PASADO

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LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

sábado, 16 de septiembre de 2023

TORMENTAS



Locos siguiendo un tornado. ¡IMPRESIONANTE!




Desde que tengo uso de razón, han sido mi admiración y mi miedo.

Muchas veces he pensado en ello y a decir verdad, no he llegado a ninguna conclusión.





Desde mi infancia, a pesar de que mi memoria es más bien escasa, aun guardo
 recuerdos inquietantes, relacionados con las tormentas.
Una de las hipótesis que barajo, serían los momentos de pánico que se vivían en los pueblos de agricultores, cuando en los meses estivales, y coincidiendo con los cultivos de hortalizas y siega, se producían este tipo de fenómenos.


Cuando la tormenta se aproximaba, ocupando el horizonte, desde el collado remolinar, hasta el estrecho o dirección Lietor, la inquietud ya se percibía en la cara de los vecinos, él peligro se cernía sobre el sustento del año.

Recuerdo, que las puertas de las casas se cerraban con toda la familia recogida.
También los animales habían sido resguardados en corrales y porches

Se desconectaba la luz, mi madre rezaba entre dientes y mi padre quedaba mirando la calle. Quedábamos en silencio, con el oído alerta, por si se escuchaban los tan temidos granizos, sobre los tejados.
Los más pequeños vivíamos aquellos momentos contagiados del miedo.
Las primeras gotas de las tormentas suelen ser gruesas, y si en los primeros 15 a 20 minutos, no aparecía el granizo, por lo general, el peligro había pasado, y la relajación llegaba a toda la familia.

Si, por el contrario, los granizos aparecían sobre las tejas de la cocinilla, frente a la ventana de la casa, la alarma se disparaba.
Recuerdo.  Que, en ese momento, mis padres reaccionaban con ciertos rituales, mi madre echar puñados de sal a la calle y también objetos en forma de cruz, entre los que se encontraban las tenazas de la cocina,

Mi padre, descompuesto, se acordaba de todos los santos y vírgenes, pero no para felicitarlos.

En fin, supongo, que esto habrá tenido algo que ver, con mi actitud posterior.

 En cualquier caso, continuaré relatando episodios vividos a lo largo de mi vida, relacionados con las tormentas.




           


lunes, 11 de septiembre de 2023

JUEGOS DE NIÑO EN MI BARRIO





Recuerdo con cierta nitidez, los grupos de chavales que llegaban al barrio en las noches de verano, a jugar en el trozo de terreno sobrante de la era de la trilla.
 
 La totalidad de la estrecha parcela dividía el barrio de arriba, del de abajo, si bien, en su conjunto era el Cerrico de la Cruz, más tarde llamado Caravaca, el resto de parcela no utilizado para la trilla, estaba en barbecho o poco duró, situación que aprovechábamos, en las noches de luna, para juntábamos una buena caterva de peques, y el juego favorito era el de echarnos pares de porrazos, lo de pares seria porque peleábamos dos.

No se trataba de riñas, si no de correr y forcejear con el primero que tropezabas, había momentos. que apenas nos veíamos, por la cantidad de polvo que levantábamos, solíamos finalizar sobre las doce de la noche.
El cierre de la actividad era, en el caño del Barrio Bolos, donde nos quitábamos la polvorienta y sudorosa ropa y después de sacudirla lo mejor que podíamos, procedíamos a entrar en el pilón donde abrevaban los animales. 


También en el verano, durante algunas siestas, quedábamos y con bicicletas buscábamos un sitio para bañarnos, bien al molino Falcon o la balsa de Inocente.
  los regresos no podíamos demorarlos porque por la tarde, había que estar listos para ir al campo, el verano siempre estaba cargado de faenas agrícolas, principalmente recolecciones de hortalizas y su cuidado.



domingo, 10 de septiembre de 2023

NOSTÁLGICO, PERO REALISTA, (Fueron tiempos duros)




LA TORMENTA AMENAZA ISSO DESDE EL PORRON Y LA PEÑA

Isso. Ese gran pequeño pueblo de 2.000 habitantes, esparcidos en más de 20 barriadas.
   Sin apenas monumentos, que lo hagan destacable al turismo, en mi opinión goza de un enclave privilegiado.

Foto de Emeterio


Su suave inclinación Norte sur, lo convierte en cuenca del río Mundo, donde se pueden encontrar bellos rincones, para los amantes de la naturaleza, sin olvidar lugares como el boquerón la fuente o el pedernaloso al Noroeste.

   Los barrios nacieron en las proximidades de las tierras a cultivar, bien como propietarios o como arrendadores.

La conexión entre ellos en sus inicios se fue abriendo paso, en base a senderos, regueras para riego o entre lindes.  Lo que los convertía en tortuosos.   A la vez, estrechos caminos de tierra se abrían paso, para carros de rueda metálica.

En cualquier caso, y a los que somos mayores, los barrios nos continúan evocando cierta nostalgia.

 Las familias de la época solían ser bastante numerosas, por aquello, de que los hijos llegan con un pan bajo el brazo, por tanto, en cada casa habia alguien de edad similar jugando en la calle, convirtiendo las barriadas en lugares bulliciosos.
  También recuerdo las carencias, sin embargo, no recuerdo que hubiese miedo al futuro, por cierto, los ancianos eran cuidados hasta su final, por toda la familia.


Barrio Caravaca o Cerrico de la Cruz
En el día a día, las trasnochadas, especialmente en verano, y pese a las miserias, las calles se llenaban de vecinos de todas las edades.
  En el Cerrico de la Cruz, los chascarrillos del Pajarero, la ironía de Juan pelea, o el repertorio de chistes de la mariquilla, hacia que las horas se convirtiesen en disfrute y armonía. 

       La población casi en su totalidad, vivían de la agricultura y el esparto.