(10-12-2013)
En este momento son las 21,16 horas y estoy viendo el
homenaje a Mandela en televisión.
Como suele ocurrir en
la especie humana, somos muy generosos con los difuntos, ¡ocurre!, que una vez
finalizado el evento cada cual regresa a su gallinero a continuar fomentando lo
contrario, de lo que este excepcional hombre ha defendido, la igualdad entre
los hombres sea cual sea su origen, color, o creencias.
Tengo la
impresión, que valores ecológicos, humanitarios, solidarios, políticos,
religiosos, et.et. Están siendo arrasados por un sunami llamado, manipulación,
competitividad y globalización.
No sé cómo acabara esto, pero percibo, que
un buen porcentaje de ciudadanos, están arrojando la toalla, y han perdido todo
tipo de esperanza en su futuro.
Están inmersos en una
especie de apatía, sin saber que han
hecho mal, para encontrarse en semejante situación.
La adicción más peligrosa que hemos
contraído y sin apenas notarlo es, la de consumir descontroladamente.
Nos hemos enganchado con ayuda de la
publicidad, a todo tipo de supuestas mejoras, que atropelladamente nos ofrecen, para disfrutar de calidad de vida y estatus.
¡Ocurre! . Que el
sacrificio al que hemos de enfrentarnos para conseguir lo que supuestamente
nos hará más felices. Nos acaba produciendo una espiral neurótica y obsesiva, por adquirir aquello que interesa vender, a base de publicidad machacona y actuando como una droga en nuestra concepción del bienestar, que a los
humildes nos desequilibra la economía, y a los poderosos les sirve para continuar
engordando sus cuentas.