PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

lunes, 2 de septiembre de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 40

 

En este momento se repiten operaciones de trasdosado, pero ya no de muros sino de
espacios. 

Aparece una nueva necesidad de superficie doméstica junto a una vocación de aprovechamiento y reutilización que cambian la lógica de las intervenciones: sobra espesor de muro y se ambiciona espacio, lo que antes era exterior que había que proteger ahora se convierte en elemento interior, privado, y se manipula casi sin limitación.

La muralla subsiste en la medida que sigue siendo útil y, en la mayoría de los casos, fue como pared medianera (Figs. 26 y 31). 

En los tramos en los que no es demolida, se la reduce al mínimo indispensable para asegurar una capacidad de carga adaptada a las nuevas necesidades. 

Cuando no se le adosan casas por el exterior, sus alzados son eliminados, como sucede en su flanco occidental, concretamente en los frentes de las casas que allí se abren (parcelas 2 y 14) (Fig. 53).

La pervivencia de aspectos culturales asociados a una tradición constructiva relacionada con el entorno y sus recursos,


hizo que las nuevas edificaciones se basaran en el uso de la tierra y el empleo, ininterrumpido, de la tapiería, junto con la madera, el yeso y, excepcionalmente, la cerámica. 




Las nuevas casas, última etapa en la evolución de la fortaleza, no la redujeron a la condición de despojo sino que escribieron una nueva página de su historia, con toda la


riqueza de una cultura popular que, aunque en declive,mantiene una débil llama en los hogares que, apenas, subsisten (Fig. 54).


martes, 27 de agosto de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 39

 

En el extremo noroeste de la manzana, no se ha podido constatar que guarde continuidad en las hiladas de tapia, debido a que no ha sido posible analizarlo por estar enlucido. 

La reforma castellana, no sólo debió suponer el refuerzo o reparación de estructuras anteriores, sino que sirvió para delimitar un sub-recinto con límites precisos y funcionamiento independiente.

El escaso desarrollo de los lienzos de muralla anexos a los torreones creemos se debe a que formaron parte de la reforma medieval cristiana que sustituyó, en este sector, a la fortificación primigenia, entestando la nueva obra a dos torreones, preexistentes e intermedios, que posteriormente fueron destruidos con el resto de la fortaleza antigua. 

Sin embargo, como hemos apuntado, la naturaleza del tramo de muralla sur, al este de la torre pequeña, puede ser diferente.

El hecho de que este sector se haya mantenido hasta nuestros días, apoya la interpretación de que se trata de la última gran reforma, adecuación y mejora de la fortaleza, que perduró convertido en casa ligada con la aristocracia local.

   Evolución constructiva de la fortaleza: 

A partir de los datos recabados mediante la documentación escrita y, sobre todo, arqueológica, podemos proponer tres grandes fases para explicar la evolución constructiva del espacio en el que se construyó la muralla de la fortaleza. Este proceso debe entenderse como una sucesión de trasdosados cuyo desarrollo empezó con el recorte y forrado de la base rocosa, pasando por la sucesiva construcción de murallas, las cuales reutilizaron o demolieron la muralla sobre la que, en un principio, se fueron adosando. 


Primera fase

Hemos comprobado que para su edificación se escogió un pequeño cerro situado en el punto en el que confluyen el camino de Hellín - Elche de la Sierra y la acequia proveniente de la Fuente de Isso. 

Hecho el replanteo de la fortaleza, se procedió a recortar el sustrato geológico generando así un escalón que proporcionaba mayor altura a los futuros alzados de las murallas y, por tanto, mejores condiciones de defensa, así como una imagen más intimidante. 

Ante la naturaleza de la roca calcarenita de este promontorio y su posible vulnerabilidad por
resultar fácilmente excavable y deleznable, se acometió una operación constructiva de forrado de los recortes realizados en el sustrato rocoso. 

A continuación,se emprendió la construcción de la muralla, que se complementó con la incorporación de torres o bastiones que aumentaban la defensa al agrandar


el espesor y proporcionar puntos de flanqueo (Fig. 28 y 36).



Segunda fase.

La necesidad posterior de mejorar las cercas, repararlas, o agrandar el perímetro, generó un segundo trasdosado. 

De esta forma los muros se hicieron más gruesos y, por tanto, con mayor estabilidad, reforzando las partes que más se verían afectadas por la humedad de capilaridad y de drenaje del promontorio rocoso, haciéndose a su vez más resistentes ante posibles impactos. 



