,  "Clásicos Populares". medio siglo en antena.
Mi trabajo me ha ofrecido la posibilidad de escucharlo en cientos de programas, y durante muchos años.
,Esto se producía, porque después de comer, solía desplazarme entre tajos, dándome la oportunidad de escucharlo en la radio del coche, ocurre,  que tenia la sensación de que ya pertenecía a mi familia.
Al saber de su muerte he quedado un tanto descolocado.
 Mi deseo de que D.E.P.
MI deseo, que si hay otro lugar después de la vida,  sepan de su eficiencia y su escepcionalidad,  como transmisor de una música, que siendo para minorías,  el hizo, que a través de su programa,  muchos fuésemos los que nos aficionásemos a ella.        

GRUPO TRAGSA /





He dudado, mucho sobre si opinar o no, de lo que pienso del proceso del ERE en Tragsa,... Al final lo haré.

En este momento -   30-11-13,
 Acabo de leer un artículo en el País, en donde según, la empresa Tragsa ha presentado en el órgano competente, su decisión de despedir a 1.300 trabajadores fijos, durante el año 2014, correspondientes a la filial Tragsatec y  Tragsa.

A esta situación llegamos, después de un proceso de negociación, en donde me asaltan todo tipo de dudas, sobre si nuestros representantes, han acertado o   han cometido un error.
Está claro, que cuando hay un camino a elegir, sobre dos posibles, cualquier decisión que tomemos, será imposible de demostrar, sobre si hemos elegido el correcto o no.

  Dicho esto, encuentro difícil de entender, el comportamiento de quienes nos representan en esa negociación y ¡Aclaro! 


Cuando dos partes negocian, sobre cualquier tema y deciden dar el visto bueno a un acuerdo, esperas por lógica y coherencia, que quedan comprometidas con lo firmado, y que, si estos son representantes de algún colectivo, defenderán el acuerdo, como el mejor de los posibles.

  Bueno, esto no ha sido así, pues recién firmado, algunos de los presentes en esa negociación y firmantes, han decidido presentarse ante el colectivo al que representaban y defender en una votación decisoria, sobre dicho acuerdo, que lo rechacen.
 Creo, que ni yo, ni nadie jamás podrá demostrar como ya indiqué, si firmar   fue la decisión correcta.



 

Lo que, si afirmo, es algo que se ha puesto en evidencia y es, el ridículo que han hecho nuestros negociadores, pues queda demostrado, que han sido una parte en la negociación desbordada y sin criterio.
Desconozco si han sido asesorados correctamente o no.
Si han sabido en todo momento lo que firmaban.
Si han pensado coherentemente sobre nuestro verdadero peso, como parte en una hipotética línea de presión.
Lo cierto y acabo, que somos mucho los trabajadores que pensamos, que no han estado a la altura, en un tipo de negociación como la presente, y que en el último momento han decidido agradar a las dos partes, aunque para ello, hayan tenido que decir, si y no, en apenas unos días sobre la misma cuestión.
También deseo dejar claro, mi respeto por quienes se atreven a lidiar con semejantes situaciones, en donde se dilucida nada más y nada menos que un puesto de trabajo.

Recordar, que ya son muchos miles los trabajadores, que han desaparecido en silencio en estos últimos años....  Vaya mi solidaridad con ellos


RECORDATORIO;

En el vídeo, se muestra una máquina de percusión en el inicio de un sondeo.
  Me recuerda mis primeros años de trabajo en I.N.C- O lo que hoy es, "Grupo Tragsa".

 A primeros de los años 70, esta empresa se dedicaba a la captación de Aguas subterráneas, para abastecimiento de potable y regadíos, también se hacían concentraciones parcelarias y pueblos para colonos.
 En mi caso, inicié mi trabajo, en el proyecto denominado ..." CAZORLA HELLIN YECLA "  

