Quizá el realismo sea la actitud más ecuánime del ser humano, sin embargo, practicarlo podría privarnos de momentos mágicos
Suelen estar relacionados, con deseos, o estremecimientos, que experimentamos en nuestra edades juveniles, por lo que siendo románticos diríamos, primeros amores.
Por mi experiencia, se pueden contar con los dedos de una mano.
Recuerdo que estoy refiriendo a momentos mágicos, ¡O sea! . Sentir que vuelas, que puedes
poseer todo lo que deseas.
Está claro, que estas
situaciones a las que me refiero son fugaces, porque la realidad se impone pronto.
Lo mágico está
relacionado con los sueños, que por no sé qué hilos, pero ocurre, o por lo
menos en mi caso, que cuando despierto, recuerdo aun siendo
irreal, qué
me hacen sentir reconfortado y con deseo de continuar soñando.
Hay momentos en mí
vida, relacionados con la adolescencia o juventud, que de alguna manera han
quedado incrustados en mi cerebro, sin saber a ciencia cierta, si fueron como
me han trascendido.
Una simple mirada de
alguien que te gusta, cuando eres un adolescente, es como una descarga
eléctrica que te convierte en un gigante al momento.
Relacionado con este tipo de momentos, recuerdo en un baile del pueblo ver un ángel, o así lo percibí.
¿Quizá, porque
se llamaba Gloria?
¿Quizá, por su pálida
blancura?
¿Quizá, porque había bajado
de un cuadro?
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