LA
EMPRESA..."GRUPO TRAGSA"
Me resulta complicado conjugar los sentimientos.
De una parte, la alegría de alcanzar una meta añorada “La
jubilación"
Empezaré por dar las gracias, a quienes han hecho
posible, que este último día como trabajador de TRAGSA sea inolvidable.
Cuando a finales
de 2.012 fue aprobada mi jubilación parcial, sentí un alivio inmenso,
ya que sufría un fuerte bajón de ánimo desde hacía unos meses.
Afortunadamente, la familia y algunos compañeros
estuvieron a mi lado, y fueron muy importantes, para remontar, cuestión
que nunca olvidaré.
Esto me hace pensar, en lo imprescindible de contar
en todos los capítulos de la vida, con personas con la suficiente proximidad,
como para poder recurrir a ellas en momentos difíciles, “Vaya para
ellos mi agradecimiento”.
Afortunadamente, en este momento, mi situación anímica
es francamente buena, si bien confieso que me asusta un poco alejarme de
algo que ha durado 45 años.
Resumiré al máximo para no ser pesado, algunos hechos que han
marcado mi devenir en esta empresa, a la que he sentido como mi segunda
madre.
Allá por 1.971, como tantos otros jóvenes de mi generación,
tenía la maleta preparada para marcharme a Alemania.
Con veinte años recién cumplidos, recuerdo estar asustado
y mis padres bastante afectados.
Fue en esos días, cuando llamó a mi puerta el I.N.C, en
la persona del compañero ya jubilado Pascual Cano… En ese momento fue como una
lotería, no solo para mí, por la oportunidad que se me presentaba, sino
especialmente para mi madre, que desde que le dije lo de emigrar, de vez en
cuando la veía con lágrimas en los ojos.
Recuerdo mi primer día como algo irreal, montado en una
motobic llegue al bar "Zompo”, en Hellín, donde tomaban café los
compañeros de faena, un señor de estatura baja, moreno, con rasgos duros y no
muy hablador, resultó ser el oficial de turno Daniel Martínez Corcoles, y
de ayudante su hijo, algo más joven que yo, Heriberto, y el conductor del camión
pluma, Antonio Morales.
El otro turno estaba compuesto por el capataz de
máquina, Julián Navarro y Manuel Verdú, también de Isso
.
El viaje de Hellín al sondeo "La Tedera", en el raso Tobarra lo hice en la caja del camión, por cierto, sin toldo y con temperatura bajo cero.
En cualquier caso, me sentía alegre y emocionado por mi nueva
situación.
Cuando bajé del camión y vi la Walquer- Neer-33, con la alta torre y la herramienta de perforación, quedé alucinado.
Este capítulo en sondeos duró 11 años, en los cuales
preste servicio en las provincias de Tarragona, Valencia, Albacete, Murcia y
Alicante...(En un total de 32 pueblos), esto hizo de las pensiones y casas
alquiladas, mi hábitat permanente.
Fueron 11 años y me ofrecieron la
oportunidad de conocer a un buen número de compañeros procedentes de toda la
geografía española También tuve la oportunidad de comprobar, cómo se
confirmaron unas sabias palabras que me dijo Francisco Rubio
Montalbán, (Jefe de equipos de sondeos), y que nunca he olvidado. Conocerás a
muchos compañeros de todos se puede aprender,
pero recuerda, que según decidas que es bueno para ti, dependerá tu futuro en esta empresa
Este comentario lo hizo, cuando le acompañe en el Citroën
dos caballos, viajando en mi primer desplazamiento, de Tobarra a
Corral Rubio, para prestar servicios en la "Filing-1.500", y
poniéndome a las ordenes de oficialde 1ª, Manuel García Acien.
A finales del año 82, estando prestando servicio en Mazarrón,
llegó la orden de incorporarme a las inundaciones.
Y aquel desastre en forma de gota fría, me brindó la oportunidad de reducir
desplazamientos, y con ello poder disfrutar mas de la familia.
Los siguientes años y hasta el 90, se solapan las
famosas “gotas frías”, produciendo nuevos daños
Pasada esa complicada situación quede con la familia en
Alicante, y
ha sido la parte más relajante, entre comillas, porque
las obras de regadío que durante mas de una década se han ejecutado, han sido
muy estresantes.
Como es natural durante este tiempo han sido muchos
compañeros a quienes he visto subir y bajar, hasta el punto, que en el momento
actual casi en todos sus asientos hay caras nuevas.
Me recuerda esas películas del oeste americano, en
las que se ve a lo lejos la silueta de alguien solitario en el alcen con
una maleta , y mientras el tren se aleja vomitando humo y perdiéndose a
lo lejos.
Ese tren se llama Tragsa y yo soy el de la maleta. Es
deseable, que los compañeros que os bajéis en un futuro, lo hagáis como yo,
cuando os llegue la edad de jubilarse…(Salvo que encontréis algo mejor).
Y para despedirme,quiero evocar un recuerdo entrañable a
todos mis compañeros fallecidos y con los cuales he compartido tiempo y
amistad, omito nombres porque por desgracia son bastantes.
Y aquellos que jubilados o no, me hayan conocido, tanto como
subordinado como de jefe, daros las gracias, y pedir perdón a quienes con
mis decisiones se hayan podido sentir agraviados.
Hay una cuestión que deseo comentar:
Mi agradecimiento a mi señora, por haber estado voluntariamente junto a
mí desde el primer momento, viéndose obligada a cambiar de entorno y lo más
complicado, encargarse de convencer a los chicos de que había que cambiar de
colegio continuamente, para estar junto a su padre, cuestión que asumieron sin
quejas ni rebeldías, si bien es cierto que los primeros días de cada nuevo
colegio eran complicados, para ellos y para nosotros,espero no nos juzguen con
demasiada severidad.
En cualquier caso y para finalizar, resaltar por encima de
todo, que más de una vez nos ha tocado navegar con el aire en contra, y
siempre lo hemos afrontado con la mejor actitud.
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