PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

miércoles, 9 de noviembre de 2022

LOS CLIENTES DE MI PADRE

 

      

(1.93                                   Venta de melones:

1.939

            Gabaldón. Cuartel. Jeromo. Confitería.  Mateo. Zarzuela

      (1.939). Venta de tomates:

     Anton, Inocente, El Cosme, Chaparro, Chimeneas, Cárcel, Jeromo, J. Antonio,          Muñoz, Andrés el Borrego, Hijo del Cinco, Moisés Tripas, Juana, Candil, 

 Retalera,   Jose Forestal, Cancarisa, Palotares, Aurelio, Carrucho, Perico.

   (1.940). Venta de habas:

   Artemio, Carrasco, y al de Sierra.



   (1.946). Venta de tomates:

Damián, El Goloso, El Garbanzo, Artemio, Abelino, Chapín. 


   (1.941). Venta de cebollino.

 Baltasar, Frasquito, Jabeque, Américo Pérez, Mariano Pérez, Juan Gachero,  Anton de las Casas nuevas,  Nastasio, Cayo, Rafael Botas, Daniel Tonino, El Cañar, Juan Pedro,  Jose Cerezo, Candil.

  (1.945). Venta de chispe. Precio 16 céntimos de peseta.

 

 (1.943). Venta de cebollas:

Salvador, Pelea. Jose Forestal, Bogarreños, Guardia civil, Candil, Frasquito, Jabeque, Hermano de Jose C.N.T, Elche cojo tabernero, El pastor de la cañada del judío, Valentín Carreño, Moreno Monreal, Hija de Vicenton, Moisés de la estación, Galera de corbatillas, Cuñado de Camarroja, Cuñado de Pepe Garbanzo. 

(1.942). Venta de cebollas:

   Maria Antonia, Avelino, Moisés, Juan Manolom, Isabel Ramos, Pepe Calceta, Anton, Hortensia, El tuerto, El Gallo.   



       

TORMENTAS EN TIEMPOS DIFÍCILES / AGOSTO

Descripción que recuerdo de las tormentas, en los años 60:





 Difiere bastante, de cómo se producen hoy día. ¡¡Me explico!  El amanecer típico de un día de tormenta arrancaba con la cabañuela, traducida en cierta humedad, niebla y nubes bajas, que a media mañana comenzaban a disiparse, dando paso a nubes de evolución vertical, que crecían al oeste en zona montañosa y por lo general entre el "Pico" y " la casa Pegote" .
Estos cumulonimbos emergían oscuros y con bordes muy definidos y redondeados.  Sobre medida mañana se diluían las nieblas bajas, quedando formada la amenaza de tormenta para la tarde.

 Sobre el medio día, se producía el ocultamiento del sol, y en el tiempo de la siesta se oían lejanos los primeros truenos, con cierta lentitud la luz del día, iba dando paso a cierta oscuridad, según el desarrollo de la tempestad.

Entre la 5 y las 6 de la tarde, los mayores comenzaban a visitar la esquina de Tartaja, que era el mejor lugar para seguir la evolución de la tormenta.
 Aún recuerdo comentarios como, "esta cogida en el porrón", "toma fuerza en el estrecho", "aquellos ramales son de granizo", "le están tirando en el pozo cano", "se ha partido en el pico", "se vence a payuelas", "los cohetes la están volviendo".. et. et.
Mientras tanto, las familias se afanaban en guardar, todo lo que se pudiera perjudicar, en mi caso, recoger las cabras, la mula y tapar las ollas, las mujeres recogían ropas, las gallinas, y algún que otro animal de corral.
Los habituales de vigilar y comentar el desplazamiento, y la embargadura de la tormenta eran, el Cosme Pizlan, Juárez .el Porras, el Cojo Toni , Alfredo, Manuel el Pajarero (mi padre) que por cierto solía llegar de los últimos y también  era de los últimos en resguardarse y cuando ya caían las primeras gotas o  granizos, a veces también se añadían Luis Leona, José Perol, Hermogenes y otros que no recuerdo, al tiempo que seguían los movimientos de la nube, se contaban historias de tormentas pasadas.
 En animada conversación, se analizaba minuciosamente todos los movimientos de la tempestad.
 En las conversaciones y comentarios solía aparecer, el desgraciado suceso que se produjo en el barrio Graos, donde un rayo alcanzó a un bebé, en brazos de su madre, falleciendo en el acto.
 La señora era la "Señorita", porque si no recuerdo mal, era la amante de uno de los que antes llamaban el señorito, o algo así.
Si la tormenta llegaba al barrio, las familias con todo recogido entraban en sus casas, se cerraba las puerta, y se retiraba el puente que hacia de plomo, en la acometida de la luz, despues en penumbra  conteníamos el aliento. 

  Cuando el viento y las primeras gotas anunciaban que la tempestad era inminente, un silencio angustioso atenazaba a toda la familia.
  Si el granizo hacia acto de presencia, el miedo se convertía en angustia, era sabido que el sustento del año estaba en peligro, si solo era lluvia los rostros se relajaban y se daban gracias a dios.
Hay algo que deseo reseñar por lo estrambótico, el grito de guerra de Pizlan, un vecino que cuando la tormenta descargaba con la máxima intensidad, salía a la puerta de su casa y lanzaba un potente grito a lo Tarzan, que por cierto nunca llegué a entender.

También recuerdo, que después de la tormenta, los más jóvenes nos dedicábamos cazar pájaros caídos de los nidos, que en sus primeros vuelos y con los árboles mojados era fácil de capturarlos.
 El resultado era volver a casa
embarrados, afortunadamente las casas de aquella época estaban preparadas para este tipo de cosas, los suelos solían ser de tierra, o material similar, en definitiva, las preocupaciones no pasaban por tener las viviendas como los chorros del oro, entre otras cosas, porque en muchos casos eran casas con habitáculos adosados como cuadras, gorrineras, gallineros et. 









                                                                       

DIÁLOGOS CONMIGO..( 1.918 )


Próximo a cumplir 68 años, y aun navego con viento favorable,

no me sobra nada, pero disfruto de una aceptable calidad de vida.
Mi familia más directa por ahora, con salud y ocupados.
En estos últimos años y debido a la jubilación he sumado conocidos, con los que comparto actividades diversas de ocio, entre otras, piscina, almuerzos, universidad et.
  Los escarceos en el blog y redes sociales también contribuyen a mantenerme entretenido.
 Por otra parte, la suma de amigos o conocidos, con quienes comparto cierta proximidad, no pocas veces y debido a la generación de confianza, suelen vaciarme el tarro de sus verborreas políticas, no exentas de insultos de todo tipo, sobre aquellos que no piensan como ellos, esa actitud irrespetuosa y crispada de manifestarse, en no pocas veces me dejan descolocado y frustrado, hasta el punto de guardar mis argumentos de respuesta, y de la mejor manera posible, incluso haciendo humor, procuro desviar ese tipo de conversaciones.