PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

lunes, 26 de octubre de 2020

MAQUIAVELO:

 

Lo que Maquiavelo no dijo: ‘El fin justifica los medios’

 Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Da la impresión, cuando se oye hablar de Maquiavelo, que con decir «El fin justifica los medios» se capta y se resume todo su pensamiento político, algo que, para cualquiera que lo haya leído con la debida atención, no deja de ser ridículo. Es ridículo porque Maquiavelo nunca dijo tal cosa, y lo es más todavía porque es atribuirle al intelectual florentino una simpleza que no lo deja en muy buen lugar, no tanto por el carácter maléfico de la simpleza, sino por la superficialidad de lo que dice. Lo más parecido a «el fin justifica los medios» que se puede encontrar en El príncipe, obra de Maquiavelo debido a la cual se le atribuye tan estúpida frase, está en el penúltimo párrafo del capítulo XVIII del libro, titulado: «Si los príncipes deben ser fieles a sus tratados». Allí dice Maquiavelo lo siguiente:


¿Qué dice aquí Maquiavelo? Lo primero de lo que habla es de «juzgar el interior de los hombres, y principalmente el de los príncipes». Este «interior» de los hombres es subjetivo, es su subjetividad y se compone de motivaciones, intenciones, ideales, fines, etc. Maquiavelo entiende que este «interior» nos está vedado, no es público, sino privado: cada hombre puede conocer su propio «interior» y nadie el de los demás, por ello no es posible «recurrir a los tribunales». Sin embargo, eso no nos impide «juzgar el interior de los hombres», sobre todo de los príncipes, ya que siempre podemos juzgar los resultados de sus acciones, con independencia de aquello que las haya motivado

En segundo lugar, habla de fines y medios: el fin del príncipe es gobernar y para ello debe «mantener su autoridad» por encima de todo. Si no la mantiene, entiende Maquiavelo que el príncipe no es tal, sino a lo sumo un títere, un mediocre o, en el peor de los casos, un futuro cadáver, con las desastrosas consecuencias que ello pueda acarrear para el pueblo que gobierna. ¿Y qué dice de los medios? Pues que con tal de no perder su autoridad, pueden ser cualesquiera, pues en apariencia serán vistos, por la mayoría gobernada, como «honrosos» y dignos de alabanza


Lo que Salustio está diciendo, y lo que Maquiavelo está secundando, está muy claro: por muy buena que sean las intenciones del príncipe, si las acciones derivadas de tales intenciones comprometen su autoridad, no son dignas de alabanza, lo lícito es mantener, cómo sea, tal autoridad. Maquiavelo añade: y al hacerlo, que parezca que el príncipe se guía por todas las virtudes que haya.

Las frases siguientes son aún más interesantes, pues recogen mejor el pensamiento de Maquiavelo. El príncipe desempeña una función social: gobernar por el bien del pueblo. Ya avisa Maquiavelo, al principio del libro, que él pertenece al pueblo y el autor florentino no era gilipollas, es decir, no le está diciendo al príncipe en esta obra que machaque al pueblo que gobierna

Maquiavelo distingue entre el vulgo y una minoría: el primero no se percata del tipo de hombre que lo gobierna, y mientras que todo vaya bien, las acciones del príncipe serán juzgadas con benevolencia, puesto que el vulgo no se percata de lo deshonroso que es su gobernante. Solo unos pocos individuos perspicaces lo hacen, pero estos guardan silencio, pues, como dice nuestro filósofo político favorito más adelante


Ahora bien, estos ciudadanos perspicaces hablarán en cuanto el vulgo no sepa «a qué atenerse», es decir, cuando no se sienta arropado por el gobernante, esto es, cuando el gobernante no mantenga el bienestar general. De hecho, el capítulo siguiente, el XIX, se titula «Que el príncipe ha de evitar que se le menosprecie y aborrezca», en el que aconseja, entre otras cosas, que se debe hacer querer por el pueblo, el cual es el principal apoyo del gobernante


