PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

lunes, 17 de diciembre de 2018

BORJA VILASECA





Desde un punto de vista emocional, todo lo que una persona no se da a sí misma lo busca en su relación con los demás: afecto, 
La independencia pasa por aprender a auto-abastecerse.
Es hora de reconocerlo: por lo general somos una sociedad de "eruditos racionales" y "analfabetos emocionales". No nos han enseñado a expresar con palabras el torbellino de emociones, sentimientos y estados de ánimo que deambulan por nuestro interior. Y esta ignorancia nos lleva a marginar lo que nos ocurre por dentro, sufriendo sus consecuencias.
"Los demás no nos dan ni nos quitan nada. Tan sólo son espejos que nos muestran lo que tenemos y lo que nos falta"

Debido a nuestra falta de conocimiento y entrenamiento en inteligencia emocional, solemos reaccionar o reprimirnos instintivamente cada vez que nos enfrentamos a la adversidad. Apenas nos damos espacio para comprender lo que ha sucedido y de qué manera podemos canalizar de forma constructiva lo que sentimos. De ahí que nos convirtamos en víctimas y verdugos de nuestro dolor, el cual intensificamos al volver a pensar en lo sucedido. En eso consiste vivir inconscientemente: en no darnos cuenta de que somos cocreadores de nuestro sufrimiento.
Por el camino, las heridas provocadas por esta guerra interna nos dejan un poso de miedos, angustias y carencias. Y la experiencia del malestar facilita que nos creamos una de las grandes mentiras que preconiza este sistema: que nuestro bienestar y nuestra felicidad dependen de algo externo, como el dinero, el poder, la belleza, la fama, el éxito, el sexo...





domingo, 28 de octubre de 2018

¿FAMILIA?



Desde mi perplejidad:



No entiendo cómo es posible, ser madre, comprobar lo que significa y a la vez, cerrarle la puerta a la tuya. 
En mi opinión, quienes cierran puertas y ganan este tipo de batallas, cuando menos deberían ser prudentes, pues la conciencia a veces gasta malas pasadas.



Como poder explicar desde mi escaso manejo de las palabras, unos comportamientos que tratan sobre rupturas entre madres e hijos, cuando son partes separadas por una tijera al nacer.

He sido testigo del nacimiento de varias hermanas, he sido testigo de cómo su madre desde el primer día se ha volcado en ofrecerles su dedicación permanente
Primero sintiéndolas crecer en su interior,

Después entregado minuto a minuto para protegerlas y alimentarlas.


En consecuencia, han crecido bajo la tutela y el amor que una madre es capaz de desarrollar para con los suyos, disfrutando con sus bautizos, colegios, primeras comuniones et.

 También los Abuelos han disfrutado en todo momento estando atentos a ayudar y compartir con alegría la llegada de cada nieta.

El tiempo continuo y las hermanas comienzan a hacer su propia vida, primero con amigos, después los novios, las parejas de hecho, los matrimonios et.

    Un buen día...mejor un mal día, en un evento importante de una de ellas, la relación de familia salta por los aires.

 


  Los padres se divorcian y las hijas deciden que la culpable es la madre, no solo del divorcio, sino de todos sus supuestos males, vividos desde no sé cuándo.
 Consecuencia - una espantada familiar que dispersa a todos los miembros, quedando roto

 cualquier vínculo, así como un comportamiento

 de rechazo total de las hijas hacia la

 madre l hasta el punto de impedirle qué

vea a sus nietos, en este punto es donde mi

 condición de supuesto humano me hace sentir

cierta repugnancia por algunos de nuestros comportamientos, yo me pregunto, ¿una madre tiene derecho a decidir, que su hijo crezca sin ver a su abuela? 
No pretendo, desde mi humilde reflexión, juzgar sobre quienes se han equivocado más.
 Lo que sí deseo es dejar constancia de que, si hay un ser en el mundo, a quien se le pueda perdonar todo, ese es una madre.

Hemos de asumir, que sean cuales sean los errores o comportamientos de una madre, por encima está el hecho de ser quien dedica parte de su vida a los suyos, hasta que la condición de adulto nos impulse a emprender nuestro camino y disfrutar de la aventura de la vida.
Esta especie de reflexion mía, de hace más de una década, ha resultado un auténtico equivoco.

jueves, 11 de octubre de 2018

NO DEJAR DE APRENDER...





     A estas alturas de la  vida, mi cerebro comienza percibir el pasado como un vertedero de residuos inconexos, de ahí mi dificultad para ordenar hechos con una objetividad razonable, a la vez que situarlos cronológicamente.

 Hay acontecimientos, que por lo que han podido representar emocionalmente, no desaparecen del todo, debido a que en los sueños se presentan con cierta asiduidad, creando cierta zozobra o alegria, según sean los hechos recordados.
  Si agrupo el recuerdo de situaciones de uno u otro signo, haría dos apartados, los vividos hasta la edad adulta y al amparo de mis padres, y el resto. 
En el primero se mezclan las magias de la juventud, con momentos críticos y frustrantes, y la segunda etapa, entregado a mi trabajo, como la clave para formar mi propia familia y sacarla adelante, en esta parte, no exenta de altibajos, percibo mi comportamiento o actitud,  como el de    "camaleónico”, este tipo de actitud creo que la desarrolle, despues de algunos reveses.
 Me gusta ganar ¡¡Como no!!. y he aprendido que una de las claves es, nunca descubrir las cartas, y si llega algun logro controlar ego.

    He aprendido algunas cosas a lo largo de mi vida, entre ellas, conseguir que los demás perciban en mi, un desinterés falso, por los objetivos que persigo, disimulando euforias y emociones, por mucho que las sienta.