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En mi caso, he pasado momentos de confusión y perplejidad, tratando de no ser desleal, a la vez que me aferraba a mis principios.
En el tormentoso suceso que me refiero, hube de elegir una de las dos opciones.
Por una parte deseas no traicionar a quien ha depositado su confianza en ti.

Esta situación en los tiempos que corren de corrupción y mentira, son bastante frecuentes
Las personas que se han visto arrastradas a ser colaboradoras ciegos, y no romper una lealtad, suelen sufrir estragos en su ética y dignidad, quedando marcadas de por vida, con familia incluida.
Son muchos los que no han podido superarlo, y un día aparecen en la necrológica de suicidios.
En mi opinión y por experiencias vividas, nadie debe ser leal a quien en un momento dado, decide dejar de ser honesto.
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