PASADO

PASADO
LA SOBERBIA TIENE UNA HIJA Y ES LA INGRATITUD, (EL QUIJOTE)

miércoles, 14 de diciembre de 2022

RETRATO SOCIAL / PARTE 1 DE 2

 

Leprosos: La difamación como relato emocional


Publicada en Asuntos sociales por 

La palabra se hace verso para adornar el perjuicio y la sospecha.

Cuando los medios de comunicación deciden echarse en brazos del relato emocional, dejando de lado la enorme responsabilidad que conlleva informar desde el rigor y la  imparcialidad.


 Lo hacen siempre con el objetivo de servir a algún tipo de ideología o para fabricar estados de emoción que forjen adoctrinamiento a través de una agitación intencionada.

 Cuando esto ocurre, se dispara directamente a la línea de flotación de los más básicos valores democráticos de toda sociedad, donde el estado de derecho, cuyo sistema garantista es la expresión máxima de los derechos y libertades que lo conforman, se ve amenazado de tal manera, que las consecuencias son tan inquietantes como impredecibles.

 La libertad de comunicación, por la que tanto lucharon generaciones, es un valor imprescindible de toda democracia solvente que sólo se ve dignificada cuando se ejerce tanto desde la responsabilidad individual como la colectiva, lejos de ser manipulada con fines sectarios o partidistas.
 Todo es ya un relato. La falacia es un peligroso valor al alza cuando la culpa o la inocencia las determina una ideología. Utilizar la vida como un drama del que anhelamos ser víctimas, es una trampa para colectivizar a través del dolor, la llegada a un efímero éxito construido en la ofensa, la tragedia y la autocomplacencia


 Por eso, se maldice más que se dice y se miente más que se habla.

 Porque ahora se escriben ficcioticias o psicotícias, una suerte de relatos emocionales cuya carga argumental es un compendio de estados emocionales narrados al servicio del suceso con la única intención de alimentar sospechas, deformar situaciones y crear universos ideológicos que predispongan las sensaciones hacia el objetivo de la sinrazón, la ira, la vulnerabilidad, la empatía dirigida y, por ende, la zombificación social.
 Una sociedad obsesionada por situaciones y crear universos ideológicos que predispongan las sensaciones hacia el objetivo de la sinrazón, la ira, la vulnerabilidad, la empatía dirigida y, por ende, la zombificación social. rivalizarse, por identificarse de manera compulsiva con algo, con alguien.
 Esa adicción identitaria es la consecuencia de un sistema que no acepta la existencia individual como un reto cuyo proceso empieza en la madurez personal para luego encontrar su lugar en el grupo.  Ahora, ante la imposibilidad del discernir, se nos dice continuamente desde todos los frentes mediáticos como tenemos que pensar, como tenemos que hacer y, sobre todo, qué y cómo tenemos que sentir
 Ante la falta de una respuesta propia sobre la realidad, el individuo, desorientado, busca y rastrea de manera compulsiva deformaciones ideológicas a través del colectivo en el que mimetizar sus miedos y sentirse protegido emocionalmente amoldándose al discurso oficial


No hay comentarios:

Publicar un comentario