PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

jueves, 27 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 28

 

Por otra parte, tenemos evidencia del uso de tapiales en la construcción de la fortaleza.

 Estos sirvieron para dar forma a diferentes materiales (tierra, argamasa y mampuestos) que fueron ordenados y compactados dentro de los límites impuestos por los encofrados.

 La elección de los materiales y la manera de disponerlos dieron lugar a distintos tipos de tapia (López Martínez, 1999). 

Antes de continuar queremos explicar el significado preciso de los términos que vamos a utilizar al describirlas a lo largo de este artículo:

“Tapial” para referirnos al tablero característico con que se encofran las tapias. 

Está formado por un conjunto de tablas dispuestas horizontalmente, unidas con unos listones, también de madera, dispuestos verticalmente y clavados a las tablas, las cabezas de estos clavos, normalmente, sobresalen de la superficie del tapial. 

“Tapia” para el muro, o la parte de muro hecha de una vez con la ayuda del tapial utilizado como cajón. 

Tanto el tapial como la tapia fueron empleados como unidad de medida para describir, proyectar, o encargar una construcción. 

“Tapiería” para denominar el tipo de fábrica o técnica constructiva, así como al conjunto de muros. 

Ninguno de los tres vocablos hace referencia a un material, sino a la técnica que servirá para convertir los materiales en un elemento constructivo, fundamentalmente muros.

 Hemos utilizado el término “mampostería encofrada” para los casos en los que existe alguna duda sobre si los mampuestos fueron colocados, o no, con los métodos de la tapiería.

Hecha esta breve digresión, retomamos el análisis material de la fortaleza y para ello vamos a reparar en varias fotografías que documentan estructuras medievales que fueron destruidas en la segunda mitad del siglo XX. 

Entre ellas, destaca la imagen de una casa desaparecida situada en la parcela 8, en el inicio de la calle del Castillo, frente a la iglesia parroquial de Santiago (Fig. 21). 

Las fotografías evidencian que la vivienda se adosó a una estructura de tapia calicostrada que sobresalía por encima del tejado llevando una dirección norte-sur, formando un ángulo de 90º (Figs. 21-23). 





Situados estos restos en planta, no es arriesgado proponer que corresponden a una de las esquinas del torreón sureste de la fortaleza, al que se le adosó, extramuros, una vivienda(Fig. 18). 







Este mismo fenómeno se puede observar en el torreón noroccidental, contra el que se construyó por el norte otra casa (parcela nº 15). 

 

martes, 18 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 27

 

2.     La fortaleza: análisis de su materialidad


Las referencias escritas que acabamos de mencionar nos obligaban a realizar un estudio pormenorizado de todas las casas del barrio para tratar de identificar posibles restos ocultos de la fortaleza. 

Para ello, fue necesario acometer su levantamiento planimétrico, lo cual permitió, además de localizar varias medianerías en las que se conservaban los restos de la antigua muralla, identificar claramente líneas estructurales relacionadas con el recinto amurallado.  


La planta en la que hemos restituido el perímetro de la fortaleza dibuja una figura
cuadrangular con grandes torres en las esquinas (Fig. 18), cuyos vestigios mencionaba el canónigo Lozano en el siglo XVIII. 

En cuanto a la anchura este-oeste del castillo que cita Lozano (55 varas) coincide con lo que nosotros hemos podido comprobar; sin embargo, el eje norte-sur rebasaría en 20 varas la cifra proporcionada por el canónigo.


Las grandes estructuras emergentes, junto a las encontradas como resultado de las prospecciones arqueológicas que hemos realizado en 2019, constituyen las evidencias materiales a partir de las cuales vamos a intentar describir la fortaleza: contorno, elementos, funcionamiento, evolución, etc.


Las casas se construyeron adosadas a la muralla, por el exterior y por el interior del recinto, quedando una clara línea divisoria en el parcelario, consecuencia tanto del salto topográfico entre la zona intramuros y extramuros, como de la preexistencia de la muralla que, en la mayoría de los casos, ha desaparecido. 


Las secciones de las viviendas han permitido verificar que las construidas intramuros
estaban a una cota más alta que las que se adosaron a la muralla por el exterior (Fig. 19). Esta diferencia de altura, comprobada en todas las parcelas, responde al aprovechamiento de la topografía que se hace siempre a la hora de diseñar el perímetro de una fortaleza, con el fin de que esta se encuentre más elevada que el territorio circundante. 

