14-5-07
Son las 24 horas, sentado en el lugar que llamo despacho, en Isso, si bien, no hay nada que despachar,
Mañana es fiesta.
En el ordenador suena la música de titántic.
Hace unas horas he acompañado a una familia, en la despedida de su hija que ha fallecido de cáncer a los 22 años.
El cáncer ha escrito una de sus páginas más horribles para ella y su familia
Los sueños, el deseo de descubrir las bondades de la vida, la luz, la magia de los momentos, el amor.
A eso se contrapone, la angustia, el dolor, las pesadillas, él miedo et.
Sentir que los medicamentos no paran la degradación de un cuerpo joven,
. A su lado los padres y su pareja rotos, sin poder ayudar, espectadores de lo más horrible,
El cáncer la ha disuelto en plena juventud, y es muy complicado ponerse en el lugar de esta chica, y de sus padres.
Lo de las muertes anunciadas, y más, si se producen cuando apenas has comenzado a vivir, producen un terrible espanto.
El tramo final con sus momentos de esperanza y de pánico, acaban minando los cimientos humanos más resistentes.
¿Es posible recibir el mensaje de tu final y recibirlo con sosiego?
Supongo, que cuando esta situación se da en jóvenes, y tan despiadadamente, la reacción ha de ser, de sentirse injustamente tratado.