PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 10 de mayo de 2020

ALAN WATTS

"Si no lo encuentras dentro de ti, ¿dónde lo encontrarás?" (Alan Watts)




De tanto mirar hacia fuera, nuestras diferentes motivaciones se van centrando en un mismo objetivo: conseguir que la realidad se adapte a nuestros deseos y expectativas egocéntricos. Así es como pretendemos conquistar algún día la felicidad. Sin embargo, dado que no solemos saciar estas falsas necesidades, enseguida interpretamos el papel de víctima, convirtiendo nuestra existencia en una frustración constante.
Expertos en el campo de la psicología de la personalidad afirman que este egocentrismo -que se origina en nuestra más tierna infancia- condiciona nuestro pensamiento, nuestra actitud y nuestra conducta, formando lentamente nuestra personalidad. Así, la falta de autoestima obliga a muchas personas a compensarse emocionalmente, mostrándose orgullosas y soberbias.
Al negar sus propias necesidades y perseguir las de los demás, son las últimas en pedir ayuda y las primeras en ofrecerla. Aunque no suelen escucharse a sí mismas, se ven legitimadas para atosigar y dar consejos sin que se los pidan. De ahí que suelan crear rechazo y se ven acorraladas por su mayor enemigo: la soledad.
En otros casos, esta carencia fuerza a algunas personas a proyectar una imagen de triunfo en todo momento, incluso cuando se sienten derrotadas. Cegadas por el afán de deslumbrar para ser reconocidas y admiradas, se vuelven adictas al trabajo, relegando su vida emocional a un segundo plano. La vanidad las condena a esconderse bajo una máscara de lujo y a refugiarse en una jaula de 
oro. Pero tras estas falsas apariencias padecen un profundo sentimiento de vacío y fracaso.

La ausencia de autoestima también provoca que algunas personas no se acepten a sí mismas, y se construyan una identidad diferente y especial para reafirmar su propia individualidad. No soportan ser consideradas vulgares y huyen de la normalidad. Y suelen crear un mundo de drama y fantasía que termina por envolverlos en un aura de incomprensión, desequilibrio y melancolía. Y al compararse con otras personas, suelen sentir envidia por creer que los demás poseen algo esencial que a ellas les falta.






jueves, 30 de abril de 2020

SOBRE CORRUPCIÓN Y CRISIS DEL 2009


LA PERPLEJIDAD DE UN CIUDADANO NORMAL...¡SUPONGO!


En mi opinión,todos ganaríamos si  cerraran todos los casos  de corrupción y  los jueces se dedicaran a juzgar al resto de los mortales. 
  A esta conclusión he llegado, después de percibir cómo,  ni hay medios ni jueces independientes capaces de poner en la cárcel ni al  uno por ciento de los que son. 
 Los juicios se eternizan y prescriben durante la instruccion.

IMPOSIBILIDAD DE RECUPERAR LO ROBADO

    Esto al menos es lo que yo percibo, supongo que es lo que  quieren los partidos políticos implicados, acabaremos  no sólo robados, sino que  nos va costar ingentes cantidades de dinero en instrucciones, resultando que en caso de culpabilidad no podrán ser castigados  por prescripción de los delitos.
  Al principio me interese por los debates en televisión en los que se trataba de corrupción, sin embargo en este momento huyo de ellos, pues solo hacen que confundirme, y en el mejor de los casos crearme una idea negativa de nuestra democracia, muy alejada de la que tenía hace algunos años.


Algunas preguntas que me hago

 ¿Quién pagará, por esa serie de obras faraónicas, que los políticos irresponsable-mente, han mandado ejecutar y que en este momento son un lastre económico y vergonzoso?

 ¿Quien pagara a todos esos empresarios, especialmente medianos y pequeños, que han trabajado para la administración, y que han acabado arruinados por impago  de ayuntamientos u otros entes públicos?.






 ¿Quién pagará por haber consentido que las autonomías hayan creado todo tipo de mercantiles, y empresas públicas duplicadas, con el único objetivo de manejar recursos económicos y la posibilidad de enchufar a personal próximo al partido de turno?

 ¿Quien pagara por las ruinas bancarias además de los ciudadanos? 


