PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

domingo, 5 de mayo de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 16

 9. El poblamiento medieval de la comarca:


La arqueología y la escasa documentación escrita permiten afirmar que la población más destacada de la comarca en la Antigüedad y época emiral fue, indudablemente, la emplazada en el Tolmo de Minateda, una de las ciudades que se incluyeron en el pacto firmado en el año 713 entre el comes o dux visigodo Teodomiro y el conquistador árabe ̒Abd al-Azīz ibn Mūsà. 

A partir de ese momento parece haber sido denominada Madīnat Iyyuh, perviviendo durante casi doscientos años hasta su abandono definitivo a finales del siglo IX (Gutiérrez, 2011, p. 360). 

Para fechas más avanzadas, siglos XII y XIII, el asentamiento articulador del territorio parece que fue Hellín (Falyan), un hīṣn de mediano tamaño, con una modesta fortaleza, cabeza de un distrito al cual pudo pertenecer Isso y otras poblaciones de menor tamaño. 

Actualmente se conserva una calcazaba delimitada por un recinto arruinado con unas dimensiones de 108 x 53,5 m, constituido por lienzos y torres de tapiería de hormigón y tapiería calicostrada. Junto a él pudo haber un caserío, pero no una ciudad; ni siquiera hay constancia de que estuviera protegido por una muralla. 

Tras la conquista castellana, es posible que esta fortaleza acogiera en su interior al primitivo concejo cristiano.

11 No conocemos referencias seguras a Isso en los textos árabes; no obstante, podemos afirmar que ya existía en época andalusí dado que las primeras citas en la documentación castellana están relacionadas con los momentos inmediatos a la conquista de mediados del siglo XIII.

Además de Hellín, en las proximidades de Isso se localizan otras poblaciones relevantes en época andalusí que hemos examinado con cierto detalle, con el fin de poder contextualizar adecuadamente el poblamiento de la comarca en ese momento (Fig. 3).



Tobarra aparece citada en la obra del geógrafo al-Ûdrí (siglo XI), en el itinerario de Chinchilla a Cartagena. Sabemos que fue sede de un valeroso jefe local llamado Ya'qūb Ibn Jalid Al-Tubarri (Pretel, 1986, p. 16). Su castillo se encuentra en el Cerro de la Encarnación, a 679 m.s.n.m., es de planta trapezoidal, y cuenta con torreones en las esquinas.

Los topónimos de algunas localidades de la zona, como Albatana y Ontur, y de ciertas aldeas pertenecientes al municipio de Tobarra, como Abenuj, Aljubé, Alboraj y Alborajico, parecen tener su origen en asentamientos andalusíes (Pocklington, 2010, pp. 149, 152-153).

 En la aldea de Alborajico, junto al eremitorio allí existente, hallamos una alquería que conserva un tramo de su muralla, construida con mampuestos colocados de forma irregular, tomados con argamasa de cal. Esta pudo ser levantada sobre un asentamiento tardorromano o visigodo previo, según indica la cerámica que se aprecia en superficie (Fig. 12).


El Castellar de Sierra (Tobarra) era otro ḥiṣn situado en altura. Actualmente es un yacimiento arqueológico ubicado a 5 km de Tobarra en dirección sureste y a 7 de Hellín en dirección noreste, y se alza sobre un cerro a 716 m.s.n.m. Su caserío se desarrolló en la ladera occidental (Fig. 13), mientras que la cima estaba fortificada con un recinto torreado, construido con mampostería tomada con mortero de cal; en el extremo occidental, una celoquia albergaba dos aljibes. Al pie del lugar se extiende una estrecha vega recorrida por el arroyo de Tobarra, sobre el que se hallaba un molino que aparece localizado en el plano de caminos de 1811 (Fig. 5).


 Alfonso X cedió Sierra, junto a Tobarra, en 1268 al alcaide del castillo de Albacete, con el fin de favorecer la integración de la nobleza islámica en el proceso repoblador. 

Este intento fracasó y fue vendido al concejo de Alcaraz mediante contrato firmado en Jerez en 1268 por el hijo del noble musulmán, Abū ˊAbd Allāh (Pretel, 1998, p. 31; Carmona, Giménez, 2008), debido probablemente a que el lugar fue abandonado por los mudéjares que lo habitaban. 

Al despoblado de Sierra ya se hacía referencia a finales del siglo XVIII (Espinalt, 1778, pp. 145-146).

viernes, 3 de mayo de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 15

 Barrio de los Gabrieles:

Está situado al oeste de la fortaleza, junto al barrio de Peropaile.
 Se trata, al igual que éste, de un asentamiento lineal a lo largo del camino que une el cementerio de Isso con la Fuente del Bache.

 Aparece por primera vez en las imágenes de 1929-30, y referido en la actualización del plano de 1878 correspondiente a 1951, siendo denominado como barrio de Los Javieles.

 Actualmente, una parte de las casas ha desaparecido, conservando algunas dispersas y un pequeño núcleo en su extremo este


Barrio del Pino:

Está situado al oeste de la fortaleza, cercano al barrio de Peropaile. 

En el plano de 1878 no aparece reflejado hasta la actualización de 1951; sin embargo, en la fotografía de 1929-30 ya se ve una serie de casas alineadas a lo largo de una de las acequias perimetrales. 

Esta ocupación se ha mantenido hasta la actualidad, aunque varias de las viviendas se encuentran en estado de abandono y semirruina.

