La reflexión, el regalo más hermoso
En silencio cierro mis ojos, recordando todo lo que me ha hecho feliz, he reído, he llorado, he
colmado mi corazón de amor y lo he vaciado, he crecido, he aprendido, me he equivocado y estoy aquí de una forma u otra dando lo mejor de mí, porque solo de mí, depende mi felicidad, es como un viaje en el tiempo, para recordar aquellos días, esos en los cuales yo creía estar bien, buscando un no sé qué, que me daría la felicidad al final del camino… Y nada más distante de la realidad. Abro mis ojos y río, porque he aprendido que la felicidad no se busca ni se encuentra, ni esta al final del camino, ni me la da nada, ni nadie,
entendí que solo se es feliz cuando no albergamos odio en nuestro corazón, cuando aprendemos a enfrentar los problemas, dejamos el miedo a un lado y nos amamos profundamente, sé que me tengo a mi misma, que estoy del lado de Dios, agradecida por lo afortunada que soy, aprendí a escucharme y descubrí que en el silencio y la reflexión están los regalos más hermosos de nuestro ser, entendí que no por hablar más alto, escucharan mejor mis palabras, ya que son mis acciones las que hablaran por mí, entendí que solo de mi depende vivir con ilusión, comprendí que nada me hace más feliz que el desapego, que la mejor forma de tener es no retener y que ser es más que tener, que no importa cuánto me han herido, porque cada minuto de sufrimiento vale la pena, si tengo la oportunidad de aprender de ello y comenzar de nuevo, pues nada, ni nadie, me puede arrebatar la ilusión, el amor y la paz de mi corazón!