PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 30 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 29

 

A continuación, haremos un repaso de las parcelas en las que hemos identificado algunos tramos de la muralla. 

En la mayoría de los casos, los restos arqueológicos estaban visibles, mientras que en otros aparecían cubiertos por enlucidos y reutilizados como paredes medianeras.



En dos solares (parcelas 10 y 13), situados extramuros, intentamos localizar la muralla en extensión y para ello retiramos la capa de escombros y vegetación que los cubría.

Parcela 10. 

Está situada en la placeta de Isso nº 11 (Fig. 20). 

Tras una primera limpieza se comprobó, que los restos de la muralla eran muy escasos debido a que fue arrasada para ampliar la superficie disponible de la parcela en la que se edificó la casa que allí había. 

La destrucción de la muralla ha permitido analizar su proceso constructivo que, en un primer momento, consistió en recortar verticalmente la plataforma rocosa sobre la que se erigió la fortaleza y crear un escalón artificial sobre el que se levantó la muralla. 

En sección se aprecia que esta se insertó en el escalón, quedando la mitad exterior sobre su basamento en la parte más baja y la otra sobre la zona alta del escalón.

En la esquina noroccidental de este solar se ha realizado una limpieza más profunda, exhumando un tramo de muralla que alcanza una altura máxima de 58 cm, sobre una cimentación de 40 cm. 

Está construida con tapia de calicanto compuesta por tongadas de piedras tomadas con mortero rico en cal. 



Cada hilada alcanza una altura aproximada de 20 cm.

 En la base de la muralla se ven seis mechinales con unas dimensiones de 6,5-8 cm de ancho, 2,5-5 cm de alto y 31-51 cm de profundidad (Figs. 24 y 25).Fig. 24. Isso. Plaza de la Iglesia.

 Parcela nº 10. 

Ortofotografía del tramo de muralla. Bajo el muro de bloques de hormigón se ve el recorte vertical que se hizo en la plataforma rocosa para construir la muralla y los restos de ella organizados en hileras de mampuestos y capas de mortero de cal. 

Parcela 13. Está situada en el Camino de la Fuente nº 5 (Fig. 20).

 En este solar también se ha documentado el mismo proceso de expolio de la muralla que hemos visto en el solar precedente.  

En este caso, el intento de ganar superficie habitable fue más ambicioso que en el anterior pues se llegó, incluso, a excavar tres oquedades en la plataforma rocosa del cerro sobre el que se construyó la muralla (Figs. 26 y 27). 


La primera está situada en la parte oriental y fue excavada bajo la parcela nº 4. Presenta una superficie de 140 x 130 cm y una altura máxima de 182 cm. 

Dispone de un pavimento compuesto por baldosas de barro cocido (21 x 21 cm) de color rojo (Fig. 28).

jueves, 27 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 28

 

Por otra parte, tenemos evidencia del uso de tapiales en la construcción de la fortaleza.

 Estos sirvieron para dar forma a diferentes materiales (tierra, argamasa y mampuestos) que fueron ordenados y compactados dentro de los límites impuestos por los encofrados.

 La elección de los materiales y la manera de disponerlos dieron lugar a distintos tipos de tapia (López Martínez, 1999). 

Antes de continuar queremos explicar el significado preciso de los términos que vamos a utilizar al describirlas a lo largo de este artículo:

“Tapial” para referirnos al tablero característico con que se encofran las tapias. 

Está formado por un conjunto de tablas dispuestas horizontalmente, unidas con unos listones, también de madera, dispuestos verticalmente y clavados a las tablas, las cabezas de estos clavos, normalmente, sobresalen de la superficie del tapial. 

“Tapia” para el muro, o la parte de muro hecha de una vez con la ayuda del tapial utilizado como cajón. 

Tanto el tapial como la tapia fueron empleados como unidad de medida para describir, proyectar, o encargar una construcción. 

“Tapiería” para denominar el tipo de fábrica o técnica constructiva, así como al conjunto de muros. 

Ninguno de los tres vocablos hace referencia a un material, sino a la técnica que servirá para convertir los materiales en un elemento constructivo, fundamentalmente muros.

 Hemos utilizado el término “mampostería encofrada” para los casos en los que existe alguna duda sobre si los mampuestos fueron colocados, o no, con los métodos de la tapiería.

