Por naturaleza, indica Platón, hallamos
tres tipos de individuos: aquellos que actúan por deseos, otros por el honor y
la fama, otros según la razón (el “mito de los metales” explica que el
Demiurgo, al crear los cuerpos, a algunos los mezcló con oro, otros con plata y
otros con hierro y bronce).
Cada grupo posee una virtud propia y así,
identifica las tres partes del alma y sus virtudes con tres grupos sociales: los gobernantes serán los filósofos, aquellos en los que predomina la razón (¿quién obrará con mayor justicia que quien conoce la Idea de Justicia?) y su virtud será la Prudencia y Sabiduría; los guardianes son aquellos en los que predominan las pasiones nobles y serán virtuosos si actúan con valentía; por último, denomina artesanos o productores a aquellos en los que predomina la parte concupiscible, preocupados sólo por los goces de lo sensible, y su virtud será la templanza o
moderación. Si cada grupo cumple con la función que le es propia y se logra la armonía entre las tres partes del Estado, hallaremos el Estado Justo.
Aunque debe regularse tal situación: los filósofos-gobernantes y los guardianes viven en comunidad de bienes y familia, no poseen propiedades ni pareja ni hijos (comunismo aristocrático), para evitar así la corrupción, hermana del poder. Los propios gobernantes dirigen un plan eugenésico en el que los mejores deberán aparearse con las mejores, en épocas y edades determinadas. Los hijos son educados en común
disfrutar de los placeres de lo material y proveer de todo lo necesario al Estado. La educación
enseñarse en cada uno de los tres grupos. El gobierno no es un privilegio, sino un deber. El prisionero desatado en la caverna que ha visto la verdadera realidad debe regresar y conducir a los demás,
guiarlos hacia la virtud. La tarea de gobierno no es pues sólo asunto de estructuración social sino también de educación en el conocimiento de las Ideas y purificación del alma.
Platón nos ofrece una teoría sobre la evolución de las formas políticas, pues piensa que el tiempo conduce incluso a los estados mejor organizados a su degradación. El mejor gobierno es la Monarquía o Aristocracia (cuando ostentan el poder uno o los mejores moral e intelectualmente); la Timocracia es un primer paso en la degeneración, pues quienes gobiernan lo hacen ahora por honor, los guardianes; sigue la Oligarquía, el gobierno de unos pocos, los poderosos o ricos; la Democracia es un régimen claramente equivocado pues es el pueblo, los ignorantes productores, quien pretende gobernar. De tal confusión surge la Anarquía, la falta de poder, de la que alguien se acaba aprovechando y gobierna en beneficio propio (Tiranía).
(paideia) es la clave para el éxito: Platón regula con minuciosidad qué, cómo y cuándo debe enseñarse en cada uno de los tres grupos.
El gobierno no es un privilegio, sino un deber.
El prisionero desatado en la caverna que ha visto la verdadera realidad debe regresar y conducir a los demás, guiarlos hacia la virtud. La tarea de gobierno no es pues sólo asunto de estructuración social sino
también de educación en el conocimiento de las Ideas y purificación del alma.
Platón nos ofrece una teoría sobre la evolución de las formas políticas, pues piensa que el tiempo conduce incluso a los estados mejor organizados a su degradación. El mejor gobierno es la Monarquía o Aristocracia (cuando ostentan el poder uno o los mejores moral e intelectualmente); la Timocracia es un primer paso en la degeneración, pues quienes gobiernan lo hacen ahora por honor, los guardianes; sigue la Oligarquía, el gobierno de unos pocos, los poderosos o ricos; la Democracia es un régimen claramente equivocado pues es el pueblo, los ignorantes productores, quien pretende gobernar. De tal confusión surge la Anarquía, la falta de poder, de la que alguien se acaba aprovechando y gobierna en beneficio propio (Tiranía).