Extraídos del Baúl - del-84
Hoy siento necesidad de escribir y no se dé
que, ¡ Algo saldrá !
Con frecuencia, llega a mi
pensamiento algo sobre el recorrido de mi vida, y me duele comprobar que cada
vez emerge más empañado.
Siento que los recuerdos, a la vez, que se alejan en el
tiempo, van enterrando parte de mi, y hace que sienta bajones de ánimo.
Cuando me pongo a
rastrear mi pasado, apenas puedo arrancar algo del laberíntico
sendero, y cuando consigo encontrar alguna borrosa imagen sobre como seria, me resulta difícil situar en fecha con alguna proximidad.
En cualquier caso, y sabiendo que mí memoria cada día es más frágil, es por
lo que siento la necesidad de hacer acopio de escritos como este, para inmortalizar vivencias y lugares.
A los 8 años fui reclutado para ir a la escuela. Era la primera vez que me ausentaría de casa y de algunos quehaceres de ayudar a mis padres en tareas varias, generadas de las tareas agrícolas, así como del cuido de animales, que aliviaran la manutención de la numerosa familia,en tiempos difíciles.
De ahí, qué la compra de mi primera cartera con lápices, estuche,goma de borrar,libreta,primera cartilla y algun et. que no recuerdo, me hacia sentirme emocionado, eran extrañas sensaciones, en cualquier caso, percibía que el asedio de las obligaciones de casa, quedarían algo aparcadas.
De mis primero meses en el cole, tengo la percepción de haber sido miedoso y perdedor, recuerdo mis primer curso con escasas alegrías.
Esto lo corrobora una anécdota que paso a detallar:
En una de las ocasiones que trate de de hacer una gracieta paso lo siguiente.
El maestro gustaba de hacer
alguna visita a la maestra, durante la clase,por cierto se veían en la mesa escalera, donde daban las dos puertas las de chicas y las de chicos, esta situación la aprovechaban los
más atrevidos, para levantarse del pupitre y hacer cualquier travesura, desde
hacer garabatos en la pizarra, hasta arrojarse algún papel enrollado et.
normalmente cuando el maestro regresaba el orden ya estaba restablecido.
Un día me envalentoné, y cuando salió el maestro, decidí unirme a las travesuras, se trato de ir a cuatro patas entre los pupitres.
En fin, trate de llamar un poco
la atención y demostrar que también yo podía ser valiente.
Y ocurrió lo que suele pasarnos a
los miedosos, cuando tratamos de impresionar a los demás qué siempre nos cojen.
En ese momento apareció el profe y mientras los demás ya estaban sentados, yo me tropecé con él en la postura descrita, vio mi caminar a cuatro patas y no tardó en pensar que castigo me endosaba.
Se trató de dar unas cuantas vueltas a la clase, pero a cuatro patas, mientras el resto de alumnos reían.
¡¡ Quizá !!, experiencias de este tipo, me hicieron pensar, lo poco beneficioso que suele ser, tratar de ganar popularidad, con algun tipo de gamberrada juvenil.