Hecha esta breve digresión, retomamos el análisis material de la fortaleza y para ello vamos a reparar en varias fotografías que documentan estructuras medievales que fueron destruidas en la segunda mitad del siglo XX. 

Entre ellas, destaca la imagen de una casa desaparecida situada en la parcela 8, en el inicio de la calle del Castillo, frente a la iglesia parroquial de Santiago (Fig. 21). 

Las fotografías evidencian que la vivienda se adosó a una estructura de tapia calicostrada que sobresalía por encima del tejado llevando una dirección norte-sur, formando un ángulo de 90º (Figs. 21-23). 





Situados estos restos en planta, no es arriesgado proponer que corresponden a una de las esquinas del torreón sureste de la fortaleza, al que se le adosó, extramuros, una vivienda(Fig. 18). 







Este mismo fenómeno se puede observar en el torreón noroccidental, contra el que se construyó por el norte otra casa (parcela nº 15). 

 

martes, 18 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 27

 

2.     La fortaleza: análisis de su materialidad


Las referencias escritas que acabamos de mencionar nos obligaban a realizar un estudio pormenorizado de todas las casas del barrio para tratar de identificar posibles restos ocultos de la fortaleza. 

Para ello, fue necesario acometer su levantamiento planimétrico, lo cual permitió, además de localizar varias medianerías en las que se conservaban los restos de la antigua muralla, identificar claramente líneas estructurales relacionadas con el recinto amurallado.  


La planta en la que hemos restituido el perímetro de la fortaleza dibuja una figura
cuadrangular con grandes torres en las esquinas (Fig. 18), cuyos vestigios mencionaba el canónigo Lozano en el siglo XVIII. 

En cuanto a la anchura este-oeste del castillo que cita Lozano (55 varas) coincide con lo que nosotros hemos podido comprobar; sin embargo, el eje norte-sur rebasaría en 20 varas la cifra proporcionada por el canónigo.


Las grandes estructuras emergentes, junto a las encontradas como resultado de las prospecciones arqueológicas que hemos realizado en 2019, constituyen las evidencias materiales a partir de las cuales vamos a intentar describir la fortaleza: contorno, elementos, funcionamiento, evolución, etc.


Las casas se construyeron adosadas a la muralla, por el exterior y por el interior del recinto, quedando una clara línea divisoria en el parcelario, consecuencia tanto del salto topográfico entre la zona intramuros y extramuros, como de la preexistencia de la muralla que, en la mayoría de los casos, ha desaparecido. 


Las secciones de las viviendas han permitido verificar que las construidas intramuros
estaban a una cota más alta que las que se adosaron a la muralla por el exterior (Fig. 19). Esta diferencia de altura, comprobada en todas las parcelas, responde al aprovechamiento de la topografía que se hace siempre a la hora de diseñar el perímetro de una fortaleza, con el fin de que esta se encuentre más elevada que el territorio circundante. 

En el caso de Isso, se ha detectado que se construyó aprovechando una muela rocosa poco elevada, que actualmente se encuentra enmascarada por las construcciones posteriores y por el propio castillo.



En la mayoría de los lugares en los que se ha analizado la base rocosa, sobre la que se
levantó el perímetro amurallado, hemos corroborado que antes de construirlo se hizo un recorte artificial de la plataforma rocosa creándose en algunos puntos un auténtico escalón, en unos casos completamente vertical (Fig. 24) y en otros inclinado (Fig. 28). El análisis del parcelario y de los muros de las viviendas ha permitido constatar la existencia de algunos tramos de muralla reutilizados como una gruesa medianera en la que se han apoyado las viviendas 
construidas extramuros (Fig. 30).







Con el paso del tiempo, los propietarios de estas casas, con el objetivo de ganar superficie habitable, llevaron a cabo una progresiva destrucción de la muralla hasta el punto de hacerla desaparecer. 

Esta invasión de su espacio explica en parte la irregularidad de estas viviendas
caracterizadas por presentar una arquitectura popular construida con materiales pobres.


En el frente septentrional de la fortaleza, al estar las viviendas construidas a una cota más


baja, fue posible excavar pequeñas cuevas en el sustrato rocoso sobre el que se apoya la propia muralla (Figs. 26 y 27). 

Con independencia de que algunos de sus restos se hayan conservado o no como medianería, su trazado ha dejado una huella indeleble en el parcelario.