PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 8 de septiembre de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / Conclusiones 1

 

Conclusiones:

Hasta el momento de comenzar la investigación, solo se sabía de la existencia de las dos torres contiguas y el comienzo de los dos muros adosados a ellas; del resto de la fortaleza todo se ignoraba, aparte de alguna vaga noticia de la existencia de muros antiguos en alguna vivienda de las que componen la manzana del castillo (Simón, 2011, pp. 196-198). Es por este conocimiento parcial que se tenía que popularmente ni siquiera era identificado como un castillo, sino que se le denominaba como la Torre de Isso.

Gracias a los trabajos exhaustivos de arqueología de la arquitectura, llevados a cabo en todas y cada una de las viviendas y solares que componen la manzana, ahora sabemos que, en realidad, esos restos no son sino la cuarta parte de una fortaleza de dimensiones mucho mayores, de planta aproximadamente cuadrangular con unos 44 m de lado, con torreones en las esquinas y con otros menores situados en el centro de, al menos, tres de sus lados. 

A pesar de que hemos conseguido identificar, en buena medida, el perímetro del edificio, quedan por definir algunos puntos y aclarar determinadas cuestiones importantes, como todo lo relacionado con el acceso o accesos, la disposición exacta del frente oriental, así como la relación con el castillo de un aljibe situado fuera de su perímetro.

Otro de los avances que hemos logrado en el transcurso de esta campaña ha sido llegar a saber que la fortaleza no se levantó en un único momento, sino que, al menos, hubo dos fases constructivas bien diferenciadas: la más antigua a base de basamentos de calicanto y alzados de tapiería calicostrada, y la más reciente compuesta por tapias de hormigón. Esta última podría coincidir en buena medida con las dos torres y con los lienzos de muralla a ellas asociados. También se ha detectado, especialmente con motivo de las intervenciones arqueológicas realizadas en el frente septentrional, la existencia de una fase tardía, consistente, básicamente, en el forro de las fábricas originales mediante obra de tapia de hormigón. 

No hay conexión entre estas reformas y la construcción de las dos torres y los lienzos asociados del ángulo sudoccidental del castillo, por lo que no sabemos si ambas corresponden a un mismo momento o no. Por tanto, después de la construcción original hay evidencias de varias reformas en el perímetro del castillo, las más importantes son las dos comentadas, pero no sabemos si ambas reflejan dos momentos constructivos diferentes o si se trata del mismo.

En cuanto a la cronología de las fases del castillo y, lógicamente, a su interpretación histórica, también hemos logrado avances, aunque persisten dudas importantes.

Sabemos, en líneas generales, que las dos o tres etapas han de situarse entre los siglos XII y XIV, aunque no podemos afinar mucho más por falta de datos, y esto es importante porque de ello depende la adscripción de cada una de ellas a época andalusí o cristiana. 

Se han tomado muestras para análisis de Carbono 14 de maderas y hueso procedentes de la torre del ángulo suroeste, que sería en principio de la fase más tardía, y hasta el momento contamos con tres dataciones: 2 de ellas (maderas) ofrecen una fecha de entre 1090-1250 y la tercera (hueso) de 1270-1390. Por consiguiente, y a falta de que se nos faciliten los resultados de los análisis del resto de las muestras que son la mayoría, esta aproximación a la cronología absoluta del edificio no está proporcionando resultados concluyentes.

Técnicamente, el empleo del tapial para fabricar muros de hormigón se desarrolló durante toda la Edad Media a partir de fines del siglo XI sin cambios significativos, por lo que el análisis de la técnica constructiva no nos facilita avanzar en este sentido.

lunes, 2 de septiembre de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 40

 

En este momento se repiten operaciones de trasdosado, pero ya no de muros sino de
espacios. 

Aparece una nueva necesidad de superficie doméstica junto a una vocación de aprovechamiento y reutilización que cambian la lógica de las intervenciones: sobra espesor de muro y se ambiciona espacio, lo que antes era exterior que había que proteger ahora se convierte en elemento interior, privado, y se manipula casi sin limitación.

La muralla subsiste en la medida que sigue siendo útil y, en la mayoría de los casos, fue como pared medianera (Figs. 26 y 31). 

En los tramos en los que no es demolida, se la reduce al mínimo indispensable para asegurar una capacidad de carga adaptada a las nuevas necesidades. 

Cuando no se le adosan casas por el exterior, sus alzados son eliminados, como sucede en su flanco occidental, concretamente en los frentes de las casas que allí se abren (parcelas 2 y 14) (Fig. 53).

La pervivencia de aspectos culturales asociados a una tradición constructiva relacionada con el entorno y sus recursos,


hizo que las nuevas edificaciones se basaran en el uso de la tierra y el empleo, ininterrumpido, de la tapiería, junto con la madera, el yeso y, excepcionalmente, la cerámica. 




