Tratare de recordar, cuestiones relacionadas con mi incorporación a las tareas agrícolas, por cierto, muy variadas.Mi padre, en los años más complicados de posguerra, procuraba cultivar bastante variedad de legumbres y verduras, con la idea de guardar lo no perecedero, en los sitios más frescos de las camaras, así como conservas para abastecer a la familia todo el año.
Algunas variedades, como cebollas, tomates, habas, aceite et. eran productos para poner a la venta, como lo demuestran, algunos de los apuntes que conservo y donde anotaba con todo detalle, la parte económica en cuanto a gastos y beneficios.
La superficie a cultivar no pasaba de unas 20, tahúllas, y hora y media de agua, semanal, de la fuente, y tanto el agua como las tierras, eran de arriendo.
También, criaban en los corrales, cerdos, gallinas conejos y un par o tres de cabras, de las que se obtenía leche para el consumo y algún cabrito para la venta.
Al cuadro descrito, sobre cómo salimos adelante, también hay que añadir, los jornales de campo y de monte, de mis hermanos mayores.
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