Siento la necesidad de deja por escrito, la situación que viví en vísperas de la inauguración de la obra de Puertas de Murcia.
De un tiempo a esa parte, los miedos me atenazaban de forma insoportable, (Por causas que no vienen al caso).
A las 19 horas aproximadamente del día referenciado, el técnico encargado por el Juzgado de Aguas de Orihuela y autor del proyecto, puso em marcha cuatro bombas a la vez y a caudal máximo (Mas de 300 litros por segundo) en una red tubos de todo tipo de diámetros ( Total, mas de 70 Km.) y una superficie de regadío con apenas desnivel, el resultado fue, de dos reventones simultáneos, por la imposibilidad de expulsar el aire a semejante caudal de llenado, uno de ellos, donde hay previsión de visita dos días despues, tanto de responsables de la administración central, a cuyo cargo se hacia la obra, (Previa declaración de "Interés General), como de regantes de la zona y sus representantes para inaugurar el riego por goteo.
La imprudencia cometida nos puso a prueba a todo el equipo ejecutor, y a mi, como encargado de la obra.
No fue fácil, una avería junto a la pared de un canal abierto, y con mas de 1,5 m. de altura de agua, tubos 0,8 m. de diámetro en poliéster y prefabricados especiales de hierro.
Paso a relatar mi soledad y mi desesperación.
Obligado por el poco
tiempo que falta hasta la inauguración, decido pedir voluntarios para empezar
los trabajos de reparación aquella misma noche.
Como suponía son varios los disponibles, de manera que
preparo turnos para trabajar hasta solucionarlo.
La noche es de un
viento gélido, y yo, no solo siento el frío físico, sino ese frío interior que
te hace temblar de impotencia y frustración.
En la soledad de la noche, con unos operarios abnegados y leales, nos ponemos manos a la obra, los problemas de ejecución iban apareciendo uno tras otro, con trabajos arriesgados, y con gran sacrificio humano se iban superando.
El día siguiente por la tarde quedaba hormigonada la avería, a falta de tapado y recogida del material utilizado.
Mi situación de aquella noche la describiría como la de un enfermo fantasmal y solo, atrapado en una situación que me desbordaba.
El resto de la noche y del día siguiente lo pase como si algo me estuviese taladrando el cerebro, y sin poder salir de la pesadilla en la qué me debatía.
Fueron mas de 30
horas que apenas puede comer y con algo fiebre, debido a un estado de ansiedad imposible de olvidar.
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