El ensanchamiento de los muros habría provocado el relleno de los espacios entre torres, de manera que el funcionamiento táctico del sistema debería conllevar, no sólo el aumento de espesor en los lienzos, sino la disposición de nuevas torres de flanqueo que podían disponerse en los mismos puntos o en otros nuevos. Sin embargo, la función de las torres emplazadas originalmente en el centro de los lienzos podría haber desempeñado una función meramente estructural como contrafuerte prescindiendo de la misión de flanqueo, hecho que podría explicar el por qué en el único caso donde han podido ser excavados sus restos -solar de la parcela 13-, la torre no se recreció al mismo tiempo que lo hacía la muralla (Fig. 29).

Este crecimiento a base de trasdosar las preexistencias tiene una ventaja adicional: la posición relativa de los diferentes puntos interiores sigue siendo la misma, de manera que puede cambiar la eficacia y prestaciones de la defensa, pero no necesariamente el orden interno.


 Una primera observación que se puede hacer al contemplar la planta de la fortaleza es el excesivo tamaño de sus torres de esquina, lo que permitiría plantear la hipótesis de que fueron recrecidas con un gran forro de tapia, mientras que las intermedias fueron embebidas por el mencionado forro. Hay datos que evidencian que las primitivas torres de esquina-torre noreste-, presentaban una fábrica de mampostería encofrada que posteriormente fue forrada con tapias de diferentes características -torre noroccidental- (Fig. 18).




Tercera fase

Cuando la fortaleza perdió su sentido como defensa, entró en un estado de abandono y deterioro. 


Fue entonces, cuando sus murallas en unos casos sirvieron de cantera y en otros fueron reutilizadas, como estructuras sobredimensionadas, en las nuevas construcciones que terminaron conformando el barrio de la fortaleza (Fig. 52).




jueves, 22 de agosto de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 38

 

La hipótesis de la puerta;


 La planta de la torre pequeña sugiere una perfecta entrada en recodo (Fig. 51). Pero dicho paso carecería de suficiente seguridad a no ser por el flanqueo que añade la gran torre de
esquina.

Aceptada la función de puerta para el conjunto de las dos torres, la siguiente cuestión radicaría en discutir cómo se accedía y con qué recursos defensivos se contaba. 

¿Dónde se hallaría el primer hueco de entrada? 

En principio, no lo podemos saber sin excavaciones arqueológicas que ayuden a descubrir huellas de su construcción. 

El callejón que se forma entre las dos torres podría contar con un diafragma frontal o no, en caso de existir en ese punto la primera puerta.

Una vez en esa especie de desfiladero, fácil de defender desde ambas torres, nos podemos preguntar dónde se hallaría el siguiente hueco. 

Un hueco frontal en la muralla norte no es completamente descartable -hoy existe uno- pero, aunque perfectamente flanqueado y con posibilidad de hostigamiento vertical, supondría desaprovechar el recurso de un primer recodo. 

Parece que la entrada directa a una gran estancia en planta baja de la torre principal hoy existe un vano- tiene poco sentido, pues conllevaría el acceso directo a un enclave muy comprometido y vulnerable al fuego.


El muro occidental de la torre pequeña, a la derecha del ingreso, representa la tercera posibilidad. 

Paradójicamente, es el único paramento que, en la actualidad, no presenta ningún hueco pero, desde el interior de la torre, podemos apreciar cómo la mitad norte de ese muro está prácticamente hueca (Fig. 50). 


Si a esa circunstancia añadimos que la puerta que comunica la planta baja de esa torre con el interior de la fortaleza se halla en la esquina noreste, puede quedar dibujada una entrada perfecta en recodo: el primer paso se hace hacia la derecha, sin protección ante la guardia situada en la mitad sur de la sala; el segundo hacia la izquierda dando la espalda al cuerpo de guardia; tras ese segundo giro, por el momento, no podemos saber si hubo nuevos obstáculos y si el espacio estaría techado o se entraría a un patio descubierto, totalmente controlado desde los adarves (Fig. 51). 

Como hipótesis, ese patio podría no tener toda la anchura que hoy encontramos sino, más bien, ser un espacio confinado por otras construcciones.

El complejo de puerta que acabamos de describir parece deberse a una reforma bajomedieval castellana, la última gran obra llevada a cabo en la fortaleza medieval. Con algunas modificaciones, fue el germen de la actual parcela 1. 

A dicha reforma se deben las torres y el lienzo oeste, no así, posiblemente, el lienzo oriental. 

Hay dos razones, al menos, que refuerzan lo que acabamos de exponer: el lienzo occidental y ambas torres presentan una continuidad casi perfecta en sus hiladas de tapia, además, los tres elementos se organizan con las mismas direcciones. 

Por el contrario, el lienzo oriental presenta otra dirección perpendicular a un tramo más antiguo existente