PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 1 de noviembre de 2020

SEMANA..DEL..22/06/2009

 

 La semana empieza con los restos de dolencia, en la muñeca del brazo izquierdo.

 A media mañana, empiezan las novedades negativas, me llama Prieto y me comunica la avería de la tubería en la salida hacia Aspe, a la altura de la inca, el resto del día lo paso tratando que encajen, maquinaria y personal para resolverlo.

 Después me indican, que donde hubo el reventón en P-de Murcia, se había hundido el camino, generando peligro. De nuevo repito llamadas para resolverlo, esto convierte mis días de puente una vez más, en preocupaciones laborales.

    La aparente tranquilidad de Isso se altera, cuando Emilio nos pregunta si iremos a Alicante el martes para hacernos cargo de Daniela, para que puedan salir un rato.

   El mismo martes también vemos a Carlos y familia en la puerta de la estación y aprovechamos para dar una vuelta por la fiesta y cenar en un restaurante , que no recuerdo el nombre.

 Al regreso estoy escribiendo estas líneas y a la vez viendo perder la selección española de fútbol contra EEUU, en la copa confederaciones, rompiendo una racha histórica sin perder (35 en concreto).


   El ordenador también ha sido parte de mi entretenimiento, y creo, que ha contribuido a aumentar mi bajo estado de ánimo, hasta el punto, que cuando mas seguro creo estar de mi solidez anímica, el fantasma se presenta, y de un zarpazo barre los pocos sueños que me quedan, convirtiéndome en un elemento descolocado y vulnerable.

  Es posible, pienso, que lo de mis estados de ánimo no tenga solución, me sucede con mucha frecuencia, y cuando pasa la situación que me preocupa, en ese momento mi cerebro comienza a buscar otro problema,  con lo cual, mi situación de ánimo difícilmente puede mejorar, (Quizá necesite ayuda, más de lo que yo creo).


 El jueves y viernes, estoy inmerso en solucionar problemas de tuberías, por cierto, el jueves se produce otra avería en Hondón. En cualquier caso, el viernes, queda todo reparado y a falta de probar.

 A Raúl le noto cambiado, o en otra versión, si bien, es difícil saber por dónde van sus inquietudes.

 El resto de la semana y hasta hoy sábado,  estoy haciendo resumen de lo más reseñable,  mi señora esta pasando unos días con mareos, y con la tensión algo descontrolada.

  Es domingo y estoy cerrando la semana en Isso, lo más significativo, que mi Concha ha  finalizado las sesiones de quimioterapia. Ahora le toca durante un mes radioterapia, esta bastante afectada por  lo duro que ha sido la quimio.

 Mi Juan con muletas ,va  progresando despacio, yo continuo con molestias en la muñeca del brazo derecho, de todas formas, he estado quitando vástagos, y limpiando avispas en la caseta de la cerca . 


lunes, 26 de octubre de 2020

MAQUIAVELO:

 

Lo que Maquiavelo no dijo: ‘El fin justifica los medios’

 Publicado por Esteban Galisteo Gámez

Da la impresión, cuando se oye hablar de Maquiavelo, que con decir «El fin justifica los medios» se capta y se resume todo su pensamiento político, algo que, para cualquiera que lo haya leído con la debida atención, no deja de ser ridículo. Es ridículo porque Maquiavelo nunca dijo tal cosa, y lo es más todavía porque es atribuirle al intelectual florentino una simpleza que no lo deja en muy buen lugar, no tanto por el carácter maléfico de la simpleza, sino por la superficialidad de lo que dice. Lo más parecido a «el fin justifica los medios» que se puede encontrar en El príncipe, obra de Maquiavelo debido a la cual se le atribuye tan estúpida frase, está en el penúltimo párrafo del capítulo XVIII del libro, titulado: «Si los príncipes deben ser fieles a sus tratados». Allí dice Maquiavelo lo siguiente:


¿Qué dice aquí Maquiavelo? Lo primero de lo que habla es de «juzgar el interior de los hombres, y principalmente el de los príncipes». Este «interior» de los hombres es subjetivo, es su subjetividad y se compone de motivaciones, intenciones, ideales, fines, etc. Maquiavelo entiende que este «interior» nos está vedado, no es público, sino privado: cada hombre puede conocer su propio «interior» y nadie el de los demás, por ello no es posible «recurrir a los tribunales». Sin embargo, eso no nos impide «juzgar el interior de los hombres», sobre todo de los príncipes, ya que siempre podemos juzgar los resultados de sus acciones, con independencia de aquello que las haya motivado