Las nuevas casas, última etapa en la evolución de la fortaleza, no la redujeron a la condición de despojo sino que escribieron una nueva página de su historia, con toda la


riqueza de una cultura popular que, aunque en declive,mantiene una débil llama en los hogares que, apenas, subsisten (Fig. 54).


martes, 27 de agosto de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 39

 

En el extremo noroeste de la manzana, no se ha podido constatar que guarde continuidad en las hiladas de tapia, debido a que no ha sido posible analizarlo por estar enlucido. 

La reforma castellana, no sólo debió suponer el refuerzo o reparación de estructuras anteriores, sino que sirvió para delimitar un sub-recinto con límites precisos y funcionamiento independiente.

El escaso desarrollo de los lienzos de muralla anexos a los torreones creemos se debe a que formaron parte de la reforma medieval cristiana que sustituyó, en este sector, a la fortificación primigenia, entestando la nueva obra a dos torreones, preexistentes e intermedios, que posteriormente fueron destruidos con el resto de la fortaleza antigua. 

Sin embargo, como hemos apuntado, la naturaleza del tramo de muralla sur, al este de la torre pequeña, puede ser diferente.

El hecho de que este sector se haya mantenido hasta nuestros días, apoya la interpretación de que se trata de la última gran reforma, adecuación y mejora de la fortaleza, que perduró convertido en casa ligada con la aristocracia local.

   Evolución constructiva de la fortaleza: 

A partir de los datos recabados mediante la documentación escrita y, sobre todo, arqueológica, podemos proponer tres grandes fases para explicar la evolución constructiva del espacio en el que se construyó la muralla de la fortaleza. Este proceso debe entenderse como una sucesión de trasdosados cuyo desarrollo empezó con el recorte y forrado de la base rocosa, pasando por la sucesiva construcción de murallas, las cuales reutilizaron o demolieron la muralla sobre la que, en un principio, se fueron adosando. 


Primera fase

Hemos comprobado que para su edificación se escogió un pequeño cerro situado en el punto en el que confluyen el camino de Hellín - Elche de la Sierra y la acequia proveniente de la Fuente de Isso. 

Hecho el replanteo de la fortaleza, se procedió a recortar el sustrato geológico generando así un escalón que proporcionaba mayor altura a los futuros alzados de las murallas y, por tanto, mejores condiciones de defensa, así como una imagen más intimidante. 

Ante la naturaleza de la roca calcarenita de este promontorio y su posible vulnerabilidad por
resultar fácilmente excavable y deleznable, se acometió una operación constructiva de forrado de los recortes realizados en el sustrato rocoso. 

A continuación,se emprendió la construcción de la muralla, que se complementó con la incorporación de torres o bastiones que aumentaban la defensa al agrandar


el espesor y proporcionar puntos de flanqueo (Fig. 28 y 36).



Segunda fase.

La necesidad posterior de mejorar las cercas, repararlas, o agrandar el perímetro, generó un segundo trasdosado. 

De esta forma los muros se hicieron más gruesos y, por tanto, con mayor estabilidad, reforzando las partes que más se verían afectadas por la humedad de capilaridad y de drenaje del promontorio rocoso, haciéndose a su vez más resistentes ante posibles impactos. 



El ensanchamiento de los muros habría provocado el relleno de los espacios entre torres, de manera que el funcionamiento táctico del sistema debería conllevar, no sólo el aumento de espesor en los lienzos, sino la disposición de nuevas torres de flanqueo que podían disponerse en los mismos puntos o en otros nuevos. Sin embargo, la función de las torres emplazadas originalmente en el centro de los lienzos podría haber desempeñado una función meramente estructural como contrafuerte prescindiendo de la misión de flanqueo, hecho que podría explicar el por qué en el único caso donde han podido ser excavados sus restos -solar de la parcela 13-, la torre no se recreció al mismo tiempo que lo hacía la muralla (Fig. 29).

Este crecimiento a base de trasdosar las preexistencias tiene una ventaja adicional: la posición relativa de los diferentes puntos interiores sigue siendo la misma, de manera que puede cambiar la eficacia y prestaciones de la defensa, pero no necesariamente el orden interno.


 Una primera observación que se puede hacer al contemplar la planta de la fortaleza es el excesivo tamaño de sus torres de esquina, lo que permitiría plantear la hipótesis de que fueron recrecidas con un gran forro de tapia, mientras que las intermedias fueron embebidas por el mencionado forro. Hay datos que evidencian que las primitivas torres de esquina-torre noreste-, presentaban una fábrica de mampostería encofrada que posteriormente fue forrada con tapias de diferentes características -torre noroccidental- (Fig. 18).




Tercera fase

Cuando la fortaleza perdió su sentido como defensa, entró en un estado de abandono y deterioro. 


Fue entonces, cuando sus murallas en unos casos sirvieron de cantera y en otros fueron reutilizadas, como estructuras sobredimensionadas, en las nuevas construcciones que terminaron conformando el barrio de la fortaleza (Fig. 52).