PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

martes, 13 de agosto de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 36

 Escaleras, espacio intermedio y comunicación.

 ¿Cómo era la comunicación entre las diferentes plantas dentro de cada una de las torres? Hoy día son escasas las huellas y la mayoría de los vestigios se deben a reformas posteriores.

En la torre mayor no hay huellas apreciables, salvo unas señales en la cara interior del muro oeste, a nivel de un hipotético tercer piso. 

En la torre menor existen, en planta baja, algunos peldaños incluidos en el ancho del muro oeste y un gran tramo de escalera adosado al muro norte (Fig. 48).


 Todo ello parece incompatible con la función de puerta y con la disposición de un forjado apoyado en el muro norte; es decir, esas estructuras se deben a reformas posteriores, como quedan de manifiesto en algunas huellas de los pisos superiores.

Sin embargo, los edificios necesitan comunicación vertical. Se supone que existieron escaleras que relacionaron todos los pisos, al menos a partir del primero. 

Estas escaleras pudieron estar constituidas por estructuras simplemente adosadas o apoyadas, incluso, en algunos casos, ser móviles por motivos de seguridad. Todo apunta, aunque no podamos demostrarlo todavía, a que el espacio intermedio debió funcionar, entre otras misiones defensivas, como núcleo de comunicaciones con acceso directo desde el norte. 

A las dos torres se debería acceder tanto desde los adarves como desde el espacio intermedio.

En las dos torres, como hemos dicho, tenemos la evidencia de tres niveles aunque, muy probablemente, fueran cuatro. En la torre grande, la altura conservada es suficiente para acoger un tercer piso (cuarta planta); en la pequeña, el alzado de sus muros es menor, pero pudo tener una altura similar.



Necesariamente, alguno de los niveles debió estar en comunicación con los adarves; ese nivel se corresponde con el segundo piso -tercer nivel- en ambas torres: en la oeste hay una tronera que parece corresponder con la puerta de entrada desde el adarve occidental; en la este, se dibuja un hueco tapiado en contacto con la muralla oriental (Fig. 49). 

La diferencia de cota entre los adarves es de, al menos, una tapia, quedando por interpretar cómo y dónde se salvaba ese desnivel (Fig. 43)

Debido a la estrechez del espacio intermedio, parece lógico que los escalones necesarios para salvar el desnivel entre adarves deberían estar en el interior del segundo piso de las torres (de una o de las dos). La existencia de tres dinteles superpuestos en el muro este de la torre grande (Figs. 42 y 49), parece indicar que los escalones se hallarían en el interior de esta última. 



El hueco inferior supone, claramente, el traslado o alargamiento de una abertura bajo un hueco existente; de no ser así, no podríamos explicar que su dintel ocupe sólo una pequeña parte de la profundidad del hueco. 

Si los escalones interiores tenían que salvar la altura de, al menos, una tapia como hemos dicho, implicaría que el hueco de paso tendría su dintel a una altura aproximada de 4 tapias por encima del nivel de paso actual, el correspondiente al segundo piso de la torre grande.

martes, 30 de julio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL DE ISSO / 35

 

Además del suelo de la planta baja, podemos ver la huella de dos pisos intermedios.

 Es posible que existiera un tercer piso que conserve sus improntas bajo los revestimientos que hoy existen. 

Cada una de las plantas presenta un hueco en su esquina noreste: el de planta baja interpretamos como producto de las reformas llevadas a cabo para convertir las torres en vivienda; el correspondiente al primer piso pudo existir desde el principio o ser añadido después; en el segundo piso sí debió de existir desde su origen (con sucesivas variaciones) para posibilitar la comunicación entre los adarves. 

En la torre pequeña no hay cajeados para alojar jácenas. Existen dos niveles de escalonamiento interior de los muros: en el inferior solo hay escalón en las paredes norte y sur que, en este caso, delimitan la longitud mayor y, por tanto, la más desfavorable; en el superior el escalón aparece en las cuatro paredes (Fig.48). 

Después, los muros no conservan más altura.

 Así, existen forjados homólogos en las dos torres, aunque sus niveles no coinciden: son más altos los correspondientes a la torre pequeña, apreciándose mayor diferencia en los forjados superiores.

