PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

martes, 1 de agosto de 2023

¿ ESTAMOS A TIEMPO ?

El Sistema   “  MÁS DE LO MISMO “


Ideas o verborrea, qué más da,  todos o casi todos hacemos ruido sobre lo que es y no debería de ser.

Pocas cosas en este momento, serán capaces de frenar la inercia a la que nos estamos viendo abocados,  por unos comportamientos,  sobre los que deberíamos reflexionar.
En mi opinión, solo una sociedad capaz de acortar los espacios entre los más  desfavorecidos  y los más privilegiados,  podría crear el entorno adecuado para evitar los conflictos, a los que a lo largo de la historia nos hemos visto abocados, solo hay que recordar lo que ha sido el pasado siglo, enfrentamientos en los que han sido exterminados millones de seres humanos, principalmente jóvenes, con el único fin, de ejercer hegemonías de índole racial, o simplemente de poder.
Creo que la inercia de destrucción se pausó, a raíz de un hecho que causó espanto, incluso a aquellos, para los que las guerras eran una especie de juego.
La destrucción de Hiroshima y Nagasaqui con sendas bombas atómicas,  y de lo que todavía quedan secuelas.

Está claro, que el capitalismo está creando un tipo de sociedad excesivamente alargada. resultando poco lógico,  que unos pocos, acumulen un porcentaje de riqueza tan excesivamente alto, mientras otra parte de la sociedad sufre una exclusión aberrante y dolorosa, convirtiéndolos a muchos, en desechos sociales.


   En mi media docena de décadas de vida, me ha tocado, creo que afortunadamente, recorrer un tiempo con unos saltos tecnológicos impresionantes, valga como ejemplo el cultivo del cereal en las campiñas manchegas.
Hemos pasado de la mula para la siembra y el segador para la  recolección, a los potentes tractores y cosechadoras, eliminando cientos de miles de puestos de trabajo, en  un espacio muy corto de tiempo.
Quede claro que admiro la capacidad de algunos humanos, para crear estos inventos.  ¡¡Ocurre!!, que estos adelantos no han servido, para que la sociedad en su conjunto se beneficie, que seria justo,y si han disparado los beneficios de aquellos que ya poseían enormes latifundios, mientras que los obreros se han idoacumulando en las listas del paro, y ese proceso que ha sido generalizado en todo tipo de actividades, ha acabado disparando las desigualdades, creando un caldo de cultivo para  enfrentamiento futuros, si antes no somos capaces de frenar la voracidad de una minoría, para acumular beneficios, en nombre de la eficiencia y buena gestión.



















lunes, 31 de julio de 2023

VÍDEOS Y MAS







RECUERDOS DE MI BARRIO

  Llega a mi memoria, el día a día de la familia del tendero  del barrio, el padre era tan enérgico como menudo, digo era, si bien en estos momentos que escribo, 9-2009 vive, y por lo que me cuentan no ha cambiado mucho.
  En sus principios de tendero, su herramienta de reparto se componía de un carro tirado por un burro, al que llamaba “Sevillano”.


Aquel medio de transporte lo utilizaba, tanto para abastecer la tienda, como para salir en interminables periplos por las dispersas barriadas de Isso, ofreciendo su mercancía.
Mas tarde, el carro lo sustituyo por un furgón con poco motor, y gran capacidad,” de color verde".

   En el barrio estábamos al tanto, cuando le tocaba cargar o descargar mercancía, su manera de requerir la colaboración de los hijos solía ser enérgica.
 Alguna que otra vez la obediencia la conseguía, de la manera que en aquellos tiempos se usaba, con la zapatilla de la madre o la correa del padre, eran unas relaciones bastante tormentosas y que dieron lugar a que los hijos fueran emigrando uno tras otro a Barcelona, donde iban fijando la residencia, cuando volvían de visita al barrio contaban maravillas de cómo se vivía en la ciudad.
Uno de los hermanos en uno de sus regresos al pueblo conoció una chica muy guapa y jovencita... Esta quedo encandilada por los encantos de un chico hippie y en poco tiempo partió con el...  No recuerdo si llegaron a contraer matrimonio, lo cierto que al poco tiempo ella regreso y según se comentaba, la trató de modernizar, algo que ella rechazó, en cualquier caso, supongo, que el mundo que él le dibujara cuando la conoció, no sería tan idílico en la realidad.

Con el paso de los años, también los padres emigraron a Barcelona y montaron un comercio, sin el concurso de los hijos, estos  ya tenían sus respectivos trabajos, y así han llegado a la jubilación, tanto padres como hijos.


 Algunos de ellos muy amigos míos. ¡Por cierto!, continúan añorando sus raíces y cuando pueden pasan temporadas en el barrio.

ARREBATOS DE NOSTALGIA








  Recuerdos que asoman como pinceladas pululando en un abismo de incoherencias.

Las nostalgias rompen con intensidad, es como si empujaran desde el interior de un arca, que se resiste a estar cerrada.

Mis primeros veinte años en este mi pueblo,  pateado de niño y hasta la edad adulta, me recuerda tantas imágenes como confusiones.

Los hilos que me conectan con el pasado son frágiles y apenas duran unos pocos segundos, después se diluyen en una nebulosa, a veces impenetrable.

Seis décadas después, complicado ser objetivo:





El tiempo ha levantado barreras en forma de progreso.

Mi intento de poner coherencia entre el pasado y el futuro choca con la inexorable máquina del tiempo que todo lo mezcla, sueño y realidad crean en mi memoria idílicos entornos donde vegetación y vida se complementan con total armonía. 

Isso, laberinto infinito:

Compuesto por multitud de barrios que nunca acabas de conocer y también con casas de campo esparcidas a lo largo y ancho de su geografía, con nombres como casa del olivar, los trigueros, Baltasar, Paco oreja, buenos deseos, puente perdigón, pinos de Julio, La palmera, casa grande, corral de Espinosa, casa del Rano, de Gachero, peña bermeja, molino Falcón, el romeral, casa Pegote, et.et.

Recuerdo caminar por estrechos senderos, cruzando acequias de riego entre troncos de olivos centenarios mezclados con nogales, almecineros, olmos, chopos descomunales como el de la almazara Gachero, edificio natural más alto de nuestro pueblo, hasta que la voracidad del hombre lo hizo desaparece, el chopo al que me refiero era una alta columna de ramas y hojas que hacía de hermoso parasol, creando una sombra densa y privilegiada en los duros meses de verano.
 Un lavadero junto a su grueso tronco y cuatro casas, más una almazara que pertenecía al señorito Gines, complotaban este entorno que en mis años mozos visitaba con frecuencia, porque vivían dos de mis tíos Juan Gachero y Angelica.

De entre la nebulosa del pasado, percibo estrechos caminos, de recorridos tortuosos, multitud de senderos, guilandas, cañadas, acequias, lavaderos, pozas, molinos, calderones, aljibes, hoyas, eras de trilla, et.et.

Cómo no recordar el olor a matanza en navidad, el de almazara en enero, el del azafrán a finales de octubre y en verano hortalizas y rastrojos de cereal recién segado y después de la tormenta, eran olores especiales difíciles de describir para mí.
En cualquier caso, no deja de ser un arrebato de nostalgia, que mi cerebro diseña para hacerme creer, que las cosas solo desaparecen cuando quedan totalmente olvidadas.