Supongo, que si estas respuestas hubiese que contestarlas judicialmente, habría que dedicar a los seis millones de parados, en la construcción de cárceles durante unos cuantos años.












      

martes, 21 de abril de 2020

GARCÍA MARQUEZ "ERENDIRA" /


La Increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Abuela Desalmada

Gabriel García Márquez




  Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la primera embestida. Pero Eréndira y la abuela estaban hechas a los riesgos de aquella naturaleza desatinada, y apenas si notaron el calibre del viento en el baño adornado de pavorreales repetidos y mosaicos pueriles de termas romanas.
         La abuela, desnuda y grande, parecía una hermosa ballena blanca en la alberca de mármol. La nieta había cumplido apenas los catorce años, y era lánguida y de huesos tiernos, y demasiado mansa para su edad. Con una parsimonia que tenía algo de rigor sagrado le hacía abluciones a la abuela con un agua en la que había hervido plantas depurativas y hojas de buen olor, y éstas se quedaban pegadas en las espaldas suculentas, en los cabellos metálicos y sueltos, en el hombro potente tatuado sin piedad con un escarnio de marineros.
         -Anoche soñé que estaba esperando una carta -dijo la abuela.
         Eréndira, que nunca hablaba si no era por motivos ineludibles, preguntó:
         -¿Qué día era en el sueño?
         -jueves.
         -Entonces era una carta con malas noticias -dijo Eréndira- pero no llegará nunca.
         Cuando acabó de bañarla, llevó a la abuela a su dormitorio. Era tan gorda que sólo podía caminar apoyada en el hombro de la nieta, o con un báculo que parecía de obispo, pero aún en sus diligencias más difíciles se notaba el dominio de una grandeza anticuada. En la alcoba compuesta con un criterio excesivo y un poco demente, como toda la casa, Eréndira necesitó dos horas más para arreglar a la abuela. Le desenredó el cabello hebra por hebra, se lo perfumó y se lo peinó, le puso un vestido de flores ecuatoriales, le empolvó la cara con harina de talco, le pintó los labios con carmín, las mejillas con colorete, los párpados con almizcle y las uñas con esmalte de nácar, y cuando la tuvo emperifollado como una muñeca más grande que el tamaño humano la llevó a un jardín artificial de flores sofocantes como las del vestido, la sentó en una poltrona que tenía el fundamento y la alcurnia de un trono, y la dejó escuchando los discos fugaces del gramófono de bocina.
         Mientras la abuela navegaba por las ciénagas del pasado, Eréndira se ocupó de
barrer la casa, que era oscura y abigarrada, con muebles frenéticos y estatuas de césares inventados, y arañas de lágrimas y ángeles de alabastro, y un piano con barniz de oro, y numerosos relojes de formas y medidas imprevisibles. Tenía en el patio una cisterna para almacenar durante muchos años el agua llevada a lomo de indio desde manantiales remotos, y en una argolla de la cisterna había un avestruz raquítico, el único animal de plumas que pudo sobrevivir al tormento de aquel clima malvado. Estaba lejos de todo, en el alma del desierto, junto a una ranchería de calles miserables y ardientes, donde los chivos se suicidaban de desolación cuando soplaba el viento de la desgracia.
         Aquel refugio incomprensible había sido construido por el marido de la abuela, un contrabandista legendario que se llamaba Amadís, con quien ella tuvo un hijo que también se llamaba Amadís, y que fue el padre de Eréndira. Nadie conoció los orígenes ni los motivos de esa familia. La versión más conocida en lengua de indios era que Amadís, el padre, había rescatado a su hermosa mujer de un prostíbulo de las Antillas, donde mató a un hombre a cuchilladas, y la traspuso para siempre en la impunidad del desierto. Cuando los Amadises murieron, el uno de fiebres melancólicas, y el otro acribillado en un pleito de rivales, la mujer enterró los cadáveres en el patio, despachó a las catorce sirvientas descalzas, y siguió apacentando sus sueños de grandeza en la penumbra de la casa furtiva, gracias al sacrificio de la nieta bastarda que había criado desde el nacimiento.
 
Descripciones contundentes de este genio, que nos ha dejado un patrimonio imposible de valorar....Por su valía.






  Gracias.. García Marquez