PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

miércoles, 7 de enero de 2015

DE PAULO COELHO /... OPINIÓN..A VILLENA

La arrogancia es normalmente una máscara banal de cobardía
19 de noviembre 2014 por Paulo Coelho

"Dos cosas pueden suceder cuando conocemos a alguien: o bien nos convertimos en amigos o tratamos de convencer a esta persona a aceptar nuestras convicciones. Lo mismo ocurre cuando un carbón toca a otro trozo de carbón: tampoco comparte su fuego con ella o si éste resulta asfixiado por su tamaño y termina extinguiéndose”.
"Como generalmente estamos inseguros en el primer contacto, tratamos mostrando indiferencia, la arrogancia o la humildad excesiva. El resultado es que dejamos de ser nosotros mismos y las cosas comienzan a desviarse hacia un mundo extraño que no nos pertenece.
"Con el fin de evitar que esto suceda, permita que sus buenos sentimientos para ser vistos de inmediato. La arrogancia es normalmente una máscara banal de cobardía, pero termina evitando las cosas importantes de la flor en su vida. "

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A.   Villena

 

Interesante reflexión sobre una cuestión siempre viva  LA ARROGANCIA.

Nos cubrimos con ella, en cualquier nueva relación de amistad, como  bloqueando u ocultando nuestra verdadera fragilidad, con una máscara que tarde o temprano acaba cayendo.

 Con este comportamiento estamos ofreciendo un yo distorsionado y alejado de la natural proximidad, a la que como semejantes habríamos de aspirar.


Difícilmente nos relacionamos con los demás, de forma igualitaria, suele ocurrir que actuamos como maestros, o como alumnos según sean los interlocutores, esto deriva muchas veces, de la condición y posición de cada uno  “social-mente” …En este punto, interviene el currículo cultural,  económico o de relevancia familiar.
Diría para finalizar, que por lo general solemos admitir este tipo de jerarquías, como pilar  de arrogancias, que tanto daño hacen a la convivencia.

 

domingo, 8 de junio de 2014

SENTIRSE MAL, (A. Gabilondo) Y OPINIÓN, ( A. Villena ) /


Ángel Gabilondo


Basta vérselas con el dolor y el sufrimiento, y con la soledad de quienes no disfrutan de buena salud o no tienen condiciones para una vida digna, para retener la retahíla de quejas y contener el tono de constante lamento.
 En innumerables ocasiones quienes más argumentos tienen para hacerlo no disponen de las mínimas condiciones para mostrarlo.

La pérdida de fuerzas y de razones, el desconcierto ante la situación, la incapacidad o la imposibilidad de afrontarla y la infinita tristeza que ello conlleva nos anuncian lo que no requiere demasiadas proclamaciones. Y ya ni siquiera una exposición de motivos o una catalogación de las causas producen alivio alguno.

También hay un enigma en el malestar, que no siempre se diluye con una relación de explicaciones. Incluso en el caso de males procurados por uno mismo o por los demás, el asunto no se sutura con la atribución de culpabilidades. Podría aliviar, pero el alivio no siempre se recompone.

En determinadas coyunturas, en situaciones extremas, ni siquiera es fácil la compañía, ni la de acompañar, ni la de ser acompañado, ni se hace muy factible ni una comprensión ni una entereza con más contenido que un simple ponerse relativamente cerca. O acertar con la distancia adecuada. A veces, estar mal incluye precisamente estarlo con otros, y para con los otros, dado que, en cierto modo, ya se haya insatisfecho e incómodo para con uno mismo.

DE ÁNGEL GABILONDO (Sentirse mal)


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OPINIÓN:        A.  VILLENA
La lucidez de Ángel Gabilondo, tratando escollos tan delicados, como los que relata, y también la lucidez y agilidad en como lo relata, hace que muchos entre los que me encuentro,nos veamos reflejados y afectados por situaciones semejantes,en algun momento de nuestra vida.

  Poco que añadir a esta porción de artículo, que refleja la angustia y el desplome de un ser humano, cuando se ve dañado por cualquier dolencia en donde el entorno no puede evitar esa percepción de soledad y de debilidad extrema.

Son muchas las veces, que en una situación de desplome, no sólo físico, sino mental, podemos desear no ver a nadie, esto sin duda hay que respetarlo, ahora bien, creo que es una opción que siempre ha de ser decidida por el  afectado.

Fotos bajadas de Internet.
                                





sábado, 24 de mayo de 2014

10 -AÑOS SIN ELLA /




Mi hermana María:
La definiría como mi segunda madre.

Resulta difícil aceptar su pérdida, en cualquier caso, ninguno de los que la rodeamos a lo largo de su vida pudimos estar a su altura, en cuanta entrega y sacrificio por los suyos, diría que ha sido un privilegio haberla tenido como hermana.

En mi caso, la deuda moral adquirida quedará pendiente por vida, y sin duda se actualiza continuamente, pues ni se puede, ni se desea archivar el recuerdo de alguien que ha sido ejemplo de todas las buenas cualidades imaginables para con los demás.

 Cuando tratas de achicar el dolor que te produce, no es fácil, y sin duda acabamos pagándolo de muchas maneras.

Su pérdida, tres meses después de la de mi Vicente, dejó tocada mi familia de manera que nunca podrá reponerse.