PASADO

PASADO
LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

viernes, 28 de abril de 2023

RECUERDOS DE MI PADRE:


Con el ordenador en  las rodillas y a la vez que la tele emite un programa de “Debate Político” , recorro con la mirada semidistraída  el entorno y desconecto del televisor, y un tanto descolocado me acomodo en el sillón, y entorno los ojos, al momento los recuerdos en blanco y negro me conectan al pasado, mi memoria se detiene en los veranos calurosos y en los descansos de adolescente acompañando a mi padre, en las labores agrícolas, mi padre semitumbado a la sombra de una centenaria encina, próximo al barrio Bartolos en el margen izquierdo de la cañada, dirección al río mundo,(Entre la Piedra del Tesoro y la parcela de Patrocinio) .

Esta recostado, liando uno de aquellos cigarros interminables.

Esto lo hacía, después que unos años antes pasara una grave pulmonía, y que el medico D. Joaquín le aconsejara que dejase el tabaco. 
 
Opto por una solución intermedia, continuar fumando y no tragar el humo.
Esta nueva relacion con el tabaco la transformo en una especie de liturgia, para así, evitar que el humo continuara afectando a sus maltrechos pulmones.

Hasta ponerse el cigarro en la boca, hacia un ejercicio de laboriosidad extraordinaria.

Sacaba la petaca y el librito, ponía el tabaco en la palma de la mano, y lo restregaba para molerlo, después cerrando la mano con el tabaco, extraía el papel con la otra y doblándolo en forma de canaleta semicircular, vertía el contenido y lo giraba formando el cigarro.
Por último, pasaba la lengua por la orilla del papel y quedaba preparado para liar.
Era una especie de ceremonia sosegada y de gran disfrute para él.  Lo encendía, después de llevarlo otros pocos minutos en la oreja o en los labios.

 Por último, y después de encendido, procuraba que el humo no pasase por su garganta ni por su nariz.

Despues, dandose la vuelta  bajo la sombra de la encina, aprovecha para limpiar la pala de la azada.
Son las once de la mañana a primeros de Julio, y el calor ya es sofocante.
Esta mañana ha tocado binar las hortalizas, tomates, melones, pimientos et.
También aprovecha para raspar el interior de las regueras en tierra, que al ser las encargadas de conducir el agua hasta los distintos cultivos, suelen tener algunas matas de hierba, en especial  verdolagas de crecimiento rápido.
Es curioso, cómo, a pesar que ya es verano, solo se quita la chaqueta cuando a de manejar la azada y en los descansos se la vuelve a echar por encima.
También lleva puesta camisa y camiseta de manga larga, habitual durante todo el año. Otra secuela de la grave enfermedad que padeció, decía con respecto a la salud, que el mejor medico de uno, es uno mismo.
A primera hora y hasta pasadas las ocho de la mañana, la niebla no ha dejado ver el sol, ahora las nubes están evolucionando en el horizonte especialmente, sobre la peña y el estrecho.
El pajarero las mira con cierta preocupación, sabe del peligro del granizo, y lo que podría suponer si dañara las hortalizas y demás cultivos.

En ese momento la María (Su señora y mi madre), después de coger algunos tomates de los primeros en madurar, recoge los restos del almuerzo, los pone en el canasto, y emprende el regreso por la senda que trascurre entre las tierras de Rafael el labrador ,y las parcelas de Alfredo y Juan pelea, llegando al almecinero del barrio de abajo, donde están haciendo guita y tomando la sombra Luis 
Leona y Manuel (Marido de la Anita).



El pajarero queda escuchando el canto de las cigarras, del soleado y caluroso día.

Por fin Manuel sale de la sombra de la encina y tras ojear la mula, ( la tiene atada en una pequeña terraza, próxima al bancal del Yerne).  Retorna a su trabajo. No sin antes echar un vistazo a la tormenta.

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