A partir de la toponimia podemos ver cómo una buena parte de estos barrios han adquirido su nombre en referencia a los nombres de las familias principales que los habitaron (Agapito, Bartolos, Chanes, Gabrieles, Méndez, Peropaile, Quilez, etc).

 A la procedencia de sus pobladores (Villena, Caravaca), o a sus oficios (Canteros, Grederos, Tejera).

 También hay topónimos de tipo geográfico, vegetal o animal, como los barrios de Almeces, Asomadilla, Castor, Pinos y Rambla.

 Por último, los tenemos de carácter hidráulico (Partidores) y antrópico (Celdicas o Casicas).

En cuanto a las casas, encontramos topónimos que hacen referencia al nombre, apellido o apodo de sus propietarios (Baltasar, Marín, Juana Rodríguez, Don Bernardino, Enrique Ramos, Andaluz, Velasco, Palacios, Carrasca, Cuquete, Callejas).

En otros casos, el topónimo hace alusión al lugar en el que están situadas (Río, Rambla, La Losilla o Peña Lavada) o a elementos vegetales que las identifican (Parra o Palmera). También hay casos en los que el topónimo se refiere a la instalación en la que trabajan sus dueños (Tejera o Molino) o a su vinculación con la iglesia (Capellanía, Cura y Campana). Hay dos casos que son de especial interés:


Casa de Vínculo:

 Situada al sureste de la fortaleza, cerca del camino que une los barrios de la Asomadilla y Méndez. 

Se conserva actualmente, sin haber sufrido mayores transformaciones.

 Su topónimo hace alusión a la casa de la que dependen un conjunto de bienes, generalmente de tierras. En otros lugares suele nombrarse como “Casa del Mayorazgo”.



Casa Grande:

En este lugar se localiza un yacimiento tardorromano en el que se conservan algunas tumbas excavadas en la roca.

miércoles, 1 de mayo de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 14

 Barrio de Cerro Bartolo: 

Situado al suroeste de la fortaleza, cercano al Barrio del Grao. En el plano de 1878 aparece una agrupación de casas a ambos lados del Camino de la Carrasca; esta misma disposición se aprecia en el vuelo de 1929-30, en el que aparecen una serie de casas alineadas entre sí junto con algunas edificaciones dispersas.

 Este núcleo ha sufrido cierta transformación, habiendo desaparecido algunas edificaciones existentes en el primer tercio del siglo XX, aunque las alineaciones preexistentes se han mantenido.

Barrio de Bolos:

Está ubicado al suroeste de la fortaleza, al pie de la carretera CM-412. En 1878 es representado como
un núcleo de cierta extensión desarrollado al pie del Camino de Andalucía. 

Es posible que este asentamiento fuese dividido al abrirse la carretera, la cual ha condicionado en cierta medida su desarrollo actual; sin embargo, siguen reconociéndose las trazas del núcleo primitivo. Este asentamiento también se conoce como barrio del Juego de Bolos o del Cerrico del Botero; ambos topónimos derivan del juego de la bolea y los bolos serranos.

Barrio de Partidores. 

Está situado al suroeste de la fortaleza, en torno al camino que une este caserío con el barrio de Bolos.


 Aunque ya aparece representado en el plano de 1878, no hay constancia de su denominación hasta la actualización de 1951, cuando se nombra como Los Partidores. 

Este núcleo ya aparece consolidado en 1929-30, tratándose aparentemente de una serie de casas que se fueron agrupando en torno a un cruce de caminos.

 Su morfología se ha mantenido prácticamente intacta hasta la actualidad. 

Su nombre es un hidro-topónimo posiblemente referido a que a este punto llegan varias acequias que se dividen en diferentes ramales a su salida del núcleo.

Barrio de Peropaile:


Está situado al oeste de la fortaleza, cercano a los barrios del Pino y de los Gabrieles.  

En el plano de 1878 se muestra la existencia de varias casas aisladas, y una de ellas aparece referida como Casa de Pero Paile; sin embargo, en 1929-30 podemos ver, además de esta casa, un desarrollo lineal de edificaciones a lo largo de un camino que une el cementerio de Isso con la Fuente del Bache, conjunto que se nombra como barrio de Pero Paile en la actualización de 1951.

 Su topónimo está referido a “Pedro Paile”, cuya grafía correcta podría ser “Pedro Fraile”. 

Este lugar es citado por Juan Lozano cuando señala que “se ve un cimiento de quince palmos, cuyo diámetro tiene nueve y está situado en un monte que proporciona la vista de aquel distrito” (Lozano, 1794, p. 36). 

Durante los trabajos de prospección en este barrio se ha identificado una cimentación de tapiarías de hormigón que parece corresponder a una antigua acequia; sería necesario llevar a cabo labores de limpieza para confirmar su identificación. 

Por otra parte, en sus proximidades se encuentra el cerro del Pedernaloso, en cuya cima se levanta la ermita de la Cruz. 

En la ladera de este cerro se documentó un taller de elaboración de herramientas, fechado en el Paleolítico Medio. 

El topónimo Pedernaloso procede de pedernal, que también significa sílex, material muy abundante en este cerro. El yacimiento arqueológico abarca los periodos Musteriense y Eneolítico, y presenta abundante material lítico en superficie (Jiménez, Jordán, Ayala, 1995, pp. 17-22).