En el caso de Isso, se ha detectado que se construyó aprovechando una muela rocosa poco elevada, que actualmente se encuentra enmascarada por las construcciones posteriores y por el propio castillo.



En la mayoría de los lugares en los que se ha analizado la base rocosa, sobre la que se
levantó el perímetro amurallado, hemos corroborado que antes de construirlo se hizo un recorte artificial de la plataforma rocosa creándose en algunos puntos un auténtico escalón, en unos casos completamente vertical (Fig. 24) y en otros inclinado (Fig. 28). El análisis del parcelario y de los muros de las viviendas ha permitido constatar la existencia de algunos tramos de muralla reutilizados como una gruesa medianera en la que se han apoyado las viviendas 
construidas extramuros (Fig. 30).







Con el paso del tiempo, los propietarios de estas casas, con el objetivo de ganar superficie habitable, llevaron a cabo una progresiva destrucción de la muralla hasta el punto de hacerla desaparecer. 

Esta invasión de su espacio explica en parte la irregularidad de estas viviendas
caracterizadas por presentar una arquitectura popular construida con materiales pobres.


En el frente septentrional de la fortaleza, al estar las viviendas construidas a una cota más


baja, fue posible excavar pequeñas cuevas en el sustrato rocoso sobre el que se apoya la propia muralla (Figs. 26 y 27). 

Con independencia de que algunos de sus restos se hayan conservado o no como medianería, su trazado ha dejado una huella indeleble en el parcelario.


sábado, 15 de junio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 26

 

2.     La fortaleza: fuentes escritas

La elección del lugar exacto en el que se construyó la fortaleza no se puede explicar sin el
promontorio rocoso sobre el que se eleva, de manera que un accidente natural facilitó las condiciones defensivas de un edificio que dominaba un territorio en el punto por donde pasa una importante vía de comunicación que une el Levante con Andalucía central, así como una de las acequias principales que riegan la huerta de esta población, la acequia de la Fuente. 

Aunque el recinto catastral desapareció en buena parte, fagocitado por las viviendas que allí se construyeron, algunos restos monumentales han llegado visibles hasta nuestros días. No obstante, podemos hacernos una idea bastante aproximada de la fortaleza gracias a las fuentes escritas, corroboradas por los datos arqueológicos obtenidos en 2019. 

Toda esta información, que será analizada en los siguientes epígrafes, apunta a la existencia de un recinto de planta de tendencia rectangular, con una gran torre en cada esquina y, posiblemente, otras de menor tamaño en el centro de los frentes oeste, norte y este de la muralla (Fig. 18).

La descripción de la fortaleza más antigua que conocemos forma parte de las Relaciones Topográficas (1576): “[…] e que en la guerta de Yso, que esta media legua desta villa [de Hellín] ay un castillo de torres fechas con tierra, con costra de argamasa el qual dicho castillo es tan antiguo que asi todo esta caydo e derribado, e que en el dicho castillo no a avido ni ay armas ningunas”. “[…] como media legua de la dicha villa [de Hellín] estan las guertas de Yso e fuente e agua della, con que se riega y que en la dicha parte y eredades ay un castillo y en el quedan algunas torres buenas e paresçe ser muy antiguas e que en la dicha parte se han hallado e hallan de cada dia edificios de casas, las quales estan caydas, e solamente se hallan los cimientos, por los quales paresçe son tan antiguas que no ay memoria mas de que se dize que fue lugar muy antiguo” (Carrilero, et al., 2014, pp. 113-131).

En 1796, el canónigo Lozano describe el mismo recinto:  “El castillo inmediato a la plaza conserva lienzos de muralla, cuya longitud de Norte a Sur tiene 70 varas [58,51 m], como 55 [45,97 m], su latitud de oriente a Ocaso. 

La fábrica de argamasa, sus cimientos con 9 palmos de diámetro [1,88 m]; y cuatro torres en los ángulos, llaman demasiado la atención. […] 

También con actos subterráneos a distancia de 200 pasos, respecto del Castillo. 

La mina es profunda, y pueden caminar por ella dos hombres en línea. Parece dirigirse al Castillo semejante conducto […]” (pp. 34-43).

Los autores de los siglos XIX y XX suelen recoger la información aportada por las Relaciones Topográficas y por el canónigo Lozano, sin aportar datos nuevos (Ceán, 1832, p. 84; Madoz, 1847, p. 165; Blanch, 1866; p. 45; Amador, 1912, pp. 924-928).