Gobernados por los impulsos naturales ,como todos los seres vivos, estamos condenados a tener que trabajar para conservarnos.

Llevándonos al caos y a la ansiedad, al no saber que hacer, al no saber a quién preguntar, al no tener brazos en los que echarnos, más que en los de otro huérfano dubitativo.

A mis mas de seis décadas, me cuesta saber que nos pasa, para alejarnos de todos aquellos que un día han formado parte importantes en nuestras vidas, hasta el punto, que cuando nos damos cuenta estamos vacíos de afecto, y pasamos a estar convencidos de que nada merece la pena.
¡¡ O tal vez si !!.... Un sistema, que como un agujero nos está engullendo, en una madeja de frivolidades consumistas, convirtiendo a una buena parte de la tercera edad, en meros espectadores aislados y solitarios.
¿Mi generación, ha llegado tarde al mundo de la comunicación ?
¿ Acaso mi generación esta llena de contradicciones y prejuicios ?
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