En el extremo noroeste de la manzana, no se ha
podido constatar que guarde continuidad en las hiladas de tapia, debido a que
no ha sido posible analizarlo por estar enlucido.
La reforma castellana, no
sólo debió suponer el refuerzo o reparación de estructuras anteriores, sino que
sirvió para delimitar un sub-recinto con límites precisos y funcionamiento
independiente.
El escaso desarrollo de los lienzos de muralla
anexos a los torreones creemos se debe a que formaron parte de la reforma
medieval cristiana que sustituyó, en este sector, a la fortificación
primigenia, entestando la nueva obra a dos torreones, preexistentes e
intermedios, que posteriormente fueron destruidos con el resto de la fortaleza
antigua.
Sin embargo, como hemos apuntado, la naturaleza del tramo de muralla
sur, al este de la torre pequeña, puede ser diferente.
El hecho de que este sector se haya mantenido hasta
nuestros días, apoya la interpretación de que se trata de la última gran
reforma, adecuación y mejora de la fortaleza, que perduró convertido en casa
ligada con la aristocracia local.
Evolución constructiva de la fortaleza:
A partir de los datos recabados mediante la
documentación escrita y, sobre todo, arqueológica, podemos proponer tres
grandes fases para explicar la evolución constructiva del espacio en el que se
construyó la muralla de la fortaleza. Este proceso debe entenderse como una
sucesión de trasdosados cuyo desarrollo empezó con el recorte y forrado de la
base rocosa, pasando por la sucesiva construcción de murallas, las cuales
reutilizaron o demolieron la muralla sobre la que, en un principio, se fueron
adosando.
Primera
fase.
Hemos comprobado que para su edificación se escogió
un pequeño cerro situado en el punto en el que confluyen el camino de Hellín -
Elche de la Sierra y la acequia proveniente de la Fuente de Isso. Hecho el
replanteo de la fortaleza, se procedió a recortar el sustrato geológico
generando así un escalón que proporcionaba mayor altura a los futuros alzados
de las murallas y, por tanto, mejores condiciones de defensa, así como una
imagen más intimidante.
Ante la naturaleza de la roca calcarenita de este
promontorio y su posible vulnerabilidad por
resultar fácilmente excavable y
deleznable, se acometió una operación constructiva de forrado de los recortes
realizados en el sustrato rocoso.
A continuación,se emprendió la construcción de la muralla, que se
complementó con la incorporación de torres o bastiones que aumentaban la
defensa al agrandar
el espesor y proporcionar puntos de flanqueo (Fig. 28 y
36).
Segunda
fase.
La necesidad posterior de mejorar las cercas,
repararlas, o agrandar el perímetro, generó un segundo trasdosado.
De esta
forma los muros se hicieron más gruesos y, por tanto, con mayor estabilidad,
reforzando las partes que más se verían afectadas por la humedad de capilaridad
y de drenaje del promontorio rocoso, haciéndose a su vez más resistentes ante
posibles impactos.
El ensanchamiento de los muros habría provocado el relleno
de los espacios entre torres, de manera que el funcionamiento táctico del sistema
debería conllevar, no sólo el aumento de espesor en los lienzos, sino la
disposición de nuevas torres de flanqueo que podían disponerse en los mismos puntos o en otros nuevos. Sin embargo, la
función de las torres emplazadas originalmente en el centro de los lienzos
podría haber desempeñado una función meramente estructural como
contrafuerte prescindiendo de la misión de flanqueo, hecho que podría explicar
el por qué en el único caso donde han podido ser excavados sus restos -solar de
la parcela 13-, la torre no se recreció al mismo tiempo que lo hacía la muralla
(Fig. 29).Este crecimiento a base de trasdosar las
preexistencias tiene una ventaja adicional: la posición relativa de los
diferentes puntos interiores sigue siendo la misma, de manera que puede cambiar
la eficacia y prestaciones de la defensa, pero no necesariamente el orden
interno.
Una primera observación que se puede hacer al contemplar la planta de
la fortaleza es el excesivo tamaño de sus torres de esquina, lo que permitiría
plantear la hipótesis de que fueron recrecidas con un gran forro de tapia,
mientras que las intermedias fueron embebidas por el mencionado forro. Hay
datos que evidencian que las primitivas torres de esquina-torre noreste-, presentaban una fábrica de
mampostería encofrada que posteriormente fue forrada con tapias de diferentes
características -torre noroccidental- (Fig. 18).
Tercera fase.
Cuando la fortaleza perdió su sentido como defensa, entró en un estado de abandono y deterioro.
Fue entonces, cuando sus murallas en unos casos sirvieron de cantera y en otros fueron reutilizadas, como estructuras sobredimensionadas, en las nuevas construcciones que terminaron conformando el barrio de la fortaleza (Fig. 52).