PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 21 de septiembre de 2023

ILUSTRACION


El salto del ángel



Por: | 31 de diciembre de 2013:


Dar pena no es lo mejor. Buscar dar pena es lamentable. Puestos a sentir algo por alguien no es lo preferible que sea pena. No es cuestión de desear ni padecerla, ni darla, ni tenerla. La alternativa no es ni la impiedad, ni la desconsideración, ni la indiferencia. Se trata simplemente de no limitarnos a pensar que, como ya nos hemos conmocionado con el pesar ajeno, somos generosos y cordiales.
 






musa y jaula de oro

RAMIO CALLE:

La mente se encarga de complicarlo todo. Busca donde no puede encontrar; ansía lo que no puede obtener. Se extravía con suma facilidad en toda clase de expectativas ilusorias. Dice querer bienestar, pero provoca malestar. Siempre está corriendo, deseando, persiguiendo logros. Tiene tanta prisa, tanta urgencia, que no puede jamás disfrutar de serenidad. Aunque nada le quede pendiente, sigue experimentando prisa y urgencia, sigue acumulando confusión y neurosis. No sabe detenerse, aguardar, esperar y confiar. Tanto mira a lo lejos que no ve lo más cercano. No aprecia lo sencillo, lo simple, lo hermosamente desnudo y evidente, como el trino de un pájaro o el rumor de un arroyo o la reconfortante brisa del aire o la caricia de un ser querido. 
Se pierde lo mejor de cada momento porque está pendiente de lo mejor para después, atrapada en la jaula de la expectativa. Incluso presupone la verdad tan lejos que no es capaz de detectada en la vida misma estallando con su energía a cada momento, unas veces en forma de nube y otras en forma de árbol, unas veces como el canto de un ruiseñor y otras como las arrugas de un anciano



martes, 19 de septiembre de 2023

ACTITUD Y SALUD- ( Angel Gabilondo) /

Por: Ángel Gabilondo | 29 de noviembre de 2013

En cierto modo,
 el mayor enemigo es la pobreza, en todas sus modalidades. Es el gran aislamiento, la gran soledad. Y su gran adversario es la justicia, no la que se reduce a la que se imparte. Montaigne habla de un mundo enfermo. Y subraya lo que a nuestro juicio supondría un verdadero síntoma de falta de salud social, hasta el punto de constituir algo monstruoso: “la guerra y la crueldad, las persecuciones de hombres y de libros, las torturas, y la destrucción de la América india. Y es lo que merece ser rechazado”. Estos otros males confirman que la salud no se reduce a la ausencia de enfermedades. Hay quienes no padecen ninguna de las que consideramos convencionalmente enfermedades y, sin embargo, no tienen ninguna salud. Ello no excluye, antes, al contrario, una adecuada sanidad.
Un tiempo enfermo es un tiempo indispuesto para la amistad que, con todo, se alimenta de la comunicación. (Essais, De l’amitié). Esta vinculación entre amistad y salud lo será asimismo con la capacidad de crear. Precisaremos entonces otra medicina, la libertad. La que brota en la escritura, en la lectura, en el cuidado de uno mismo y de la palabra, en la consideración del otro, en la labor bien hecha, en la entrega. Estos modos de tejernos y de entre tejernos propician la salud como libertad y la libertad como salud. Precisamente la cultura y la educación constituyen la gran salud y son claves para alcanzar esa libertad, la equidad y la cohesión social.



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A. Villena:

     Esta porción del artículo de A. Gabilondo, con respecto a la palabra " SALUD ", manifiesta en mi opinión, algo que afecta en este momento a gran parte de la sociedad de nuestro país.

   Cuando conversas con jóvenes, en muchos casos percibes una situación de hundimiento moral y de actitud preocupante, entre otros, sus argumentos se basan principalmente, en todo lo relacionado con la justicia, el cumplimiento de la ley, la gestión de recursos et.

  Consideran, que es la causa de que ellos estén en una situación, no solo de paro, sino, de que no merece la pena luchar por nada y esto es lo realmente complicado de resolver.

No sé si esto podrá tener o no solución, lo cierto, que por mucho que la economía mejore, si la percepción de la juventud sobre la descomposición moral a la que hemos asistido estas últimas décadas no conseguimos revertirla. La salud de este país no mejorará    

RAMIRO CALLE.. ¿ SE PUEDE APRENDER A MORIR ?




EXTRAÍDO DEL LIBRO   "APRENDER A VIVIR APRENDER A MORIR" DE RAMIRO CALLE





Compañeros de viaje:

 ¿Se puede aprender a morir?
 ¿Es posible enfrentarse a la enfermedad y a la muerte --propia y ajena-- con mayor serenidad y equilibrio? 

La respuesta es rotundamente sí, siempre que se intente comprender el fenómeno
 de la muerte, lo que exige entender también el fenómeno de la vida; aceptar el hecho inevitable del morir, saber desprenderse del ego, de los seres queridos, de las posesiones materiales, del anhelo de supervivencia, del propio cuerpo y, por último, utilizar métodos y técnicas previamente bien aprendidas y desarrolladas, para poder mantener el ánimo más sereno.

Los ciudadanos del mundo vivimos la descomposición de las instituciones políticas, sociales, religiosas y hasta humanitarias. Se agrede sin piedad a plantas y animales; el mundo está dominado por la voluntad obsesiva de poder y manipulación.

 Estas son algunas de las razones por las que un tanto por ciento elevado de la población padece depresión y otro porcentaje no menor pasa su tiempo vencido por una melancolía depresiva. Contra este loco modo de estar en el mundo existe una forma diferente de vivir. 


Algunos ya la han encontrado sin que hayan tenido que renunciar al mundo, simplemente rechazando la ofuscación de la mente. Para conseguir este estado no es necesario aislarse en la montaña, sino cambiar de actitud optando por una forma de vivir menos neurótica, más expansiva y menos obsesiva.

A veces el ser humano está de tal manera imantado por los objetos que posee que se abstrae por completo de la realidad de la muerte y pierde la consciencia de su inevitable finitud.