
En el caso de mis hermanos y en especial el primero,
fueron muchas veces las que vi en su rostro el horror y el pánico, esta
cuestión sin duda debilita mi percepción de las bondades de la vida, incluso
cuando esta transcurra sin sobresaltos.

En mis últimas conversaciones con él, me trasmitió con una entereza, que
cada día valora en mayor medida, su total tranquilidad y disposición a como él
decía pasar al otro barrio. Lo único que
pedía a quienes le cuidamos era, que no tratásemos de alargarle la agonía final
en los hospitales.
Por nuestra parte, cumplimos a medias, tratamos de le alargasen la vida y
solo conseguimos un par de semanas más de dolor y agonía.
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