Es importante, a este respecto, tener en cuenta lo siguiente: que el príncipe sea la autoridad real, y no un mero títere, es importante desde la perspectiva de los gobernados. Si el príncipe con autoridad es efectivo y los gobernados viven felices y comen perdices, enhorabuena, ese príncipe tiene muchas posibilidades de morir apaciblemente en la cama de viejo. Si el príncipe carece de autoridad y gobiernan otros, entonces es poco ventajoso para el pueblo gobernado y para el mismo príncipe: el pueblo podría participar, incluso protagonizar, su derrocamiento, y dado que la autoridad real no la ejercía él, nada cambiará. El que ejerce la autoridad debe ser un personaje público y conocido, no alguien oculto en las sombras. Si el príncipe es un mentecato que haciendo uso de su autoridad arruina a su pueblo, el pueblo lanzará sus dardos con acierto si ataca al príncipe.

sábado, 17 de octubre de 2020

¡¡ SE DE QUE HABLO !!

  ¿PRINCIPIOS O LEALTAD? 



La lealtad puede arrastrarte a la inmoralidad, sin apenas percibirlo, por tanto,  ubicarse en cualquiera de ellas ha de ser un paso muy meditado.





En mi caso, he pasado momentos de confusión y perplejidad, tratando de no ser desleal, a la vez que me aferraba a mis principios.


En el tormentoso suceso que me refiero, hube de elegir una de las dos opciones.

Por una parte deseas no traicionar a quien ha depositado su confianza en ti.

Por otra, esta el deseo de romper con una situación en manos de la justicia, y donde la lealtad te puede arrastrar en forma de daño colateral, hasta dar al traste con mi legitimo compromiso, de sacar adelante a mi familia.


  Esta situación en los tiempos que corren de corrupción y mentira, son bastante frecuentes



Las  personas que se han visto arrastradas a ser colaboradoras ciegos, y no romper una lealtad, suelen sufrir  estragos en su ética y dignidad,  quedando marcadas de por vida, con familia incluida.





   Son muchos los que no han podido superarlo, y un día aparecen en la necrológica de suicidios.
En mi opinión y por experiencias vividas, nadie debe ser leal a quien en un momento dado, decide dejar de ser honesto.



En  estos procesos, desgraciadamente a veces caen  personas, cuyo único delito ha sido el de estar en el 
momento y el lugar equivocado.

La percepción que les queda es, la  de que han sido utilizados para llenar las carteras de otros, de forma ilícita.

















martes, 13 de octubre de 2020

OPINION: Extraído del blog de "jmrmesas"..(Cierto sentido )

SILENCIO,SE RUEDA:



veintiuno de julio de dos mil diecisiete

CONCLUSION

Tomar el control empieza por ser conocedores de la terrible realidad, por eso, se hace necesario este
doble objetivo, según mi modesta apreciación, uno, la recuperación de la socialdemocracia, inyectándole el marxismo, que los socialistas-aliados-burgueses vaciaron de los partidos y sindicatos obreros; dos, un llamamiento a los intelectuales, científicos, artistas, que la parte sana de la izquierda mundial, empezando por Europa, Francia, Reino Unido, España, Alemania, pero también USA, América del sur, Rusia, África, China, Japón deberían iniciar, solicitando la aportación, sin cortapisas ideológica, es decir, sin pedir garantías de que nos favorezca.
 Solo limpieza argumental.

Estos podrían ser algunos temas ¿Existe alguna nación con destino manifiesto?¿Podemos esperar impasibles la próxima crisis? ¿Hemos de tolerar que las transnacionales y sus gobiernos
definan las fronteras? ¿Debemos aceptar ser expropiados de la vida, porque las empresas constructoras de armas de destrucción masivas, consideran que esa industria les beneficia? ¿Podemos reconvertir esa industria? ¿Cómo asegurar el control de la ciudadanía de los que tienen la fuerza bajo mando personal?¿Es esto un desatino? ¿Es más atinado una guerra nuclear, diseñando provocaciones? ¿Es tranquilizador que el Pentágono, tenga un presupuesto de casi un billón de dólares para 2018 – 696 500 000 000 $ – ? ¿Es posible una moneda mundial? ¿Puede una moneda virtual ser una moneda mundial? ¿Una hipotética moneda virtual mundial podría estar controlada por un comité interestatal, o mejor como ahora, alguien 
desconocido inmanipulable que tan buen juego da la especulación?

