PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

martes, 19 de septiembre de 2023

ACTITUD Y SALUD- ( Angel Gabilondo) /

Por: Ángel Gabilondo | 29 de noviembre de 2013

En cierto modo,
 el mayor enemigo es la pobreza, en todas sus modalidades. Es el gran aislamiento, la gran soledad. Y su gran adversario es la justicia, no la que se reduce a la que se imparte. Montaigne habla de un mundo enfermo. Y subraya lo que a nuestro juicio supondría un verdadero síntoma de falta de salud social, hasta el punto de constituir algo monstruoso: “la guerra y la crueldad, las persecuciones de hombres y de libros, las torturas, y la destrucción de la América india. Y es lo que merece ser rechazado”. Estos otros males confirman que la salud no se reduce a la ausencia de enfermedades. Hay quienes no padecen ninguna de las que consideramos convencionalmente enfermedades y, sin embargo, no tienen ninguna salud. Ello no excluye, antes, al contrario, una adecuada sanidad.
Un tiempo enfermo es un tiempo indispuesto para la amistad que, con todo, se alimenta de la comunicación. (Essais, De l’amitié). Esta vinculación entre amistad y salud lo será asimismo con la capacidad de crear. Precisaremos entonces otra medicina, la libertad. La que brota en la escritura, en la lectura, en el cuidado de uno mismo y de la palabra, en la consideración del otro, en la labor bien hecha, en la entrega. Estos modos de tejernos y de entre tejernos propician la salud como libertad y la libertad como salud. Precisamente la cultura y la educación constituyen la gran salud y son claves para alcanzar esa libertad, la equidad y la cohesión social.



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A. Villena:

     Esta porción del artículo de A. Gabilondo, con respecto a la palabra " SALUD ", manifiesta en mi opinión, algo que afecta en este momento a gran parte de la sociedad de nuestro país.

   Cuando conversas con jóvenes, en muchos casos percibes una situación de hundimiento moral y de actitud preocupante, entre otros, sus argumentos se basan principalmente, en todo lo relacionado con la justicia, el cumplimiento de la ley, la gestión de recursos et.

  Consideran, que es la causa de que ellos estén en una situación, no solo de paro, sino, de que no merece la pena luchar por nada y esto es lo realmente complicado de resolver.

No sé si esto podrá tener o no solución, lo cierto, que por mucho que la economía mejore, si la percepción de la juventud sobre la descomposición moral a la que hemos asistido estas últimas décadas no conseguimos revertirla. La salud de este país no mejorará    

RAMIRO CALLE.. ¿ SE PUEDE APRENDER A MORIR ?




EXTRAÍDO DEL LIBRO   "APRENDER A VIVIR APRENDER A MORIR" DE RAMIRO CALLE





Compañeros de viaje:

 ¿Se puede aprender a morir?
 ¿Es posible enfrentarse a la enfermedad y a la muerte --propia y ajena-- con mayor serenidad y equilibrio? 

La respuesta es rotundamente sí, siempre que se intente comprender el fenómeno
 de la muerte, lo que exige entender también el fenómeno de la vida; aceptar el hecho inevitable del morir, saber desprenderse del ego, de los seres queridos, de las posesiones materiales, del anhelo de supervivencia, del propio cuerpo y, por último, utilizar métodos y técnicas previamente bien aprendidas y desarrolladas, para poder mantener el ánimo más sereno.

Los ciudadanos del mundo vivimos la descomposición de las instituciones políticas, sociales, religiosas y hasta humanitarias. Se agrede sin piedad a plantas y animales; el mundo está dominado por la voluntad obsesiva de poder y manipulación.

 Estas son algunas de las razones por las que un tanto por ciento elevado de la población padece depresión y otro porcentaje no menor pasa su tiempo vencido por una melancolía depresiva. Contra este loco modo de estar en el mundo existe una forma diferente de vivir. 


Algunos ya la han encontrado sin que hayan tenido que renunciar al mundo, simplemente rechazando la ofuscación de la mente. Para conseguir este estado no es necesario aislarse en la montaña, sino cambiar de actitud optando por una forma de vivir menos neurótica, más expansiva y menos obsesiva.

A veces el ser humano está de tal manera imantado por los objetos que posee que se abstrae por completo de la realidad de la muerte y pierde la consciencia de su inevitable finitud.












sábado, 16 de septiembre de 2023

TORMENTAS



Locos siguiendo un tornado. ¡IMPRESIONANTE!




Desde que tengo uso de razón, han sido mi admiración y mi miedo.

Muchas veces he pensado en ello y a decir verdad, no he llegado a ninguna conclusión.





Desde mi infancia, a pesar de que mi memoria es más bien escasa, aun guardo
 recuerdos inquietantes, relacionados con las tormentas.
Una de las hipótesis que barajo, serían los momentos de pánico que se vivían en los pueblos de agricultores, cuando en los meses estivales, y coincidiendo con los cultivos de hortalizas y siega, se producían este tipo de fenómenos.


Cuando la tormenta se aproximaba, ocupando el horizonte, desde el collado remolinar, hasta el estrecho o dirección Lietor, la inquietud ya se percibía en la cara de los vecinos, él peligro se cernía sobre el sustento del año.

Recuerdo, que las puertas de las casas se cerraban con toda la familia recogida.
También los animales habían sido resguardados en corrales y porches

Se desconectaba la luz, mi madre rezaba entre dientes y mi padre quedaba mirando la calle. Quedábamos en silencio, con el oído alerta, por si se escuchaban los tan temidos granizos, sobre los tejados.
Los más pequeños vivíamos aquellos momentos contagiados del miedo.
Las primeras gotas de las tormentas suelen ser gruesas, y si en los primeros 15 a 20 minutos, no aparecía el granizo, por lo general, el peligro había pasado, y la relajación llegaba a toda la familia.

Si, por el contrario, los granizos aparecían sobre las tejas de la cocinilla, frente a la ventana de la casa, la alarma se disparaba.
Recuerdo.  Que, en ese momento, mis padres reaccionaban con ciertos rituales, mi madre echar puñados de sal a la calle y también objetos en forma de cruz, entre los que se encontraban las tenazas de la cocina,

Mi padre, descompuesto, se acordaba de todos los santos y vírgenes, pero no para felicitarlos.

En fin, supongo, que esto habrá tenido algo que ver, con mi actitud posterior.

 En cualquier caso, continuaré relatando episodios vividos a lo largo de mi vida, relacionados con las tormentas.