El escalonamiento exclusivo en los muros norte y sur de la torre pequeña, a nivel de primer piso, sugieren, al menos, dos posibles razones: la existencia de una escalera en dirección sur norte, incompatible o, al menos, inadecuada con un forjado en dirección este-oeste; o bien, la existencia de una estructura intermedia en dirección este-oeste que, por una parte, disminuyera la luz del forjado dispuesto en dirección norte-sur y, por otra, crear un espacio diferenciado para la guardia. 

Actualmente existe una escalera en la que predomina su tramo adosado al muro norte de la torre (Fig. 48), incoherente con el forjado que debió apoyar en ese mismo muro. 

También podemos observar un poyo que se adosa al muro oeste (Fig. 50), coincidente con la ubicación del posible muro diafragmático.

miércoles, 17 de julio de 2024

FORTALEZA MEDIEVAL ISSO / 34


Las torres.

El conjunto presenta una gran torre en el ángulo suroeste, que conserva casi la integridad de sus muros perimetrales, y una más pequeña al este de aquella, separadas por menos de tres metros (Fig. 37). 

                                                                                 Aunque sorprende que sus fachadas meridionales no se hallen bien alineadas, ambas se planificaron conjuntamente; prueba de ello es la correspondencia casi perfecta en sus hiladas de tapia; también su replanteo parece que fue una operación única (Figs. 43 y 44).







Considerando las dos torres como un conjunto, el muro oriental de la mayor materializa el eje de la planta. A ambos lados de ese muro, que adquiere un carácter central, se plantean sendos cuadrados (aproximados), incluso las diferentes particiones parecen responder a terceras partes (Fig. 45). Podemos imaginar que el replanteo se llevó a cabo en la superficie natural de la roca y que esta debía presentar desniveles; todo parece indicar - pese a que los niveles actuales de calles y calzadas oculten el firme de partida - que el punto más bajo se encuentra en la esquina suroeste; de esa manera, aunque en la base se dibujaran las alineaciones con mayor rigor geométrico, podrían haberse ido desfigurando en la elevación a causa de sucesivos retranqueos.


Esta ordenación teórica podemos verla en algunos detalles: En la disposición de las vigas de la torre mayor, donde se conserva en planta baja la viga más occidental y el mechinal de la siguiente; ambas dividen la planta en los tres espacios que indicamos. En la siguiente planta se pueden observar los mechinales de las vigas (Fig. 46).

Al límite del primer tercio corresponde también la ubicación del lienzo de muralla oeste.

La ubicación del lienzo que se conserva adosado al muro este de la torre menor, también se corresponde, aproximadamente, con uno de los tercios de esta.

Los muros de la torre mayor son más gruesos, sin embargo, el espesor del muro norte lo comparte también con la torre menor.

La torre de esquina conserva una altura de 25 tapias, altura que coincide con la de otras torres de las que nos han llegado referencias documentales; mientras su muro norte se halla, prácticamente, con toda su altura, los otros tres fueron rebajados para construir un tejado, a un agua, con pendiente hacia el sur. 

De la torre pequeña no sabemos su altura total, debido a que fue muy transformada en obras realizadas en los años 80 del pasado siglo; en la actualidad tiene seis tapias menos que el muro norte de la torre grande (Figs. 43 y 44) y su última hilada está rehecha prácticamente en su totalidad.


Se conservan algunas saeteras cegadas en el muro oeste de la torre mayor (Fig. 47); las ventanas incluidas en posteriores reformas debieron destruir algunas saeteras en otros muros, aunque, posiblemente, se hayan conservado algunas jambas.

Las torres perdieron sus forjados originales. La suroeste está totalmente vaciada. En la oriental se construyeron, en los años 80, tres pisos, que se hallan inacabados. Ninguna de las torres tiene, actualmente, cubierta.

La situación de los forjados originales dejó una huella evidente: retranqueos interiores en los muros; estos escalones son útiles para dos cosas: por una parte, van disminuyendo la sección del muro con lo que supone de ahorro de material y de carga, por otra, sirven de apoyo a la estructura secundaria del forjado. Dichos retranqueos no se disponen de la misma manera en ambas torres.

En la torre grande, el escalón se construye en todo su perímetro interno; las vigas, como estructura primaria, tienen, lógicamente, la menor luz posible, es decir, la norte-sur; no se apoyan en el escalón sino que se enrasan con él mediante un cajeado; mientras que las vigas son escuadradas, las viguetas que han llegado hasta nosotros, como elemento conservado o como impronta, son rollizos que se apoyan en los escalones situados al este y al oeste y en las jácenas (Fig. 46).