La izquierda sana de España, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, etc., se atreverían los dirigentes nacionales a encabezar una tal propuesta, o las tareas nacionales les desbordan. ¿desbordan porque las internacionales no somos capaces de abordarlas y las abordan las transnacionales monopolistas?











lunes, 12 de octubre de 2020

40 AÑOS DESPUES

No soñé con la democracia en mi juventud, entre otras cosas, porque el sistema no permitió que mi generación, supiéramos de qué se trataba.

Llegaron las libertades y con equilibrio y momentos complicados, salimos adelante, entre otras cosas porque nos abrumaron de sueños.

           ¿Y AHORA QUE ?

A veces, cuando veo algun debate político o noticiero, percibo con indignación, que estoy oyendo a los charlatanes de los años 50, vendiendo lotes de mantas por los pueblos, cuando por el mismo precio, añadían objeto tras objeto, fuese manta ,toalla, sábana, et.

 La diferencia.  Que aquellos lo hacían con 
gracia, mientras los politicos de ahora, lo hacen con arrogancia, prepotencia y con risa de muñeco loco, creando en quienes  lo están pasando mal, verdaderas tragedias mentales, y repugnancia.

Hoy!, 40 años despues pienso que no hemos estado a la altura, en cuanto a la  elección de los mejores, para tan difícil misión.

Conviene recordar, que este mi país al que quiero, continua lastrado por la alargada sombra del dictador, a traves de una vigilancia férrea sobre la educación.
La iglesia fue y de alguna manera continua, adoctrinando a generación tras generación, de las bondades de un cristianismo a la medida del dictador.
Sesenta años después, las dos españas, de las que hablaba A. Machado continúan enfrentadas.







  















domingo, 11 de octubre de 2020

REFLEXIONES... ( 05/O9/1991 )




DEPURADORA VILLAJOYOSA
Estoy disfrutando vacaciones. ¡¡Suena bien!

  A mis cuarenta años, deseo que mis hijos crezcan rápidamente, y que sean autosuficientes.
 Deseo poder apartarme pronto de este monstruo en que se está convirtiendo la maquina productiva.
  Una competitividad que solo valora resultados inmediatos.
Yo la definiría como la lucha por el absurdo.
 Me considero hasta un hombre afortunado, sin embargo, los momentos sin preocupaciones en mi vida, apenas ocupan una pequeña parte, el resto lo dedico a intentar entender lo que me rodea ¡o sea! actuar a la defensiva, para no salir perjudicado, por otra parte, trato de encontrar en mis hijos los receptores idóneos de este tipo de cosas, que tantas dudas despiertan en mí.

En este galimatías, y en mi obsesión por hacerme hueco, acabo poniéndome tantas ataduras y doblándome tanto, que estoy quedando sin ningún tipo de respuesta, o contestación, que precise de critica a lo establecido.
   Hoy reconozco, que me he pasado la mayor parte de la vida, tratando de quedar bien con los demás, eso ha hecho de mí, dos personas distintas, la que soy, y la que procuro trasmitir.

 Puede que sea hipócrita, por mi parte, sin embargo, cuando se trata de hacer compatible, la libertad de opinión y el entendimiento con tus superiores en el trabajo, la cuestión se complica, pues si deseas no tener problemas, habrás de ocultar tu verdadera realidad, porque pocos jefes están preparados, para compartir con sus subordinados, la gestión, sobre el cuándo y el cómo, de los problemas que surgen en cualquier proyecto de obra 

  Esto, hasta día de hoy he podido soportarlo, sin embargo, es tal la presión, que comienza a crearme enormes dificultades de personalidad, y que deriva por encima de cualquier otra consideración, en miedo no solo al fracaso, sino incluso al daño que me produce, cualquier tipo de crítica, sobre el resultado obtenido.
    Esta situación en el futuro tratare de revertirla, o quizá algún día a no muy largo plazo lo acabare lamentando.
 Esta lucha emocional está vigente en mi vida, desde hace algún tiempo, con dos frentes muy definidos y tal vez antagónicos.
   Por una parte, la búsqueda de mis raíces y el reencuentro con mis entornos naturales de la niñez.

