PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

sábado, 4 de febrero de 2023

"LOS MALDIGO"

 

El gran nombre de democracia

Ángeles Caso en Magazine 07/06/2012


DESDE HACE TIEMPO, cada mañana, después de leer el periódico y escuchar algún informativo en la radio, suelo caer durante un rato en un proceso depresivo.

Imagino que a todos ustedes les sucede algo parecido. Por muy bien que les vaya, las cosas a cada uno a título individual, es imposible no verse afectado por todo lo que nos rodea. 

Parece que nos hayan tirado encima un cubo entero de pintura sucia y maloliente, emborronando el fresco más o menos decente que habíamos ido haciendo entre todos, al menos desde el siglo XVIII y el extraordinario proceso de la Ilustración, han sido muchas las generaciones, infinitos los hombres y las mujeres que han batallado y se han dejado la libertad y hasta la vida por construir un mundo mejor. Una sociedad de la que ido desapareciendo lentamente las de los desheredados, dando paso a un dominio de las clases medias que accediendo a la educación y al poder a través de la democracia.



Habíamos aprendido que la redistribución de la riqueza era fundamental para la paz social.

Que compartir con los desprotegidos era la obligación de los más afortunados. El camino hacia delante parecía imparable. Y ahora de pronto, en unos meses, nos desmantelan todos esos derechos conseguidos a base de tanto esfuerzo. Derechos adquiridos, no privilegios regalados. Día a día, entre unos y otros, nuestros gobernantes se van cargando en nombre de la crisis los logros de una sociedad que, al fin, empezaba a ser justa. Sólo empezaba: España no había llegado ni de lejos al nivel de protección social existente en otros países de nuestro entorno, cuando la guadaña de los recortes ha ido a decapitar precisamente ahí. 
Tratan de convencernos de que no hay otro remedio. Pero entretanto, vemos cómo los privilegios de los más ricos y los más poderosos se mantienen intactos. Como si la historia no hubiera sucedido. Mientras millones de españoles se van al paro y cientos de miles de parados rozan ya la miseria, los políticos y sus colegas financieros y banqueros siguen impolutos en su mundo perfecto. Y da igual que malversen o dilapiden el dinero que hemos aportado entre todos y que debería invertirse en becas, quirófanos o asilos: nunca pasa nada. Han tirado millones de euros públicos por la ventana, han inaugurado infraestructuras absurdas, adquirido mansiones, arruinado cajas de ahorros, viajado en coches supersónicos, pagado cenorras, prostitutas y cocaína con nuestros impuestos. Pero ahí siguen, con sus corbatas impecables y su aire de ladrones elegantes.


Cada mañana, después de leer el periódico, en medio de la depresión, los maldigo. Maldigo a los corruptos, claro, pero también a los vanidosos que han querido dejar sus nombres escritos en piedra para la posteridad. Y a todos los decentes que han mirado hacia otro lado haciéndose los tontos mientras sus compinches robaban. Y ya sé, ya sé que todo esto no debe decirse, que es dar pábulo a los extremismos y a los populismos. Etcétera. Etcétera. Pero entonces ¿Qué hacemos? ¿Nos callamos mientras ellos nos conducen obedientemente, como ovejitas silenciosas, hacia el viejo corral del antiguo régimen, las grandes desigualdades, los señores y los siervos...? ¿Decimos amén porque esta bazofia lleva el gran nombre de democracia...? 




jueves, 2 de febrero de 2023

ISSEROS NOSTÁLGICOS-1 de 2










DEL LIBRO DE LA VIDA


Emprendimos nuestra marcha por el dilatado campo de las épocas, y vinimos desde las antiguas a las modernas edades.

Salimos del Paraíso y nos encontramos a los dos minutos en la mansión que nos ofrece el siglo xix. Nuestro viaje ha sido tan ligero como la electricidad. La rapidez con que hemos pasado al través de los tiempos nos ha permitido ver más que las cosas muy notables.

Ahora tendremos que caminar más despacio por el inmensurable valle del porvenir. ¿¥ quién de vosotros no ha sentido en su corazón un deseo de mejorar, de fortuna, de brillar en la sociedad, de alcanzar los aplausos que tributan los pueblos al sabio, al filósofo y al artista, que trabajan y sacrifican su existencia por conseguir el bienestar de aquellos, y por alcanzar para su patria una corona de gloria? ¿Quién de vosotros no tiene esas legítimas y justas aspiraciones? ¿Hay alguno que mire con desprecio los entusiastas y satisfactorios triunfos del genio y de la virtud? No: hasta el perverso los envidia; hasta el malvado desearía lograr su redención para obtenerlos, si encontrara una mano piadosa y bien hechora que supiera conducirle por el sendero del bien. Pero vosotros no estáis en ese caso. Vosotros dais vuelta por la falda de la montaña, en cuya cima se 28 eleva el templo de la felicidad y de la gloria, y aun cuando ardáis en deseos, no os atrevéis a subir a la cumbre. ¿Y por qué? Porque unos os creéis débiles. Porque otros os consideráis faltos de recursos y juzgáis pobre de espíritu vuestro corazón. Y porque otros, en fin, más impacientes que perversos primero, y más malvados que impacientes después, confundís los caminos y elegís el que conduce a la elevada cima del mal. Por eso os engañais. Es que vuestras preocupaciones ahogan el germen de esa pasión noble, y no dejan que se desarrolle en robustos y frondosos tallos. Para trepar por la montaña del bien hasta tocar a la cúspide, bastan la fe, la constancia y el talento. Venid un instante. ¿Veis ese bosque de pequeños arbolillos? Pues bien;observad cómo la mayor parte de ellos se esfuerzan por elevar sus ramas entre el medio de los demás, para lucir su follaje al sol de mediodía y recibir los besos halagüeños de la juguetona brisa. Los que solo brotan y extienden sus brazos al abrigo de los troncos de sus hermanos, vegetan oscurecidos. No gozan de los rayos de la luz. Sus hojas apenas se coloran. Sus- ramas languidecen y mueren al fin, sin haber gozado de la vida. Imitad a los primeros, y que os sirva de estímulo la miserable existencia que arrastran los segundos.