En segundo lugar, habla de fines y medios: el fin del príncipe es gobernar y para ello debe «mantener su autoridad» por encima de todo. Si no la mantiene, entiende Maquiavelo que el príncipe no es tal, sino a lo sumo un títere, un mediocre o, en el peor de los casos, un futuro cadáver, con las desastrosas consecuencias que ello pueda acarrear para el pueblo que gobierna. ¿Y qué dice de los medios? Pues que con tal de no perder su autoridad, pueden ser cualesquiera, pues en apariencia serán vistos, por la mayoría gobernada, como «honrosos» y dignos de alabanza


Lo que Salustio está diciendo, y lo que Maquiavelo está secundando, está muy claro: por muy buena que sean las intenciones del príncipe, si las acciones derivadas de tales intenciones comprometen su autoridad, no son dignas de alabanza, lo lícito es mantener, cómo sea, tal autoridad. Maquiavelo añade: y al hacerlo, que parezca que el príncipe se guía por todas las virtudes que haya.

Las frases siguientes son aún más interesantes, pues recogen mejor el pensamiento de Maquiavelo. El príncipe desempeña una función social: gobernar por el bien del pueblo. Ya avisa Maquiavelo, al principio del libro, que él pertenece al pueblo y el autor florentino no era gilipollas, es decir, no le está diciendo al príncipe en esta obra que machaque al pueblo que gobierna

Maquiavelo distingue entre el vulgo y una minoría: el primero no se percata del tipo de hombre que lo gobierna, y mientras que todo vaya bien, las acciones del príncipe serán juzgadas con benevolencia, puesto que el vulgo no se percata de lo deshonroso que es su gobernante. Solo unos pocos individuos perspicaces lo hacen, pero estos guardan silencio, pues, como dice nuestro filósofo político favorito más adelante


Ahora bien, estos ciudadanos perspicaces hablarán en cuanto el vulgo no sepa «a qué atenerse», es decir, cuando no se sienta arropado por el gobernante, esto es, cuando el gobernante no mantenga el bienestar general. De hecho, el capítulo siguiente, el XIX, se titula «Que el príncipe ha de evitar que se le menosprecie y aborrezca», en el que aconseja, entre otras cosas, que se debe hacer querer por el pueblo, el cual es el principal apoyo del gobernante


Es importante, a este respecto, tener en cuenta lo siguiente: que el príncipe sea la autoridad real, y no un mero títere, es importante desde la perspectiva de los gobernados. Si el príncipe con autoridad es efectivo y los gobernados viven felices y comen perdices, enhorabuena, ese príncipe tiene muchas posibilidades de morir apaciblemente en la cama de viejo. Si el príncipe carece de autoridad y gobiernan otros, entonces es poco ventajoso para el pueblo gobernado y para el mismo príncipe: el pueblo podría participar, incluso protagonizar, su derrocamiento, y dado que la autoridad real no la ejercía él, nada cambiará. El que ejerce la autoridad debe ser un personaje público y conocido, no alguien oculto en las sombras. Si el príncipe es un mentecato que haciendo uso de su autoridad arruina a su pueblo, el pueblo lanzará sus dardos con acierto si ataca al príncipe.

sábado, 17 de octubre de 2020

¡¡ SE DE QUE HABLO !!

  ¿PRINCIPIOS O LEALTAD? 



La lealtad puede arrastrarte a la inmoralidad, sin apenas percibirlo, por tanto,  ubicarse en cualquiera de ellas ha de ser un paso muy meditado.





En mi caso, he pasado momentos de confusión y perplejidad, tratando de no ser desleal, a la vez que me aferraba a mis principios.


En el tormentoso suceso que me refiero, hube de elegir una de las dos opciones.

Por una parte deseas no traicionar a quien ha depositado su confianza en ti.

Por otra, esta el deseo de romper con una situación en manos de la justicia, y donde la lealtad te puede arrastrar en forma de daño colateral, hasta dar al traste con mi legitimo compromiso, de sacar adelante a mi familia.


  Esta situación en los tiempos que corren de corrupción y mentira, son bastante frecuentes



Las  personas que se han visto arrastradas a ser colaboradoras ciegos, y no romper una lealtad, suelen sufrir  estragos en su ética y dignidad,  quedando marcadas de por vida, con familia incluida.





   Son muchos los que no han podido superarlo, y un día aparecen en la necrológica de suicidios.
En mi opinión y por experiencias vividas, nadie debe ser leal a quien en un momento dado, decide dejar de ser honesto.



En  estos procesos, desgraciadamente a veces caen  personas, cuyo único delito ha sido el de estar en el 
momento y el lugar equivocado.

La percepción que les queda es, la  de que han sido utilizados para llenar las carteras de otros, de forma ilícita.