 Por otra, la obligación responsable, de a través de mi trabajo y mi esfuerzo, encontrarle sentido a la lucha discreta y soterrada, por colocarme en las mejores posiciones, y poder ofrecer a mis hijos, las posibilidades que yo no tuve.

 De ahí, que la visión que actualmente tengo de la vida sería la de una película en blanco y negro, pasada de revoluciones.

  El gran reto quizá sea, crearme un entorno tranquilo, donde yo como sujeto, no me sienta atrapado, cuestión complicada
.
Últimamente tengo sueños en los que, al despertar los recuerdo con cierta nitidez.
 La relación que hay entre ellos es la presencia de mi mujer.
En ocasiones la veo alejándose de mí, y con la posibilidad de perderla.  Es cuando suelo despertar y siento gran alivio al descubrir que duerme a mi lado.

  Es evidente que el trabajo me somete a una alta tensión, o como ahora se dice "estrés".
Esto hace que me sienta una herramienta de empresa dentro del entramado laboral y no una persona.
   Esto hace que recuerde con cierta nostalgia, los años que disfrutaba de la total confianza de mis superiores.

Eso ocurría antes de 1.990.

En ese año la empresa nos comunicó al comité, que algunos gestores en el área que yo trabajaba se había sé excedido de sus funciones, a la vez que se beneficiaban con prácticas corruptas.

Esta cuestión, por la gravedad de las imputaciones, hicieron de mi un elemento roto y descolocado, no comprendía nada de lo que estaba pasando, opte por el silencio y el distanciamiento, de todo cuanto pudiese recordarme el pasado, incluso las personas.
 
Fueron años espantosos en los cuales, y por voluntad propia amordace, la palabra y mi empatía hacia todo lo que rodeaba mi actividad laboral,

La primera foto de la página se refiere, a la primera obra después del conflicto del 90.   Se trata de la depuradora de Villajoyosa. 













 



       

  

   


lunes, 5 de octubre de 2020

Ser bosques. Jean-Baptiste Vidalou.

 

Los emboscados



El autor es un activista medioambiental, licenciado en Filosofía, que presta su voz a los que quieren ser bosque, volverse ingobernables.

Crítica sin ambages la planificación y modernización arrasadoras y se pone del lado de quienes se oponen a que se reduzca el mundo a “cuentas”.

Quienes amamos la naturaleza y sabemos hasta qué punto la estamos saqueando y destruyendo sistemáticamente no podemos estar más de acuerdo con el punto de partida del ensayo Ser bosques firmado por Jean-Baptiste Viladou: «Esta época no parece sustentarse ya en gran cosa. La época que huye de su propio desastre refugiándose en su ‘nave espacial tierra’, la que tantas esperanzas había depositado en la religión del Progreso, se ve ahora abandonada a los designios de un globo a la deriva, despojada de todo sentido, por completo extra-terrestre».


Cabe añadir de entrada que, como corresponde a la naturaleza combativa del volumen, el autor firma con un seudónimo de guerra adoptado como homenaje a un héroe popular que durante el Siglo de las Luces luchó denodadamente contra la deforestación y el acaparamiento de tierras llevados a cabo por Carlos X en su feudo galo. La solapa informa también de que en realidad se trata de un activista medioambiental licenciado en Filosofía que, nada menos durante ocho años, vivió retirado en el bosque de las Cevenas, donde participó en la lucha colectiva contra la construcción de una planta de biomasa y que en la actualidad se dedica, como maestro de obras, al levantamiento de paredes a piedra seca en Occitania.