REVISAR LOS MÉTODOS /




         
POR RICARDO TROTTI
No tirar la toalla
Publicado el 17/11/2013 - Cuando la inseguridad pública, la inflación y la corrupción son desbordantes, y las crisis se repiten hasta el cansancio carcomiendo las esperanzas, la mayoría de la gente no atina a rebelarse, sino a resignarse y aceptar la realidad tal cual es.
A esa resignación moldeada por la frustración e impotencia por no poder cambiar las cosas, la psicología la denomina teoría de la indefensión aprendida. Es cuando la persona, al reconocerse incapaz para alterar el resultado, asume una conducta indiferente, pasiva y peligrosamente conformista.
Sucede en todas las sociedades. En las desarrolladas, como EE.UU., donde 11 millones de indocumentados vieron esta semana escabullir sus sueños por una reforma migratoria incumplida. En naciones estables, como Chile, donde los candidatos tratan de despabilar a votantes indiferentes que prometen gran abstención en las elecciones de este domingo. Muchas veces esa indefensión aprendida no es producto de la casualidad, sino inducida con intención. El caso típico es Venezuela. Es el país donde mejor se observa cómo los repetidos abusos de poder van desgastando las fuerzas de la gente que, abatida, hace suya la frase acostumbrada: “Nos merecemos el gobierno que tenemos”.
Ante esa desesperanza, el gobierno aprovecha para alimentar ese círculo vicioso de abusos y resignación. Como esta semana que, a imagen y semejanza de una Cuba económicamente discapacitada, Nicolás Maduro consiguió la ley que lo habilita a gobernar sin Congreso y decretar su “guerra económica”. Ya mandó detener la inflación por decreto e incentivó a las hordas para que desvalijen comercios de electrodomésticos, castigando así a comerciantes “imperialistas y especuladores”.
En el ánimo por controlar la economía y las voluntades, Maduro prohibió a los medios que hablen de “saqueos” so pena de cerrarlos o incautarlos, así como antes había prohibido informar sobre motines carcelarios y hechos de violencia. Un control que para los críticos se ejerce mediante amenazas e intimidación, mientras que a sus simpatizantes embarduna con clientelismo, a sabiendas de que los subsidios generan sumisión, mientras que el trabajo crea peligrosa libertad.
Pero el control puede ser sólo un espejismo de bienestar, más aún cuando Cuba es el espejo. Es que la indefensión aprendida no siempre actúa como anestesia. En sus primeras etapas, esta genera resignación, indiferencia y conformismo, pero luego puede degenerar en estadios más peligrosos, como se vio con la “Primavera Árabe”, cuando las muchedumbres se desbordaron cansadas por la continua opresión.
Generalmente cuando se superan varias etapas y el sentimiento de derrota se transforma en fatalidad, trauma y enfermedad, las masas explotan apoyando cambios radicales y rupturas abruptas de sistema. De ahí que los golpes de Estado todavía no se hayan borrado del panorama mundial, como en Egipto, Paraguay y Honduras.
También ocurre que en procesos menos traumáticos, se termina por apoyar a líderes mesiánicos, “outsiders” e inexpertos de la política, desconocidos que se hacen populares con eslóganes anticorrupción y de “poner la casa en orden”, pero que al poco tiempo se desenmascaran más corruptos y abusadores que sus antecesores. La historia está llena de ellos y no distingue en ideologías de izquierda o derecha, pasando desde los hermanos Castro hasta Augusto Pinochet o desde Alberto Fujimori hasta Hugo Chávez.
Esa misma historia muestra que el sentimiento de indefensión, suele llevar a sociedades enteras a un estado de depresión y fracaso, en las que la gente no entiende por qué habiendo tantos recursos, las crisis son intermitentes y replicables de generación en generación.
Evitar esa indefensión aprendida no es una cuestión social, sino, ante todo, una responsabilidad individual. En democracia cada uno debe asumir una actitud proactiva, pese a los contratiempos. Participar de las elecciones, centros comunitarios; denunciar los malos servicios y las injusticias; alzar la voz, son formas de participar y hacer sociedad. No tirar la toalla, no rendirse, es el mejor antídoto contra la indefensión.


Ricardo Trotti
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En esta lucida opinión creo que se pone el dedo en la llaga. 

¡Y es! . Sobre nuestro comportamiento de que nada se puede hacer.
   ¡Quizá!  Ahí radica lo peor de nuestra sociedad.
 

 Hay herramientas en las democracias actuales, estén más o menos consolidadas, que pueden detener el proceso que nos avoca a la creación de dos clases, la que maneja el poder y él capital, una segunda que se maneja bien y se le llama clase media y una tercera de ciudadanos, cuya forma de vida queda marcada por la supervivencia.

Estos últimos años, hemos protestado, gran parte de la sociedad, sin embargo, muy poco se ha conseguido, esto me hace pensar que los movimientos de masas no son lo suficientemente efectivos, pues cuando, una multitud protesta, y no es capaz de canalizar ese movimiento, en un diseño claro, sobre cómo llevarla a cabo, por si solo se desvanece.

En mi opinión, estos días he visto como un número pequeño de trabajadores, en comparación con esas manifestaciones multitudinarias, han cambiado la vida de 1.300 compañeros.

Esto ha sido posible, porque se han presentado como un grupo compacto, solidario y paciente, por supuesto me refiero a los trabajadores de la Limpieza de Madrid.

Tal vez deberíamos hacer una reflexión sobre las formas de cambiar las cosas en los tiempos actuales.

A.  Villena