Bajo ese apelativo presta voz a quienes quieren ser bosque, volverse ingobernables, a aquéllos que han empezado a habitar como una manera de vivir, una ética, y contra proyectos asoladores tipo presa, cementerio de residuos radiactivos o aeropuerto, zonas boscosas en varios lugares de Francia, pero teniendo a la vez como referentes a pueblos en la misma lucha por todo el mundo: los nasa en Colombia, los penan en Borneo, los cree en Canadá, los pescadores del istmo de Tehuantepec o los campesinos del estado de Guerrero en México. Siempre en busca de una nueva relación respetuosa con el territorio, desde la certeza de que el bosque «es un pueblo que se subleva, una defensa que se organiza, imaginarios que se identifican».


Para llegar al desastre depredador en el que nos encontramos sumidos, bajo el control hegemónico, mediante señales en las pantallas, de los «intendentes del planeta», que cartografían, «píxel a píxel, su propia devastación», se remonta nada menos que al primer texto escrito de la humanidad, la historia sumeria de Gilgamesh, «quizá la primera catástrofe ecológica, esa catástrofe que es la propia civilización». A seguido se centra en la región francesa de las Cevenas, «tierra de resistencia», traza la historia de un terreno propicio a la guerrilla de emboscados, ya desde la insurrección y revuelta, en los albores del siglo XVIII, de los hugonotes camisardos que, como durante la Segunda Guerra Mundial el maquis, pusieron en jaque al ejército real, amparándose en una topografía inaccesible.


Se defiende a ultranza, siguiendo «una fuerza que crece en su corazón y sus lindes», la concepción de los bosques, por encima del mero paraje cubierto de árboles, como una forma de relación, «de disponer el mundo, de imaginarlo, de apegarse a él». Por eso, en torno a la oposición entre lo salvaje y lo civilizado, se desgrana con precisión la visión del bosque a lo largo de la historia de Occidente, de su pasado insurrecto y resistente que suelen olvidar los conservacionistas, al tiempo que se preconiza, acudiendo a Hannah Arendt, Martin Heidegger, Paul Virilio o Ernst Jünger, una vuelta, desde luego muy complicada, a lo rural y al hombre asilvestrado «frente a una civilización que está llevando este planeta a la catástrofe, desde las cadenas de producción hasta las plataformas de las redes sociales», a ser viento frente a los promotores eólicos.


Y porque critica sin ambages la planificación y modernización arrasadoras y se pone de lado de quienes tratan de impedir que se reduzca «el mundo a cuentas», pone el dedo en la llaga del único interés de dominación estratégica que alienta en la sacrosanta «transición ecológica» y su requerimiento de energía limpia, bajo el principio de «reducirlo todo a la economía», al crecimiento sostenido. La bicoca de la transición ecológica es en realidad, como muchos sospechamos, un cambio de negocio. O cuando denuncia la musealización al servicio del turismo urbanita de los Parques Nacionales. En torno a estas cuestiones no puede mostrarse más contundente: «Progreso y fascismo eran, y siguen siendo, los dos polos subyacentes de una misma ideología de ordenación».


Nuestra época sigue siendo fisiocrática y en la onda de la religión geométrica de Descartes, Hobbes o Bacon, hemos pasado de «la vieja idea de la conservación de la naturaleza a la de gobernanza de la biodiversidad», todo en términos contables, de mercado, es decir, de tecnología de poder, con el cinismo que esto comporta. La gestión sostenible, en suma, no es obra de la conciencia medioambiental, sino de la hegemonía del cálculo y la logística. Medir, extraer y gestionar, no hay más. Lo que da que pensar. Sin duda, más allá de manifiestos y manifestaciones al uso, por cuanto defiende no entrar en los falsos debates políticos ―«el político, sea de izquierdas o de derechas, no es más que un tonto útil, un trampolín para la ingeniería territorial» apoyada en la «mística de la interconexión». Un libro insólito y necesario